sábado, 12 de febrero de 2011

Desde el desvan: Imaginemos


Abrimos la sección de la que os he venido hablando estos días con "Imaginemos", una entrada publicada en septiembre de 2007 y que, desde entonces, permanece inamovible como el "Avatar" de esta escombrera. Ninguna otro artículo ha generado más debate ni más visitas que esta reflexión sobre los límites éticos que deben regir nuestra sociedad, quien los impone y si apoyándose en la libertad uno puede sobrevolar cualquier latitud sin poner en duda su derecho a hacerlo.

Aquel breve artículo, escrito tras la lectura de un reportaje sobre las actividades lúdicas que hacían furor en la frontera entre Méjico y Estados Unidos, generó una jugosa trifulca en la que el mítico Clan Natillas hizo acto de presencia por primera vez en el ladrillo y donde un buen número de habituales se enzarzaron en una sana batalla verbal de la que, como pasa en los buenos enfrentamientos, nadie salio herido y todos nos llevamos algo nuevo a casa.

Como sigo pensando lo mismo que entonces, apenas he hecho un par de correcciones de estilo al texto original. Espero que os guste a los que no estabais por entonces paseando por estas páginas y a los que estaban, que este ejercicio de nostalgia os traiga buenos recuerdos.


Imaginemos (16/09/2007)

En su huida del tedio que la rodea, nuestra sociedad está empezando a quedarse sin escondites. Leer, trabajar, viajar, escuchar música, hacer el amor, tomar copas, todo eso se nos queda corto. Cada vez con mayor asiduidad, surgen fórmulas alternativas de ocio que nos desvinculan de la saturada y fastidiosa senda del "día a día". La mayoría de las veces se tratan de actividades más o menos inofensivas para terceros que se limitan a estirar al máximo el flujo de adrenalina que dispara lo desconocido o arriesgado. Sin embargo, hay ocasiones, en las que sencillamente, se cruza la linea.

Recientemente he leído que, en la zona fronteriza de Méjico con Estados Unidos está popularizándose una actividad que responde al nombre de "caminata nocturna". Dicho programa consiste en convertirse por una noche y a cambio de unos 500 pesos (15 euros al cambio) en un "inmigrante".

Durante unas dos horas, los participantes se dedican a evitar las patrullas policiales, a recorrer centenares de metros hundidos en el fango o sumergirse en túneles impracticables para sentir la tensión y el miedo que sufren diariamente los centenares de mejicanos que se juegan la vida para alcanzar otra mejor en un país más próspero que el suyo. Por supuesto, en esta actividad, todo es falso: los policías, las sirenas, las carreras perseguidos por los perros. Si una patrulla te descubre, a pesar de los gritos y de desaparecer dentro del coche, nada impedirá que a las dos horas justas, el capturado espere a sus compañeros en el punto de encuentro con una cerveza en las manos y el coche preparado para volver pronto a casa.

Frivolizar sobre un drama que afecta a cientos de personas que abandonan todos los días familia e hijos a la búsqueda de una oportunidad es, cuanto menos, ofensivo. Imaginemos por un momento que en vez de la frontera mejicana, estuviéramos hablando de la costa de Algeciras. Imaginemos que la caminata, en vez de ser por tierra, fuera por mar. Imaginemos que, a cambio de unos euros, una empresa explotara una actividad diseñada para sentir la emoción de navegar en precario equilibrio sobre una de esas pateras tan chulas que cruzan el estrecho un día sí y otro también. Todos juntos, con la brisa acariciando tu rostro y la espuma de mar salpicando todo a tu alrededor. Podría incluso organizarse la aparición estelar de una lancha de la policía que intentara detener nuestro vehículo. Incluso soltar algún disparo que otro, para crear el ambiente adecuado. Si caes al mar, no hay problema, uno de nuestros buzos, te recogerá y te dejará a salvo en la playa, donde podrás esperar a tus amigos. "Llega donde otros no llegan" podría ser un buen mensaje publicitario.

No sé si será porque me estoy haciendo viejo, pero cada día comprendo menos las cosas que pasan. Me resulta imposible entender que alguien pueda encontrar el menor interés en algo así. Y, sin embargo, docenas de personas se apuntan a estas payasadas, pagan sus 500 pesos y pasan la noche haciendo el moñas por el desierto mientras se dan codazos cómplices los unos a los otros, frotándose las manos sólo de pensar en lo que esta historia va a dar de si cuando la cuenten en la oficina a sus aburridos compañeros. Probablemente, a cien metros de donde esta panda de amapolas se detienen a tomar un Gatorade para recuperar el aliento, unos cuantos compatriotas suyos, desorientados, sedientos y completamente aterrorizados hayan iniciado su senda hacia la muerte, pulverizados por el inclemente sol del desierto. Así se atraganten todos estos caminantes de pacotilla con su bebida y les devoren los coyotes. Por capullos y por aburridos.

8 comentarios:

moncabanas dijo...

Imaginemos que se ponen de moda las ejecuciones sumarísimas de trola para yuppies.
Imagina que algo sale mal..., como me iba a reír con el chiste.

Azid Phreak dijo...

Me he vuelto a leer los comentarios de la original y la verdad es que fué un gran (y divertido) debate. Lástima de la pérdida de aquel ácido comentarista que fué el amigo Natillas (en cualquiera de sus identidades). Machacaba la red sin dejar tiempo a la volea. Esperemos que algún día vuelva por estos fueros.

En cuanto al tema que nos ocupa, sigo pensando lo mismo: cada cual es libre de hacer lo que quiera, siempre cuando no hiera al compañero de al lado. A mi todo esto me parece de un frívolo que espanta. No se que beneficio real habrán obtenido los señores del Parque EcoAlberto en este tiempo, lo que se es que antes el "juego" se ofrecía abiertamente, con multitud de banners y publicidad. Ahora en su web lo único que podría asemejarse a aquello es la "caminata nocturna con sorpresa final" (algo que al situarlo geográficamente en México me ha arrancado un buen escalofrío).

No se, creo que todo tiene un límite.

Tarquin Winot dijo...

Tendría su gracia, Monca. Eso sin duda. Aunque seguro que alguien en algún blog, haría una entrada como ésta.

Frívolo e innecesario, compañero Phreak. Y de total actualidad, desgraciadamente. Siempre hay cabestros que por un segundo de gloria se apoyan en cualquiera, como los panolis que sacaron hace unas semanas un juego que consistía en ver quien despedía más gente en su empresa. Un siglo de flojos y tarados sin ideas, te lo digo yo.

meg dijo...

Tiene usted razón señor Winnot. Sobre todo habiendo otros juegos más interesantes y tan lúdicos como ése (si es que lo es) y menos peligrosos. Por ejemplo la lectura. (Claro que algunas personas necesitan adrenalina a diario para mantenerse enteros).

Por cierto, señor Winnot, tengo que darle la razón sobre John Lanchester. "En deuda con el placer" es uno de los libros más atractivos y raros que he leído. Es una obra de viajes, gastronomia, biografia y novela, todo mezclado en un batido sabroso y atractivo. Las reflexiones finales del señor Winnot (el protagonista -no el autor de este blog-, que por cierto sólo menciona su nombre una vez en toda la obra)son cuanto menos sorprendentes y desconcertantes. Gracias por descubrirme el libro y a su personaje, uno de los más significativos de la literatura actual(como Heatchcliff , o como Ignatius, o como Gurb).

Un saludo y espero más recomendaciones suyas. Feliz fin de semana.

Tarquin Winot dijo...

Me alegra que te haya gustado, Meg. Ahora, ataca "El puerto de los aromas" y el último libro de Lanchester, "Uy", el mejor análisis de la crisis que he leido y, sin duda el más ameno. Besos.

meg dijo...

Gracias señor Winnot. Me haré con !Uy!, porque njo sé la razón por la que me atrae. Ya le contaré a GVde. Un abrazo Tarquin

meg dijo...

le contaré a usted, quería decir. Y perdone la falta.

Tarquin Winot dijo...

Gracias por la aclaración, Meg. He andado buscando al tal GVde por la red y ni rastro, oye :-DDD-