miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sonrisas, risas y carcajadas


Tomando datos para redactar esta entrada, me he topado con un supuesto proverbio escocés que ha captado mi atención por su infantil sencillez y su candida inocencia: según allí se dice, la sonrisa es más barata que la electricidad y da más luz. No sé si , efectivamente la frase será de la tierra de William Wallace o alguien se ha querido marcar un farol, pero, sea como sea, lo cierto es que se trata de una de esas verdades opulentas que solo demuestra su sencillez cuando alguien te la planta ante los ojos.

Decía Nietszsche que el sufrimiento del hombre durante su vida es tan grande que no tuvo más remedio que crear la risa para sobrellevar la existencia. Como es habitual en el muchacho, se pasó de frenada, pero no es menos cierto que una buena carcajada pulveriza la ansiedad más enquistada y convierte la noche en un mediodía o, al menos en un atardecer apañado.

La risa es un bien escaso y cambia de forma más que el gobierno de opinión. Lo que hoy es gracioso, mañana provoca naúseas y lo que a mi puede parecerme una estupidez carente de simpatía, a otro puede parecerle una cima del humor. Por esta razón y por todas las anteriores, quienes se imponen como objetivo provocar la carcajada, la risa o, al menos la sonrisa, gozan ya para mi de un punto a su favor al atreverse a lidiar con algo tan volátil como el humor. Si a eso le sumamos que su deseo es alegrarnos la vida y que en Escocia ayudan a mejorar el estado del bienestar, vaya para ellos este homenaje a través de aquéllos que a través de sus cámaras han intentado enmendar la plana a Iberdrola y fulminar las nubes de nuestros cielos a golpe de fotograma.

Un par de puntualizaciones: por evidentes motivos de espacio y de salud mental de quien escribe y, por supuesto, de quien lea, la relación está limitada a cinco películas (una para cada dedo de la mano, para que no sobre ni uno), en consecuencia, no están, ni mucho menos, todas las que son, aunque sí son todas las que están. Por otra parte, omito deliberadamente una de mis películas preferidas, "El guateque", de Blake Edwards, ya que, si bien, merece estar como primera espada, no es menos cierto que, hace algunos meses, disfrutó de su propia entrada en el ladrillo ("La fiesta de Baskshi") y para repetirse ya están las sardinas en aceite.


UNA NOCHE EN LA OPERA, DE SAM WOOD (1935): Que una película con más de setenta años de antigüedad siga siendo considerada una de las mejores comedias de la historia ya dice bastante acerca de su naturaleza de clásico imperecedero. No será sin duda, por la estructura de su guión ni por su impecable traslado a la pantalla (tanto el libreto como la labor tras la cámara de Sam Wood apenas raspan el aprobado). No, el deslumbrante encanto de esta película y, en general, de todas las cintas protagonizadas por los Hermanos Marx reside, precisamente, en ellos, en Groucho, en Harpo y en Chico, el trio de cómicos más brillante que el cine norteamericano haya tenido jamás en nómina. Casi todos los grandes hitos de su carrera están encerrados en estos exiguos noventa minutos: la escena del camarote, la lectura del contrato entre Groucho y Chico lleno de partes contratantes y considerandos o la cena entre la adorable Margaret Dumont y Groucho. Una orgía imponente inmune al paso del tiempo y siempre fresca como el primer día.

BIENVENIDO MISTER MARSHALL, DE LUIS GARCIA BERLANGA (1953): Que conste en acta que la aparición en esta lista de esta cinta no obedece a cupo patrio alguno sino, sencillamente, a que nos encontramos ante una verdadera obra maestra de la historia del cine. Con el concurso de tres cabezas tan bien amuebladas como la de Miguel Mihura, Juan Antonio Bardem y el propio Berlanga, que patentaron esta corrosiva sátira sobre nuestra piel de toro, visitamos Villar del Río unos días antes de que un grupo de norteamericanos arrastren sus dólares al pueblo. Es cierto que hay un sustrato amargo y cínico en todo cuanto acontece en la escasa hora y cuarto de metraje que dura la proyección, pero teniendo en cuenta todas las escenas en las que el gran Manolo Morán ocupa pantalla, el discurso del alcalde en el balcón o el sueño transoceánico de Pepe Isbert, ¿alguien puede dudar que estamos ante una comedia redonda?

CON FALDAS Y A LO LOCO, DE BILLY WILDER (1959): Escribir una entrada sobre las mejores comedias y no incluir una del maestro, sería como visitar Moody's y no enseñarles las dimensiones de nuestro dedo medio: imperdonable. Me decido por esta conocida muestra del ingenio del señor Wilder (aunque, perfectamente, podría haber incluido "Un, dos, tres", "En bandeja de plata" o "El apartamento") en homenaje a la bellísima Marylin Monroe que, a pesar de desquiciar a todo el equipo con sus incontables excentricidades, luce maravillosa en manos del director vienés. Las vicisitudes de dos músicos (Tony Curtis y Jack Lemmon) que se ven obligados a disfrazarse de mujer para huir de unos delincuentes malhumorados convierten esta cinta en una hito irrepetible y que cuenta además con un final de los que se estudian en las escuelas de cine. ¿Lo peor? Que sabe a poco, que al espectador no le importaría que durara un par de horas más. Pero bueno, ya se sabe: nadie es perfecto.

QUE ME PASA DOCTOR, DE PETER BOGDANOVICH (1972):
Aunque no pueda ver a Barbra Streisand sin echar la magdalena, hay que reconocer que en esta cinta, la hermana perdida de Pinocho luce esplendorosa. Su histérico y comprometedor personaje es el contrapunto perfecto a ese profesor de geológia tímido y encorsetado a quien da vida un Ryan O´Neal con expresión de "quienmemmandaríaamilevantarmeestamañana" durante todo el metraje de esta disparatada comedia en la que un codiciado maletín convierte San Francisco en un desquiciado laberinto de equívocos hilarantes. Es difícil quedarse con una sola secuencia (todas son brillantes y sumamente divertidas), pero me quedo con la enloquecida persecución por las vertigionosas pendientes de la ciudad y, por supuesto, con el inolvidable Kenneth Mars que devora crudo a cada actor con el que comparte encuadre con su emplumada creación del doctor Hugh Simon.

ATERRIZA COMO PUEDAS, DE J.ABRAHAMS, D. ZUCKER Y J.ZUCKER (1980): Mi gran debilidad. A pesar de los cientos de imitadores que siguieron la estela de esta monumental bufonada, la cinta de los hermanos Zucker y de su amigo J. Abrahams permanece imperturbable en la cúspide. Tomando como referencia las populares películas sobre catástrofes que surgieron a finales de los setenta, los tres directores (y también guionistas) montaron un espectáculo a medio camino entre la parodia y el homenaje en el que los golpes de humor se apelotonan a razón de dos o más por minuto (algunos simultáneos, en un mismo plano). Los diálogos entre los pilotos del avión, el impagable Leslie Nielsen o el desquiciado personal de la torre de control son solo algunos de los elementos que convierten el ver esta película en un deber cívico cada vez que es emitida en alguno de los infinitos canales de nuestra pantalla amiga.

12 comentarios:

Azid Phreak dijo...

Jojojo, la hermana perdida de Pinocho... Que malo se me está volviendo usted Mr.Tarquin. Veo que el veneno sigue en su sitio ;-)

De las suyas me quedo con la ternura de Berlanga y la avería mental de los hermanos Zucker. Puntualizo que a la genialmente rebautizada "hermana de Pinocho" yo no puedo ni verla.

Es curioso que a la hora de pensar en cuáles serían mis cinco, coincidamos en directores. Yo no podría establecer un orden de preferencias, pero sin duda estarían El Apartamento (Billy Wilder), Top Secret (Hermanos Zucker y Jim Abrahams), Teléfono Rojo, Volamos Hacia Moscú (Stanley Kubrick), Arsénico por Compasión (Frank Capra) y El Gran Dictador (Charles Chaplin).

Es una pena que "ya no se haga cine como el de antes", aunque la frase parezca un tópico.

Un saludete!

Azid Phreak dijo...

Leches! El Verdugo de Berlanga... Otra de esas de no olvidar, aunque su comedia quede, en su mayor parte, velada por lo trágico del tema.

Mike Lee dijo...

Mal día para dejar de esnifar pegamento.

¡Saludos!

Tarquin Winot dijo...

Yu y yo..... ¿coincidiendo, Azid? Raro, raro ;-D. Recuerdo que en una entrevista a Slash, de Guns and Roses, hablaba del "efecto Streisand" a la hora de montar un escenario: imaginaban a la mujer ganchuda sobre el mismo y si quedaba bien..... ¡¡lo cambiaban!!

¿Has estado alguna vez en una prisión turca, Mike? ¡Juajuajuajua!!

Anónimo dijo...

¿Y qué me dice usted de "Los caballeros de la mesa cuadrada" o "La vida de Brian", señor Winot?
Beethoven

Tarquin Winot dijo...

Pues ahora que no nos escuchan, mi querido Beethoven, le confesaré que los Monthy Phyton no terminan de encajarme: tienen sus momentos, pero la conexión va a trompicones... ¿es grave, doctor?

Möbius el Crononauta dijo...

Grandes clásicos de la comedia, de ¿Qué me pasa doctor? la recuerdo como un buen remake, aunque personalmente yo habría puesto antes muchas otras.

En fin, a reir, que es sano y barato.

María dijo...

'Bienvenido Mr Marshall' y 'Con faldas y a lo loco' son dos grandes películas. Yo las calificaría como peliculones.
Aterriza como puedas me parece una película para pasar el rato. Aunque tiene su punto gracioso, le falta mucho para llegar a las que he mencionado anteriormente.

Besos desde Inglaterra.

P.D.: Mr Wintot, después de unos meses de parón he retomado el blog. Por cuestiones obvias que ya te comenté en julio (vía Facebook) lo he dejado a un lado durante unos meses.

OscarP dijo...

A mi me gustó mucho 'To be or not to be'. Es genial

Tarquin Winot dijo...

Junto con "El guateque", Möbius la película de la mujer ganchuda es mi primer recuerdo claro de reirme a carcajadas. Siempre ha tenido para mi un lugar de honor.

Una vez reactivado, María, cuente conmigo como asiduo visitante.

Muy grande también, OscarP. Confieso que mi idea inicial era llegar a siete películas e incluir la que mencionas y "Annie Hall", pero quedaba una longaniza descomunal que invitaba a la siestecita comprensiva. Habrá segunda parte, seguro.

Lughnasad dijo...

La comedia no es uno de mis géneros favoritos. El mal está en mí, no soy de risa fácil. Claro está que esa película que es capaz de arrancarme una carcajada tiene que ser buena, muy buena.
Recuerdo la vez que más me reí con una peli. Fue viendo 1,2, 3 de Wilder, en cine, pantalla grande y versión original. No, no soy tan viejo. Era un ciclo de cine que en Santiago de Compostela mienstras estudiaba. Me reí tanto, que hubo un momento en que casi me tengo que levantar de la silla y salirme de la sala porque no aguantaba más. Vamos, una genialidad.

Tarquin Winot dijo...

Hace poco he vuelto a verla (yo si que peino canas), Lughnasad, y es una película de las de revolcarse por el suelo. En realidad, pocas hay de Wilder que no lo sean.