Ya sabía yo que era... (XVIII)

TRES COLORES: AZUL, DE KRZYSZTOF KIESLOWSKI (1993)

Con su trilogía sobre los ideales revolucionarios franceses "Tres colores: Azul", "Tres colores: Blanco" y "Tres colores: Rojo", el realizador polaco Krzysztof Kieslowski (un reto para los concursos de deletreo) se consagró como unos de los artístas europeos más aclamados y respetados del momento.

La primera entrega "Tres colores:Azul" tiene como motivo conductor la libertad y para ello, Kieslowski utiliza el drama vital de Julie Vignon (Juliette Binoche), una mujer que, de la noche a la mañana pierde a su marido y a su hija en un accidente de coche. Su dolor y el modo en el que se desarrolla su vida tras la tragedia constituye la base de una obra sumamente simbólica y trufada de guiños cromáticos cuyo prestigio crítico es inmaculado y cuya legión de seguidores castiga con el destierro intelectual a quienes, como un servidor, se aburren soberanamente con la película del polaco de nombre impronunciable.

Es innegable la belleza de muchos de sus planos (la fotografía de Slawomir Idziak es sobresaliente) y la interpretación de Juliette Binoche, tal vez por lo acostumbrada que está a que en su películas la atormenten y la hagan sufrir como si hubiera una apuesta de por medio ("El paciente inglés", "Herida") permanece en la memoria por su sobrecogedora amargura y por la contención con la que la actriz francesa aborda un personaje tan susceptible de resultar estridente y artificial. 

Sin embargo y a pesar de todo ello, la historia de Julie y su búsqueda de la libertad me resulta ajena, no me estremece como debería, no logro sacar mensajes de su ritmo adormilado y de sus exasperantes y lánguidos fotogramas tan hermosos como huecos, tan formalmente perfectos como emocionalmente insípidos. Me puede su atmósfera "artística" y acaba con mi paciencia el continuo "miraqueintensayprofundaesmipelicula" con el que el realizador polaco impregna cada secuencia de esta película que, pudiendo llegar tan hondo, apenas penetra unos milímetros.

De modo que, si no la han visto, personalmente les recomiendo que se la salten y, a cambio, corran a su tienda de discos más cercana- si alguna queda- y se hagan con un ejemplar de la, esa sí, excelsa banda sonora que el también polaco Zbignief Preisner compuso para la ocasión y que logra con diez compases lo que su compatriota Kieslowski es incapaz durante los noventa minutos de metraje de su película: estremecer el alma hasta sus cimientos.

Y, literalmente, por segundos, el triunfo de la semana vuela a los dominios de Athena que ya debe andar buscando sitio en el que colocar su enésimo triplete, el cual alcanzaría en la próxima edición de lograr nuevamente la victoria. Con seis puntos y a punto de robar la cartera a la ganadora, encontramos al gran Lughnasad que fortalece su segundo puesto y aprovecha la pájara de sus perseguidores. María, por su parte, obtiene cinco puntos y adelanta un par de puestos, mientras que Fiona debe conformarse esta semana con tres puntos que la afianzan en el bronce pero no la permiten relajos futuros. Con dos puntos acaba la entrega Mike Lee y Daniel mientras que Carlos, a quien damos la bienvenida al concurso, inagura su marcador con un puntito.

La penúltima edición comienza a prepararse y promete ser un hueso duro de roer. Hasta entonces, estudien y prepárense bien el temario, que aún puede haber sorpresas. Buen fin de semana.