miércoles, 19 de marzo de 2014

Ética y estética

¿Hay límites en el arte? ¿Con la excusa de transmitir un mensaje, tiene derecho el artista a romper barreras morales? ¿No es perverso pensar como Wittgenstein que ética y estética es la misma cosa? Quien crea, ¿dispone de bula para perforar con su obra las convenciones sociales? ¿Está el arte por encima del artista o debe éste cercarlo, encajarlo en los moldes que ya existen y están comunmente admitidos? A éstas y a otras muchas preguntas da extraordinaria respuesta Miguel Angel Hernández- Mahn en la blogosfera y, por siempre jamas en esta escombrera "el marido de Athena"-  en su primera y muy recomendable novela "Intento de escapada", que, ahí lo dejo, fue Mención especial del jurado en el Premio Herralde de Novela de hace un par de años.

Para su fascinante disertación sobre el arte, sus logros y sus miserias, Mahn - uso el acrónimo por languidez. No me lo tengan en cuenta- se vale de Marcos, un estudiante de Bellas Artes, tan henchido de conocimientos como necesitado de experiencias. Al otro lado del cuadrilátero, Jacobo Montes, el artista polémico y transgresor del que todo el mundo habla. Entre ambos, Helena, profesora de Marcos que comparte un pasado poco claro con el artista y que pone a ambos en contacto para que aquél colabore activamente con el artista en su último y extremo proyecto de nombre "Intento de escapada". Durante el desarrollo del mismo, Marcos va a ir descubriendo las respuestas a preguntas como las que mencionaba al principio. Y lo obtenido no siempre va a ser lo que él esperaba.

Desde el inquietante prólogo hasta la última frase (incluso más allá, luego hablo más de esto) Mahn demuestra una maestría narrativa encomiable, un manejo del lenguaje que me hace llorar de pura envidia y una habilidad fuera de toda duda para mantener vivo el interés del lector. Y todo ello, acreditando que el autor no es profesor de historia del arte en la Universidad de Murcia, por casualidad. Éste que podría, perfectamente, haber sido un obstáculo insalvable para mí, lo supera Mahn "cum laude". Me explico.
 
Los habituales ya saben que en temas de arte, mi ignorancia conceptual es insondable. Soy mi propia medida de "lo artístico" y lo que determina ese calificativo no es sino mi propia incapacidad para reproducir lo creado. Con eso, creo que lo digo todo acerca de la validez de mi criterio a la hora de definir lo que es y lo que no es el arte. Por esa razón, me cuesta encontrarme con Marcos y seguirle en su periplo conceptual. Desde un primer momento, siento tal aversión por las obras de Montes que, me resulta un rompecabezas irresoluble entender la fascinación que genera en el protagonista. Me obturan el diafragma los "intensos", los que piensan que matar de hambre a un perro puede estar justificado si así se denuncia la falta de empatía de la sociedad actual. Y, por esta razón, yo tampoco empatizo con los personajes. Me caen gordos los tres, qué le voy a hacer.

Y, sin embargo, Marcos, Helena y Jacobo están tan delicadamente diseñados incluso en su aristas más sucias y puntiagudas, que no pude por menos que pasar las páginas con la esperanza de atisbar algún cambio en su evolución, un detalle que los redima o contemplar como se despeñan. ¿Ocurre esto en "Intento de escapada"? ¿Hay esperanza para Marcos? ¿Y para Helena y Jacobo? Pues podía ser que sí, aunque también podría ser todo lo contrario. No hay más que encontrar el magistral "easter egg" que oculta el autor más allá del final de la novela y que, les ruego no se pierdan, para entender lo que quiero decir. De lo mejor que he leido.

Hay belleza en lo terrible y quien diga lo contrario miente o no se conoce. La oscuridad es falta de luz y su incidencia o no en lo que ilumina o mantiene en tinieblas no afecta al objeto, lo que, en realidad es obra y producto de una mente despierta e iluminada por el talento. De ahí a que todo esté permitido media un largo camino pero debo reconocer que algunas convicciones extremas sobre este tema se me han desmontado tras penetrar en esa sala del Pompidou donde Miguel Angel Hernández ha colocado su obra. ¿Se atreven a levantar la tapa? Yo tenía claro que no, pero ahora no lo descarto. Anímense y prueben ustedes de primera mano.Merece la pena. Mucho.