viernes, 25 de enero de 2013

Cinco razones para ver "Warrior"


1.- Logra que los tópicos no lo parezcan: Dos hermanos, Brendan (Joel Edgerton) y Tommy (Tom Hardy), comparten un padre con tendencia a tumbar botellas de Ginebra a paso ligero (Nick Nolte). Entrenados por éste, ambos hermanos destacaron en su adolescencia como luchadores de algo llamado arte marciales mixtas (luego volveremos sobre este tema) y, ya adultos y por muy diferentes circunstancias, los dos, que apenas han tenido contacto en años, se ven obligados a volver a repartir leña en un cuadrilátero y acaban compitiendo en un torneo eliminatorio con un suculento premio económico. ¿Siguen despiertos? Nunca han visto una historia como esta, ¿verdad? ¿La pereza les invade porque ya saben como va a terminar todo? Pues no deberían ustedes olvidar que cuando algo se eleva a la categoría de tópico es porque ha demostrado con creces que funciona. Si además, como es el caso, hay una dirección espectacular, unos personajes más trabajados de lo habitual y un plantel de actores de los de echarse a llorar por la emoción, tengan por seguro que perderse un espectáculo tan completo, intenso y emocionante como "Warrior" es merecedor de pena capital 
 
2.- Tiene a Tom Hardy en el reparto: De un tiempo a esta parte, no hago más que toparme con este muchacho. Primero fue en "The Dark Knight returns", donde a pesar de calzarse un bozal durante todo el metraje, desbordaba carisma y buen hacer interpretativo. Después vino "Lawless", una muy recomendable trama fraterno-etílico-mafioso- mitológica en la que el actor británico borda un papel con más pliegues y recovecos que la cara de Walter Matthau una mañana de resaca. En "Warrior", no rompe la racha y logra una interpretación memorable. Cuando uno lo ve esperando en el ring a su próximo contricante no puede evitar sentir la necesidad de poner tierra de por medio y huir de esa mirada de berraco asesino. Del mismo modo, esa misma tierra se recorrería con gusto para darle un abrazo y adoptarlo de mascota en la secuencia en la que habla con la viuda de su mejor amigo o durante la última charla con su padre. Calidad interpretativa y magnetismo personal. Salvando todas las distancias imaginables, el Marlon Brando del siglo XXI.

3.- Sú ultimo tercio es deslumbrante: A pesar de sus casi dos horas y media de metraje, "Warrior" es de esas películas que te llevan a cantar aquello de "reloj no marques las horas". Un guión que se desarrolla con un primer acto redondo, un nudo algo más acelerado de lo deseable (algunas personajes cambian de opinión más rápido que lo que tardan en subirse las medias) y un tercio final que es pura dinamita, no solo por las peleas (numerosas, brillantes, trufadas de emoción y rodadas espléndidamente) sino, por secuencias tan intimas como la conversación en la playa entre Tom y su hermano, las escenas que acontecen en los vestuarios y, por supuesto, los últimos quince minutos en los que de nos sentir un nudo en el estómago es muy posible que, en realidad, uno sea familia de Roy Batty. Sonora ovación, por tanto para Gavin O'Connor que además de escribir el libreto, se coloca tras la cámara y nos da la razón a quienes ya dijimos tras "Cuestión de honor" que el muchachote de New York era un valor a tener en cuenta. 

4.- Amplia uno sus conocimientos pugilísticos: Los combates a los que asistimos durante el metraje corresponden a una modalidad de lucha llamada artes marciales mixtas. Ni repajolera idea, sinceramente. A bote pronto, podríamos decir que es una mezcla entre el boxeo, el kárate, la lucha grecoromana y el kick boxing. Pero, perfectamente, podríamos incluir la kale borroka, la riña carcelaria y el intento de asesinato. Desde el rodillazo en los morros hasta el directo a la mandíbula, pasando por el estrangulamiento y la dislocación de hombro. Y todo ello, sin animo de ser exhaustivo. Como es de suponer, teniendo en cuenta la excelente coreografía de las peleas, cada combate que presenciamos es un espectáculo en toda regla del que es difícil despegar la mirada. Nota: a pesar de mi ignorancia, debe de ser un deporte bastante popular, porque son legión los "himself" que aparecen en el reparto, lo que me hace suponer que se trata de organizadores, luchadores y entrenadores reales a los que les han ofrecido pasear el palmito por la película. por algo será, digo yo.

5.- Es una recomendación gusana:El gran Mister Lombreeze, que siembra con su sabiduría la blogosfera desde "De gusanos y lombrices" tiene un gusto exquisito y los que le seguimos devotamente tenemos mucho que agradecerle en casi todas las expresiones artísticas que existen. Por lo que a mis respecta, me ha descubierto músicos como Max Bruch o Prokofiev, cómics como "Kick Ass" o la versión MAX de Punisher- aquí no sé si el mérito es suyo o de Monseñor Gusano. Pero el blog es el blog- y, por supuesto, cine, mucho cine. Si no fuera por la antipatía que siento por su amado Aki Kaurismaki y porque sufre orgasmos con el tordo de "2001" , yo diría que, como el Papa, es casi infalible en sus recomendaciones. De modo que, si yo no les he convencido de que gasten un par de horas de su vida en disfrutar de "Warrior", pásense por sus dominios y dejen que sea él el que les convenza. Aquí les dejo el enlace que llevó a un servidor a descubrir la película, pero no dejen pasar la oportunidad de comprobar como los tópicos aún gozan de excelente salud.

domingo, 20 de enero de 2013

Jazz me vale


Los que me conocen saben que, cuando me da por algo...... me da por algo. ¿Que leo un libro que me entusiasma? Al día siguiente me acerco a la librería más cercana y me vuelvo con las obras completas del autor sin dejarme una. ¿Que veo una buena interpretación en una película? Tardo poco y menos en acudir a la Wikipedia, desentrañar la filmografía del actor o actriz en cuestión y comenzar la búsqueda de todas sus obras, filmaciones familiares en Super8 incluidas. Algunos dirían que es un trastorno cerebral obsesivo- compulsivo. Sin descartarlo, me inclino más por un entusiasmo desmedido generado por la sorpresa, la admiración y el deseo onanista de prolongar el placer "ad nauseam".

En esta ocasión no ha sido un artista en particular el que ha ingresado en mi Panteón, sino un género en si mismo, un descomunal "café para todos" que va a dejar el templo sin aforo durante una buena temporada. 

Con lo que suelo presumir de conocer la música en sus múltiples expresiones, con lo mucho que me gusta que me pregunten quién compuso o quién tocó este concierto o aquel tema y han tenido que pasar más de cuarenta años para que el jazz llamara a mi puerta. Imagínense, cuarenta años sin saber de la vida y milagros de Miles Davis, Charlie Parker, Benny Goodman, Count Basie, etc. Cuarenta años sin haber escuchado "Kind of blue", "Lady in satin" o "Time out". Cuarenta años. Ni más ni menos.  

La espoleta fue activada esta pasada Navidad por "Bird", la biografía sobre el saxofonista Charlie Parker rodada por Clint Eastwood a finales de los ochenta o, más concretamente, por su maravillosa banda sonora que, como es de imaginar, corresponde a las mejores obras grabadas por el músico. Mientras me examinaba de esta asignatura pendiente (admirar al Tío Clint y no haber visto "Bird" es de esas cosas que a uno le costaba confesar) la música del genio de Kansas entraba en mi mente como un ariete, llevándose por delante todo aquello por lo que siempre había rechazado este estilo musical: carencia de melodías, ritmos desquiciantes, homogeneidad instrumental. Sí, sí, lo sé.... pero el que esté libre de pecado....., en fin, ya sabéis.

De modo que, aprovechando la llegada de sus majestades de Oriente, uní mi carta a las de las herederas y el pasado seis de Enero, junto a mis zapatos aparecieron los dos volúmenes de "The perfect Jazz Collection", cincuenta discos que contienen los primeros e indispensables andamiajes de los que uno debe disponer para alcanzar el cielo en el que habitan los grandes nómbres del género. Algunos me suenan ( Nina Simone, Billie Holiday), pero en su mayoría se trata de un territorio virgen y preñado de tesoros por descubrir, un El Dorado que, sin duda me requerirá esfuerzo pero que, también sin duda, me va a proporcionar un torrente de satisfacciones.

Sabiendo esto y que, cuando estoy en una de estas rachas, no me limito a disfrutar de mi nuevo mejor amigo sino que, como buen converso, dedico mis días a captar adeptos a mi causa, ya pueden ustedes irse preparando para una temporada cargada de bares llenos de humo, luces tenues, trompetas, contrabajos, vinilos y voces de seda o de roca. Prepárense a padecer- o a disfrutar, según el caso- de las poco documentadas pero muy personales y excitadas opiniones sobre lo que contienen esos cincuenta discos y los tipos que en ellos participaron. Material hay para dar y tomar y solo he tardado cuarenta años en darme cuenta. Ya me vale.

domingo, 13 de enero de 2013

La melodía escurridiza 2.0: Premios


Teniendo en cuenta la categoría y el buen hacer de los tres ganadores de esta segunda edición de "La melodía escurridiza"- de lo demás, por supuesto, también, pero esta entrada es merecidamente para los honorables galardonados- no es difícil imaginar los quebraderos de cabeza que me ha ocasionado decidirme por unos premios que puedan estar a su altura. Finalmente, he optado por los siguientes. Espero que os gusten.


 
Lo mejor del cine de los setenta, de Jürgen Müller: Salvo "Superman", creo que en esta edición del concurso la década de los setenta apenas ha hecho acto de presencia. Basta con echar un vistazo a algunas de las películas que aparecen magníficamente comentadas en este libro para entender el porqué: "Cabaret", "Tiburón", "El padrino", "Rocky", "El exorcista".... ¿Donde habría estado el misterio? ¿Quien no hubiera reconocido sus celebérrimas bandas sonoras? No hubiera tenido puntos suficientes para todos. Al menos, que tan maravillosa etapa de la historia del cine aparezca en el concurso aunque sea en el epílogo.




El tren del infierno, de Andrei Konchalovsky (DVD): La segunda edición de "La melodía escurridiza" dio el banderazo de salida con este excelente thriller carcelario, tan intenso y rocoso como la partitura que Trevor Jones creara para la ocasión. Esta cinta tiene, además el honor de ser la que mayores quebraderos de cabeza ha causado en esta edición, precisando de dos pistas para que, quien si no, Athena abriera la caja de los puntos. Me hubiera encantado conseguirla en Blu-ray, pero no ha habido forma, oiga usted. En cualquier caso, una de las grandes cintas de los ochenta en una edición con sabrosos extras.




Film Music Volumen 1, de Ennio Morricone: Las notas que creara el compositor italiano para "Los intocables de Elliot Ness" protagonizaron la novena entrega del concurso y, contra todo pronóstico se le atascó a más de uno. Curiosamente, salvo error u omisión, el tema no aparece en este disco recopilatorio, pecado que se compensa con las restantes maravillas que se ocultan en los dos discos de los que se compone este primer volumen. El segundo creo que no ha aparecido aún, pero me da que os lo vais a tener que comprar vosotros.




Tal y como ya pasara en la primera edición del concurso, no hay un premio asignado por puesto sino que es, precisamente el puesto el que otorga el derecho a decidir primero. Es decir, Athena, como flamante vencedora del concurso, tendrá la tienda entera a su disposición, mientras que Lughnasad deberá escoger entre los dos que hayan quedado sin dueño. El que quede libre, pasará a las vitrinas de la bella Fiona. Para ello, los tres galardonados deberán mandarme un e-mail a clanwinot@hotmail.com con los premios ordenados por preferencia para que pueda repartirlos correctamente, así como la dirección a la que debe llegar vuestra elección. Espero vuestros correos, amigos y amigas.

Con esta ceremonia de entrega de premios y los espectaculares fuegos artificiales que corresponden a un momento como éste, la segunda edición de "La melodía escurridiza" cierra sus puertas tras casi un año de andadura y una veintena de partituras. Durante 2013 me temo que no habrá nueva edición, pero es muy probable que al año siguiente retome el asunto. Por el momento, la gramola vuelve a su estuche, el estuche al armario, a llave de éste a su cerradura y el señor de la testa encopetada a retomar el teclado para tocar otros temas que han quedado en el tintero arrastrados por el torrente que ha sido, gracias a vosotros, "La melodía escurridiza 2.0". Mi gratitud a todos y nos vemos en unos días. Hasta entonces, permanezcan atentos al ladrillo.