miércoles, 21 de septiembre de 2016

Desde el desvan: Cinco razones para leer a Fernando Aramburu

Cuando leo las obras de los grandes autores, me siento, que diría Rocío Jurado, "como una ola". Como una ola que al aparcar en mi playa, arrasa hasta los cimientos el valor de mis propios textos. El peso monumental de las palabras de los escritores con mayúsculas perfora mis techos literarios y arroja al más inmenso desierto lo poco o mucho de satisfacción que me hayan podido producir los pobrecitos. Tabula rasa. Sin embargo, imagino que a causa de la resaca, rebuscando entre los cascotes de mi derruido concepto literario y, sin duda, iluminado por los tesoros que la ola no ha podido llevarse, se produce un efecto, digamos, centrífugo y  la mezcla de lo leído con lo poco salvado del desastre reactiva los motores y vuelve a poner en marcha mi autoestima que no por dirigirse a un seguro desastre deja de dar pedales.

Fernando Aramburu es uno de esos grandes autores a los que me refiero, tal vez el más grande que tenemos hoy en día en nuestro país y su última obra, "Patria", publicada hace un par de semanas es la última ola colosal con la que me he topado.

Hace ya algunos años (cinco para ser exactos) en plena resaca de su "Viaje con Clara por Alemania", dedique al donostiarra de oro una entrada inflamada que hoy, con motivo de la reciente publicación de la mencionada "Patria" recupero en la sección de arqueología enladrillada, "Desde el desván". Todo ello, por supuesto, sin perjuicio de dedicar en el futuro una entrada completa a esta obra maestra una vez concluida su lectura (apenas he devorado doscientas de las casi setecientas que tiene el libro). Como siempre, los más curiosos pueden ver la entrada original aquí, pero a diferencia de otras ocasiones, no les invito a que lean el verdadero contenido de la entrada que siempre está en los comentarios: de la etapa dorada de esta escombrera, es la única que se quedó sin comentarios, la pobre.


CINCO RAZONES PARA LEER A FERNANDO ARAMBURU (28 DE MAYO DE 2011)


1.- Es un todoterreno temático: Afincado en Alemania desde hace más de 25 años, el donostiarra Fernando Aramburu es uno de los grandes tesoros de nuestra literatura. Además de un estilo personal y fluido, heredero en muchos aspectos del mejor Eduardo Mendoza, el autor vasco domina la práctica totalidad de las asignaturas literarias: poesía, teatro, relato corto, novela, libros para niños. Parece imposible que la misma persona que describe con maestría la asfixiante atmósfera que se respira en los pueblos de Euskadi que viven bajo el terror etarra, sea capaz con similar habilidad de convertir un libro de viajes en un relato de humor desquiciado y memorable. Su sentido del ritmo y de las proporciones hace que cada libro de Aramburu respire de un modo distinto y que uno no sepa si tras pasar la página, llorará, reirá a carcajadas o, sin más, quedará sin palabras ante el despliegue lingüístico de su autor.

2- Diseña personajes en tres dimensiones:
Del mismo modo que existen personas a las que basta observar su rostro para albergar recelo, creo firmemente que existen seres humanos a los que su escaparate facial no les traiciona, y que transmiten en alta definición una honradez y una pureza de espíritu que dista mucho de resultar hueca o inexacta sino fiel reflejo de lo que alberga su interior. Fernando Aramburu es una de esas personas y lo que transmite tiene calado en su obra. Sus personajes se pueden "tocar", respiran, son físicos, reales, parecen elevarse de la letra impresa y acompañar al lector durante su paseo por las páginas. El modo en el que se expresan, sus reacciones la manera de interconectarse; todo fluye con naturalidad y el que asiste a semejante espectáculo solo puede enmudecer asombrado y seguir leyendo.


3.- Es el autor del mejor libro del año pasado: Me atrevería a decir, incluso, que es uno de los enclaves indispensables a visitar si uno desea conocer las obras literarias más redondas de lo que llevamos de siglo, pero más vale no crear demasiadas expectativas y arriesgarse al desencanto sobrevenido. "Viaje con Clara por Alemania" es un libro de viajes en el que se explora la geografía matrimonial con el mismo detalle con el que se describe a los alemanes, a sus costumbres y a sus ciudades más emblemáticas. Además de su habitual dominio del lenguaje y la narrativa, Aramburu se revela como un maestro del humor más estrambótico, provocando una sonrisa continuada durante la lectura de sus muchas e insuficientes páginas cuando no un torrente de carcajadas. Desde que lo terminé es uno de mis regalos recurrentes y pocas de mis amistades no cuentan con un ejemplar en sus estanterías. Espero que, como poco, les haya generado tanto placer como a un servidor.

4.- Sus novelas se adaptan a la pantalla...... ¡¡y funcionan!!: No es nada habitual, en la relación entre la literatura y el cine español, pero Aramburu goza de una muy interesante versión para la gran pantalla de una de sus novelas más brillantes."Bajo las estrellas", dirigida hace unos años por Félix Viscarre, adapta muy dignamente "El trompetista de Utopía", su tercera novela. Aunque suavizando sensiblemente los aspectos más crudos de su modelo escrito, la película recoge con éxito el guante de dar carne y hueso al indescriptible protagonista de la obra, Benito Lacunza (excelente Alberto San Juan) y obtiene alta puntuación a la hora de recrear esa atmósfera a medio camino entre la tragedia y la comedia en la que Benito y su hermano se mueven tras la llegada de aquél desde su fracasada carrera musical en Madrid para hacerse cargo de la herencia del padre de ambos. Excelente novela y no menos excelente película.

5.-Lucha con las mejores armas contra el terrorismo y el nacionalismo más radical: Con el libro de cuentos "Los peces de la amargura", Aramburu aplica un foco de inusitada potencia sobre las grises y los marcadamente oscuros esquinazos de lo que significa vivir en el País Vasco y hervir junto a pistoleros y partidarios de pistoleros en el caldo del día a día. A través de una decena de relatos de los que resulta imposible quedarse sólo con uno, Aramburu ofrece una visión terrible y amarga de lo que supone en Euskadi no coincidir ni en forma ni en fondo con quienes asesinan, ni con aquellos que señalan a los que aprietan el gatillo. Como es de imaginar, Aramburu recibe pocas invitaciones para participar en los foros abertzales, pero, como también es de imaginar, esto le importa bastante poco. Han pasado ya cinco años desde la publicación de "Los peces de la amargura", pero poco ha cambiado en el pensamiento de su autor: hace un par de semanas, sin ir más lejos, preguntado acerca de su opinión sobre la situación política en el País Vasco y su aparente calma tras la legalización de Bildu, Aramburu ha seguido demostrando que se afeita la lengua a diario al responder que "nunca he visto un caimán vegetariano. Son animales que comen carne y hoy en día han decidido comer vainas y acelgas democráticas".

jueves, 8 de septiembre de 2016

Diane en la sombra

El objetivo estaba claro: la peliaguda y criticada "Escuadrón Suicida". Herederas colocadas por varias horas, bella Señora Winot sudando la camiseta en El Retiro preparando la Spartan y servidor con dos bolsas rebosantes tras un paseo por FNAC de los que crean adicción y la perspectiva de ver a los chicos de DC en su nuevo intento de ganar terreno en esta desigual batalla que mantienen con Marvel por el cetro de las películas superherócias. No me negarán que el plan era perfecto y apetitoso, un manjar para una mente como la mía, indudablemente. Así que se pueden hacer una idea de mi apocalíptica expresión de incredulidad cuando llegué al cine para descubrir que la cinta de Jared Leto y Will Smith acababa de emigrar y había sido sustituida en la cartelera por "Ben- quefaltahaciascriatura- Hur".

¿Y que iba a hacer? ¿Volver a casa vencido y desarmado? Imposible, las carcajadas de la bella Señora Winot se hubieran oído hasta en casa de José Manuel Soria. No, había que cambiar de planes y, la verdad, las opciones eran pocas. Descartada "Ben- Hur" por imperativo moral, me quedaba, "Mascotas" (ya vista), la última de Carmen Machi (antes me hago vegano) y una desconocida cinta de terror de la que curiosamente, no tenía noticias y que respondía al nombre de "Nunca  apagues la luz". ¿Imaginan donde acabé, verdad? Pues que sepan que fue todo un acierto y que, bien por la falta de expectativas, bien por la de personas en la sala o bien por ambas cosas, no eché de menos ni por un instante a los desquiciados miembros del Escuadrón Suicida.


Ya les aviso que el debut del realizador David Sandberg no es la cuadratura del círculo y que fantasmas vengativos (la amiga Diane, en este caso) que se muestran reacios a que los demás vivan tranquilos los hay a puñados en la historia del cine. Pero ese arranque que te clava a la silla, esa Diane que apenas se intuye en cada sombra, o ese acorde final con contundente giro final, logra que "Nunca apagues la luz" coja altura y destaque sobre sus compañeras de genero. Hay además, conflictos generacionales, un manejo bastante digno de las relaciones fraternales, un romance creíble, múltiples guiños a los comics de DC y un mcguffin coherente que permite entender sin suspender excesivamente la credibilidad porqué pasan las cosas que pasan en la película.


No se puede negar, además, la existencia de una buena dirección de actores, destacando especialmente una María Bello vibrante y esplendorosa en su laberinto y la química innegable entre la australiana Teresa Palmer y el botarate de Alexander Di Persia que, contra todo pronóstico bordan sus personajes (protagonista casi absoluta y consorte con recursos, respectivamente). La labor de Sandberg es muy artesana, con estilo, con ausencia casi absoluta de sangre, sin ángulos innecesarios ni excesiva tendencia a los golpes de efecto (Atentos a la primera aparición de Diane. Me suda la nuca solo de recordarla) y con una malsana pero eficaz habilidad para la construcción de atmósferas desasosegantes. El producto de se le va un poco de las manos en el ultimo cuarto pero ese gancho de derecha que el director sueco logra mandar en los últimos segundos para poner el lazo al pastel hace que esperemos con mucho interés su próxima película.

No marcará sus vidas, pero lo que si les garantizo es que durante un tiempo más o menos largo después de ver "Nunca apagues la luz" (que por cierto, se basa en un cortometraje de apenas tres minutos del propio Sandberg) van a mirar con desconfianza hacia las sombras que les rodean. ¿Quién sabe lo que podría ocultarse dentro? ¿Lo oyen? ¿Escuchan como cruje la madera? ¿Que hacen aún ahí? ¡Huyan, insensatos! Como diría, la pequeña Caroline, caminen hacia la luz o están perdidos.