jueves, 29 de julio de 2010

Cruzando el charco


Aprovechando lo único bueno que tiene el horrible y sofocante verano, es decir, las vacaciones, el ladrillo echa el cierre hasta septiembre, cuando volverá, espero, renovado, revitalizado y restructurado. Es mi intención dotarlo de un mayor dinamismo y que las actualizaciones no supongan la excepción. Lo he intentado varias veces sin éxito (los cerros de Úbeda siempre han sido una de mis localizaciones favoritas), pero seguro que esta vez, lo consigo.

En el horizonte, un ramillete de destinos veraniegos de pelaje diverso que incluye, entre otros, mi asignatura pendiente con New York, la ciudad que nunca duerme y a la que, por cortesía de los abuelos del Clan, la bella señora Winot y un servidor visitarán durante diez días que se antojan toda una experiencia. No se preocupen ustedes que daré buena cuenta de todo lo que se cocine en la ciudad a la que el cochinazo de Spiderman cubre de telarañas.

Buen verano a todos, disfruten del tiempo, atiendan a sus amigos y familiares y nos vemos a la vuelta.

viernes, 23 de julio de 2010

Repoker


El tema de las listas de favoritos en las bitácoras cibernaúticas es un género en si mismo: mis libros favoritos, las mejores películas de terror de este siglo y del pasado, los modos más brillantes de cocer un huevo..... En este mismo y enladrillado lugar he dejado constancia de varios de ellos, encontrándome siempre con el mismo problema, que no es otro que el de decidir los puestos del segundo en adelante. El momento preciso en el que se escribe, la frescura del recuerdo, el estado de ánimo; son demasiados los elementos que juegan en la decisión y las opciones, numerosas, se enredan con ahinco y, en muchas ocasiones, una vez que la lista está hecha, uno se ve obligado a volver sobre sus pasos y desdecirse. Eso no ocurre, sin embargo, con el primer puesto.

Cuando del campeón se trata, mi mente no abriga dudas y poco importa que haga seis años que no escucho el disco o que ni siquiera quede rastro físico del comic que tiene el honor de encabezar la lista correspondiente. Tan sólidamente se encuentran instaladas estas obras en su merecido trono que, en la mayor parte de los casos, las telarañas cuelgan de sus coronas sin que ninguna joven promesa haya logrado derrocar al monarca. Cada uno tiene los suyos y los míos son los siguientes.

- La mejor película de todos los tiempos: Los veteranos del lugar ya conocen la pasión incontrolada que sufro por "La huella" de J.L.Mankiewicz. De hecho una de las primeras entradas de esta bitácora (¡¡agosto de 2007!! Cómo pasa el tiempo) fue dedicada a esta maravilla cinematográfica de principios de los setenta con el clarificador título de "Rozando la perfección". No voy a entrar más en detalle sobre ella para no sobrecargar la batería pero quién quiera puede leer más aquí.

- El mejor libro de todos los tiempos: Es la única categoría con novedad en los últimos años. Hasta que Mario Benedetti apareció con "La tregua" por la puerta de mi casa, de la mano de mi querido Otis y su excelente criterio literario, otro hispanoamericano de primera, Mario Vargas Llosa con otra joya deslumbrante como "La guerra del fin del mundo" ocupaban por derecho propio la cima literaria de mi santuario. Pero el empuje de ese Martín Santomé que se sacó de la manga Don Mario es una fuerza de la naturaleza contra la que nadie puede ofrecer resistencia. También dejé cumplido homenaje en el ladrillo hace aún más tiempo que la anterior en una entrada de nombre ,"Imprescindible" y que puede uno leer aquí.

- El mejor comic de todos los tiempos: Durante un par de años, Forum, la editorial que publicaba en los ochenta las aventuras de mi amado Spiderman, decidió incluir los comics de Daredevil como complemento en los tomos quincenales dedicados al cabeza de red. Reconozco que no les hacía el menor caso y que el diablillo rojo y sus historias me importaban bastante poco. Pero entonces empezó la saga "Born again", cortesía de Frank Miller al guión y David Mazzucchelli al lápiz y mi concepción del comic como un mero entretenimiento cambió para siempre.

Durante su publicación (la historia ocupa siete números completos) el que padeció mi completa indiferencia fue Spiderman, que tenía que ver como me lanzaba en picado sobre las últimas diez páginas de cada número para seguir con los ojos como platos la agónica, cruel y asombrosamente humana batalla entre Daredevil (más bien entre Matt Murdock) y el mal en estado puro que personaliza ese villano de primera división que es Kingpin. Completamente descatalogado, y, en mi caso, desaparecido en combate tras un ataque de "madurez adulterada" a la que me referí aquí hace unos meses, Panini Comics me alegra el verano anunciando una nueva edición a todo lujo en el mes de agosto que, obviamente, pasará a ocupar lugar de honor en mi biblioteca.

- El mejor disco de música clásica de todos los tiempos: Por si sola, "Tosca", la opera de Puccini ya es mi obra clásica por definición. Sus arias irrepetibles, su furia, su dramatismo y las melodías insuperadas del maestro italiano no conocen igual en la historia de la música clásica. Pero es que, además, tuve la suerte de escucharla por primera vez en la que es casi unánimente considerada como la versión de referencia y uno de los grandes monumentos discográficos de la historia. Maria Callas, Giuseppe di Stefano y un insuperado Tito Gobbi se reunen bajo la batuta incandescente de Victor de Sabata en un volcán de pasiones descontroladas cuya ferocidad e intensa emoción es, en ocasiones, casi física.

La grabación es de 1953 y el sonido no es, por supuesto ni limpio ni perfecto, pero poco importa eso. De hecho, la textura áspera y sucia de la grabación (doble disco a precio irrisorio en El Corte Inglés. Casi un deber moral hacerse con ella) juega a su favor, otorgándola una inmediatez y una cercanía que, de otro modo, sería imposible lograr. Para hacerse una idea de lo que digo, nada mejor que disfrutar de la famosa escena de la tortura que, gracias a la Red, puede disfrutarse aquí (atención al glorioso "tour de force" que se marca el señor di Estefano en el minuto 4,20. Un prodigio.)

- El mejor disco de música moderna de todos los tiempos
: Tal vez sea una boutade llamar moderno a un disco editado en 1979, pero no se me ha ocurrido otro modo de enfrentar el rock y el pop del siglo XX y el XXI con la concepción de "música clásica" a la que me he referido anteriormente. En realidad, ahora que lo pienso, "The Wall", de Pink Floyd es un clásico por lo que no he andado del todo desencaminado.

Dejando a un lado etiquetas, no puedo negar su puesto de primer espada a Roger Waters, David Gilmour y el resto del equipo, que en tan lejanas fechas construyó este edificio musical propio de un genio de otros tiempos. Puede hacer más de cinco años que no escucho una nota de "Run like hell", "Mother", "Another brick in the wall" o "The trial". Y podrían pasar otros diez. Y otros veinte y no podría olvidar una obra que durante mi adolescencia escuchaba a diario y que llegué a conocer como la palma de mi mano en su versión oficial y en cuantas grabaciones piratas me han sido dadas a conocer, sin olvidar la banda sonora de la versión cinematográfica que filmara Alan Parker y que incluía sensibles variaciones sobre la partitura original, así como el megalómano espectáculo que Waters organizará en Berlín con motivo de la caída del muro, mutilación final incluida. Si hay algún semoviente que aún no conoce esta incomparable obra maestra, que deje de leer ahora mismo y corra a su tienda de discos más cercana. Siempre me deberá una.

miércoles, 14 de julio de 2010

En ebullición


Está comprobado que, si de efectividad letal se habla, las bajas temperatras baten con holgura a las altas. Los estudios demuestran que, cada año, unas 200.000 personas mueren en Europa a consecuencia del calor. No es poca cosa. Sin embargo, cuando los termometros se despeñan, la cifra se eleva hasta el millón y medio de víctimas. Si el frío fuera un asesino en serie, Freddy, Jason, Michael y el resto de la alegre parentela llevarían mucho tiempo jugando al Trivial.

En cualquier caso y digan lo que digan los estudios, donde haya una buena racha de viento siberiano que se quiten el bochorno y los cuarenta grados a la sombra. ¿Que entra el viento racheado y nos congela las lágrimas? Gorro y guantes ¿Que se desprenden del firmamento canicas de hielo y no se puede salir a la calle? Sin problema. Un capítulo de "How I met your mother", la mantita de rigor y un café calentito. Mano de santo, oiga usted.

Sin embargo, cuando el aire se solidifica, y aplasta al transeúnte convirtiendo la gravedad en una plomada, cuando el suelo se deshace bajo tus pies y el agua apenas tiene tiempo de evaporarse antes de deslizarse por nuestra garganta en carne viva, entonces.... entonces, ¿qué hacer salvo dormitar, sudar y andar en una especie de resaca interminable, fruto del insomnio asesino que genera el fuego nocturno de estos meses estivales?

Mis días pasan en una rueda inagotable de sudores, pañuelos y botellas de agua. El plácido y agradable viaje hasta el trabajo enfrascado en algún libro se ha convertido en un suplicio que me empapa hasta los huesos y en el que no poco tienen que ver los sindicalistas caníbales que pueblan el subterráneo madrileño y nos torturan con sus huelgas agónicas e incomprensibles. La comida es más pastosa, los hielos se limitan a aguar las bebidas, incapaces de cumplir la misión que, por naturaleza les corresponden y las camas se convierten en sarcófagos de aire caliente en los que agonizamos cada noche y de los que solo nos levanta la esperanza de que ayer, como antiguamente, se equivocaran con el pronóstico del tiempo y en lugar de barras de fuego, la mañana nos sorprenda con una granizada en condiciones y sea posible volver a sacar nuestros abrigos de los armarios en los que cumplen condena. La fe mueve montañas.

miércoles, 7 de julio de 2010

En otras palabras: Mr. Lombreeze


Desde "De gusanos y lombrices" nos llega la aportación a esta sección del incomparable Mr.Lombreeze, voraz devorador de cultura variada, de exquisito gusto musical y máximo exponente del género "épico anélido" cuya mejor expresión es la saga de "El salitre de las botas de Pockollock", que hace uno pocos días puso punto y final con gran éxito de crítica y público.

A nuestro invertebrado amigo le gusta hurgar en las heridas y observar la realidad desde puntos de vista alternativos. No siempre uno puede estar de acuerdo con sus apreciaciones, pero es innegable que sus escritos siempre aportan una perspectiva interesante que suele generar controversia, debate y sana disputa. El artículo que aquí se recoge es una clara muestra de su buen hacer.

A menos que se produzcan nuevas aportaciones, la sección concluirá hoy. Creo que ha sido una experiencia muy positiva que nos ha permitido conocer facetas ocultas de quienes han aceptado el ofrecimiento con un nivel ciertamente alto. Gracias desde aquí a todos y, por supuesto, aquellos que aún se lo estén pensando o quienes ahora conozcan la iniciativa (cuyas "bases" pueden encontrarse aquí) que sepan que sus colaboraciones siempre serán bien recibidas.


El árbol de la noche triste


Creo que ningún libro de Historia dice nada parecido a esto: "los Romanos imperialistas conquistaron la península Ibérica masacrando a los pueblos que la habitaban, esclavizando a la población indígena y robando sus riquezas y blablabla". Tampoco he oído nunca (y no digo que no haya sucedido) a nadie manifestar que los auténticos españoles eran los celtíberos y no los conquistadores romanos. Bueno, con la excepción abertzale que sigue delirando con sueños vascones.

Pero de la Conquista de América he oído y leído ya casi de todo. Desde eso de quién descubrió a quién, pasando por el antropofagismo de los analfabetos indígenas, la codicia y sed de oro de los crueles españoles (o castellanos, o extremeños, o vaya ud. a saber), razonamientos del estilo "los mayas no conocían la rueda pero qué pasada de calendario que tenían", y etc, etc. En fin. Casi todo esto huele más a politiqueo y revisionismo que a otra cosa.

Lo de que los españoles fueron al "Nuevo" Mundo a conquistar territorios para explotar sus recursos es algo que a nadie se le escapa. (Una fea costumbre que tienen los pueblos desde hace milenios). Que para conseguirlo se dieron hostias a diestro y siniestro con los indígenas que no se dejaron, también. Que todos los indígenas americanos no eran iguales ni configuraban una hermosa fraternidad intercultural sin fisuras, lo mismo. Que los tlxacaltecas les tenían muchas ganas a los aztecas lo demostraron en la toma de Tenochtitlán.

Pero claro, una de los primeros cachivaches que llevó Hernán Cortés a México fue una imprenta, (no está demostrado que fuera a utilizarse para machacar la cabeza de Cuauhtemóc y parece que su función era imprimir libros). No menos cierto es que la Universidad de México se fundó en 1551, solamente 30 años después de la llegada de los primeros colonizadores españoles. Otro episodio que no se comenta mucho es la promulgación de las Leyes Nuevas de 1542, como se puede leer aquí http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_Nuevas Y etc-etc.

Así que lo que yo percibo es que Conquista sí, con las atrocidades que una guerra conlleva, pero desparrame no y genocidio tampoco. En cualquier caso, todo esto sigue siendo interpretable y que cada uno saque las conclusiones que quiera.

Lo que nunca entenderé es el por qué algunos mexicanos consideran que los aztecan fueron más tatarabuelos suyos que los españoles. Y no lo entiendo porque el 65% de la población mexicana es mestiza (más el 20% de población de raza blanca), el 88% católica y prácticamente la totalidad de la población habla español. Así que aunque mi abuelo Baldomero hubiera mandado ejecutar a monjitas inocentes durante nuestra Guerra Civil, la respuesta a a la pregunta "Quién fue tu abuelo?", sería "Baldomero" (Nota. Mi abuelo Baldomero fue vendedor de zapatos y no mató nunca a nadie). Ellos verán lo que hacen con los libros de Historia de sus escolares, pero como dijo Octavio Paz:

No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía esta en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas. Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país- no seríamos lo que somos. Seriamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas distintas.”