martes, 4 de octubre de 2016

El corazón y la estatura

Aunque me gusta presumir de la variedad temática del ladrillo, no es menos cierto que si uno se pone a pasear por sus casi diez años de historia, es fácil localizar una inquietante tendencia a recomendar y alabar películas, libros o comics dedicados a temas retorcidos cuando no profundamente truculentos. Creo que una de las cumbres del cine es "Los puentes de Madison" y no tengo problemas en reconocer que lloro como una niña tonta cuando llego al tramo final "La tregua" o escucho el Adagio de Barber, pero negar que la sangre y el lado oscuro de las cosas ejercen una poderosa influencia en mis gustos culturales sería absurdo y, además mentira. 

Y como el absurdo me erosiona la paciencia y no me gusta mentir, a pesar de dedicarme a lo que me dedico, hoy les voy a recomendar la lectura de "Big man plans", otra historia gruesa y escabrosa, de esas que tanto me gustan y que ya desde la portada, la cual pueden contemplar a su izquierda, hacen arquear la ceja a la bella y estupefacta Señora Winot.

¿Que de qué va "Big Man Plans"? Pues, básicamente, de venganza y de justicia, entendiendo esta última en el más estricto sentido del ojo por ojo y, sobre todo (lo entenderán cuando lean el comic) del diente por diente. Ni Eric Powell ni su colega Tim Wiesch, por tanto, han descubierto la fórmula de la gaseosa. Pero hay un detalle que diferencia este cuento atroz y vacío de esperanza como pocos del resto de sus numerosos compañeros de cuarto. Aquí el fumigador de cólera no es un ex-marine trastornado ni un honrado padre de familia agujereado por el dolor. Aquí quien se erige en juez, jurado y martilleante ejecutor, es un enano (del que ni siquiera llegamos a saber el nombre) con una infancia y una juventud de novela de Dostoyevski y que en Vietnam sirvió a su país masacrando Charlies en sus propios túneles (ventajas de medir menos de metro y poco). Una carta, cuyo contenido solo se conoce en las últimas páginas, es el detonante de una furia asesina que concluye en un tramo final apto solo para estómagos de cemento.

Rodillas, dedos, narices... Todo vale.

Que nadie se acerque a este comic en un mal día. Posiblemente, en este formato, "Big man plans" es la historia más correosa, deprimente y salvaje con la que me he topado. En el guión de Eric Powells y Tim Wiesch no hay ventanas por las que sacar la cabeza para escapar de la brutalidad y la violencia que desde la primera página ataca al lector. No hay humor de ningún tipo, ni luz, ni espacio abierto, ningún sendero que conduzca a la esperanza. Uno tiene la sensación de estar en unos de esos túneles por los que la "versión diminuta de la muerte" (así llaman los Charlies a nuestro peculiar héroe durante la guerra) campó desatado en la selvas vietnamitas, pasando páginas como si reptara entre el polvo y la oscuridad camino de una inevitable y espantosa muerte. El magistral dibujo del propio Powell complementa a la perfección esta atmósfera irrespirable que les comento con un realismo de una truculencia insoportable en ocasiones (atención a la escena en el hospital. Difícil de olvidar). Incluso en las fases en las que nuestro hombre no está repartiendo martillazos, generalmente recordando y dando pistas al lector de la fuente de su ira, los tonos ocres y los trazos agresivos y disonantes de Powell, no conceden tregua.

Cada uno tiene sus gustos, sus parcelas, sus zonas de comodidad. Pero, a veces, hay que hacer un esfuerzo y sacar la patita fuera del círculo, forzarse a mirar al otro lado de la calle, más allá de la farola. Como les decía al principio, no hay géneros incompatibles, ni compartimentos estancos cuando hay calidad en la propuesta. Y "Big man plans" es un buen ejemplo de ello. Muy bueno, de hecho. Por mucho que parezca escrito en una noche de pesadilla con la sangre que borbotea de una cabeza machacada a martillazos.

6 comentarios:

javierfuzzy.blogspot.com dijo...

Ya tengo regalo para el próximo San Andrés, onomástica de mi único ahijado, amante del comic truculento y de la música electrónica. Comparto sus dos gustos..., igual me quedo con el comic y le ofrezco una botella de tequila, también aficionados los dos al Herradura, ??, soy un mar de dudas en este momento.
Saludos,
JdG

Tarquin Winot dijo...

Pues leer esta historia tumbando Herraduras, Javier, es un plan de lo más apetecible... Os envidio.

Holden dijo...

Parece una recomendación que me gustaría leer, oyes. Igual lo busco y todo, que me ha gustado lo que cuentas de este cómic ^^

Tarquin Winot dijo...

Lo vas a tener fácil, Holden... Hasta en El Corte Inglés lo he visto...

María dijo...

Nunca pensé que lo diría, pero prefiero ver Los puentes de Madison (pastel donde los haya) antes que Big Man plans.

Tarquin Winot dijo...

¿Vuelves con ganas de provocar, eh, Marieta? Jajajjajaja... Buena noticia, en cualquier caso. Me alegro de verte.