El 25 de abril de 1926, en el Teatro alla Scala, en Milán, tuvo lugar, bajo las órdenes de Arturo Toscanini, el estreno oficial de la ópera "Turandot", la partitura inacabada del compositor italiano Giácomo Puccini (1858-1924). Al llegar al punto en el que muerte sorprendió al maestro, Toscanini, en un gesto tetral, pero efectivo, detuvo la representación y anunció que"la ópera concluye aquí", mientras el telón descendía lentamente sobre el escenario entre la ovación unánime del publico. Imagino que a Franco Alfano, el compositor al que el propio Toscanini encargó concluir la partitura tomando como referencia las erráticas notas dejadas por Puccini, no le haría demasiada gracia la ocurrencia del genial director de orquesta, sobre todo teniendo en cuenta que Alfano se negó inicialmente a llevar a puerto el trabajo encomendado, considerándolo en todo momento como una misión imposible en la que era imposible estar a la altura. Pero lo cierto es que su intento de no desmerecer lo escrito hasta ese momento por el genio nacido en Lucca tuvo que esperar a la segunda representación para ver la luz
Con Puccini, yo di mis primeros pasos en la ópera. Cogido de su mano, lo acompañé a París, para reír y llorar con los amoríos de Rodolfo y Mimi, a los que rodeó de un deslumbrante aura musical en "La Bohème". Sin apenas respiro, viajé a China y allí pude asistir al nacimiento de una pasión desbordante y mortal: la de la bella Cio-Cio-San por el botarate presuntuoso de Pinkerton en la más desgarradora historia de amor que habita el repertorio operístico y que responde al nombre de "Madama Butterfly". Desde entonces, su devastador duo de amor, el popular "Un bel dì vedremo" o esa obra maestra de ingeniería musical que es el trío "Io so che alle sue pene non ci sono conforti" me acompañan donde quiera que vaya.
Para el siguiente paso, el maestro Puccini contó con la inestimable colaboración de María Callas, Tito Gobbi y Giuseppe di Stefano que con su incandescente versión de "Tosca" a las órdenes de un destadado Victor de Sabata, lograron instalar esta wagneriana obra maestra llena de violencia, sexo, traición y odio en un escalón tan alto que, aún hoy, varios años después de su descubrimiento, ninguna otra partitura ha logrado alcanzar. "Recondita armonía", el Te Deum con el que concluye el primer acto o el desgarrado "E lucevan le estelle" son momentos insuperados en una cadena magistral de acontecimientos musicales que se suceden sin descanso.
Acabo de volver de Japón, de disfrutar de las enigmas de la gélida y cruel princesa que da nombre a su obra póstuma, "Turandot" y aún me queda un largo viaje por la producción operísitica de este genial italiano, amante de la velocidad y de los automóviles de alta cilindrada al que un cáncer de garganta se llevó mucho antes de lo debido, pero coincido plenamente con aquello que escribió hace unos años, Francisco Camino en, "Clásica" su indispensable prontuario de referencias discográficas, "cuatro piedras angulares soportan el edificio del repertorio internacional de la ópera: Mozart, Verdi, Wagner y Puccini (..) pero, ¿es posible concebir una temporada de ópera, imaginar la existencia de esa institución intangible y ritual que llamamos repertorio sin Mimí, Tosca o Butterfly?" . Personalmente creo que no.
E LUCEVAN LE ESTELLE (TOSCA)
Con Puccini, yo di mis primeros pasos en la ópera. Cogido de su mano, lo acompañé a París, para reír y llorar con los amoríos de Rodolfo y Mimi, a los que rodeó de un deslumbrante aura musical en "La Bohème". Sin apenas respiro, viajé a China y allí pude asistir al nacimiento de una pasión desbordante y mortal: la de la bella Cio-Cio-San por el botarate presuntuoso de Pinkerton en la más desgarradora historia de amor que habita el repertorio operístico y que responde al nombre de "Madama Butterfly". Desde entonces, su devastador duo de amor, el popular "Un bel dì vedremo" o esa obra maestra de ingeniería musical que es el trío "Io so che alle sue pene non ci sono conforti" me acompañan donde quiera que vaya.
Para el siguiente paso, el maestro Puccini contó con la inestimable colaboración de María Callas, Tito Gobbi y Giuseppe di Stefano que con su incandescente versión de "Tosca" a las órdenes de un destadado Victor de Sabata, lograron instalar esta wagneriana obra maestra llena de violencia, sexo, traición y odio en un escalón tan alto que, aún hoy, varios años después de su descubrimiento, ninguna otra partitura ha logrado alcanzar. "Recondita armonía", el Te Deum con el que concluye el primer acto o el desgarrado "E lucevan le estelle" son momentos insuperados en una cadena magistral de acontecimientos musicales que se suceden sin descanso.
Acabo de volver de Japón, de disfrutar de las enigmas de la gélida y cruel princesa que da nombre a su obra póstuma, "Turandot" y aún me queda un largo viaje por la producción operísitica de este genial italiano, amante de la velocidad y de los automóviles de alta cilindrada al que un cáncer de garganta se llevó mucho antes de lo debido, pero coincido plenamente con aquello que escribió hace unos años, Francisco Camino en, "Clásica" su indispensable prontuario de referencias discográficas, "cuatro piedras angulares soportan el edificio del repertorio internacional de la ópera: Mozart, Verdi, Wagner y Puccini (..) pero, ¿es posible concebir una temporada de ópera, imaginar la existencia de esa institución intangible y ritual que llamamos repertorio sin Mimí, Tosca o Butterfly?" . Personalmente creo que no.
E LUCEVAN LE ESTELLE (TOSCA)
10 comentarios:
domingos de futbol y caricaturas del tio carmelo presentan:
real madrid vs sevilla en vivo!!!
y maraton de mazinger z
todo el dia.... saludos
Puccini, mi compositor de operas favorito... la primera opera que vi en vivo y en directo fue Turandot... ¡qué nerviosa estaba! ¡Y cómo me gustó!
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
Vaya, Tarquin!!! Se te ve un experto en ópera y en Puccini. Yo solo conocía lo básico de este compositor gracias a mi profesor de música de 1ºde BUP (lo que se estudiaba antes en el instituto con 14 años).
Creo que solo nos mostraron LA BOHEME, (fragmentos).
Te confieso que me has despertado mucha curiosidad sobre "Turandot".
Saludos!!!
Bueno, bueno... Mi favorita de Puccini -ahora mismo, porque una evoluciona y los gustos cambian- es Tosca. Impresionantes los momentos que has citado y ese desgarrador Vissi d'arte donde comprendemos por qué Floria es como es, por qué siente lo que siente y por qué actuará como lo hace... y cuando lo canta la Divina, entonces el viento se para y el silencio atrona.
PD: Verás cuando el Schicchi te haga sonreir, querido Tarquin... :)
PD: Estoy de acuerdo con los cuatro grandes pilares de la ópera: sin Mozart, Verdi, Puccini y Wagner, esto no sería lo que es.
Gracias por el comentario, Drak. Bienvenido y disfruta de la maraton.
Tenía un poco abandonada "Turandot" tras el descubrimiento de "Tosca", que me hechizó por completo. La estoy empezando a recuperar ahora, Marguis y es una joya.
Cualquiera de sus obras es irreprochable, Alberto. Casi te recomiendo que empieces por "La Boheme" o, incluso "Tosca". "Turandot" es, en mi opinión más "dura" para adentrase en el mundo de Puccini.
Te confieso, Faria que esta entrada está motivada en gran medida por la que publicaste hace unos días sobre "Il trittico" que me ha hecho aparcar temporalmente mi año Haydn (Casi todas sus obras maestras están saliendo a mitad de precio en Decca, integral de sinfonias a cargo de Dorati, incluidas). De modo que, un millón de gracias.
Me reconozco un absoluto neófito en temas de música clásica...aunque hay momentos como este que pones que son capaces de ponerme la piel de gallina...
un saludo
Con padre y abuelo apasionados de la música clásica y la ópera, Mozart, Wagner, Bethoveen y demás, prácticamente han sido compañeros de juegos.
La primera vez que vi una ópera en directo fue "La Traviata", que aunque típica para iniciarse en este mundillo, no dejó de resultarme apasionante.
Al hablar de ópera siempre recuerdo esa escena de "Pretty Woman" en la que una anciana le pregunta a Julia Roberts si le ha gustado la ópera que acaba de ver y ella le contesta, entre lágrimas, "Por poco me meo de gusto en las bragas..." GENIAL!!
Saludos!!
Te pongo en antecedentes, Angel. El que canta es un pintor que acaba de ser condenado a muerte, nunca volverá a tener un pincel en las manos ni ver a la mujer que ama y apenas faltan unos minutos para su ejecución.... ¿a que así resulta todavía más estremecedor?
Mi "primera vez" también fue "La traviata" y resultó toda una experiencia. Gracias por la aportación, P.
En mi opinión es el mejor compositor de arias de todos los tiempos. Las más bellas de la Historia de la Música son suyas.
Amen, mi querido Lombreeze. Por si no estaba claro, hace poco recuperé uno de mis primeros discos de ópera, con el obvio título de "Las mejores arias de opera" y el amigo Giacomo pulverizaba a sus contrincantes. Un fenómeno.
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