Cuando apenas sobrepasaba la quincena, servidor solía pasar las tardes de los sábados en una popular discoteca del centro de la capital que disponía de un "horario especial" para menores de edad. Durante la franja que iba desde las cinco de la tarde a las nueve de la noche, la sala ponía a disposición de su espinilloso público todas sus instalaciones y servicios salvo la distribución de bebidas alcohólicas, de modo que que el tiempo se gastaba en hacer el cabra en la pista de baile, flirtear con las chicas, ensayar pose ante las seleccionadas y suplicar al camarero que pusiera en tu refresco algunas gotas del contenido de las botellas que se apiñaban en las estanterías superiores a la espera de hígados más trabajados.
La guinda de aquellas tardes adolescentes la ponía el encargado de la música que, minutos antes de terminar la sesión y sin fallar a su cita ni una sola vez, hacía atronar por los altavoces los descomunales punteos de Mark Knopfler en el final de "Sultans of Swing" incluido en el album "Alchemy" de su banda Dire Straits. Las luces bajas y los acompasados aplausos del público que se escuchan en el disco eran el preludio para una verdadera estampida de guitarristas en ciernes que, tan pronto empezaban a descolgarse las primeras notas del "solo" final, nos retorciamos por la pista imitando a nuestro ídolo con esa postura típica a medio camino entre la masturbación zurda y el diestro rascado genital que no puede faltar cuando de emular a un guitarrista se trata.
¿Quién no ha fantaseado con desvariar sobre las cuerdas de una guitarra Gibson o de una Fender ante un público entregado a tus dedos y a tu agilidad con la púa? Para cualquiera que ame la música en general y el rock en particular, esa imagen es un sueño hecho realidad. Yo, sin duda, que lo único que puedo hacer con una guitarra es emular lo que Paul Simonson hacía con su bajo en la portada del "London calling" he tenido esa visión en mi imaginación innumerables veces. Los que comento continuación no solo lo imaginaron sino que, además, y para nuestro eterno disfrute, convirtieron su sueño en realidad. Ni mucho menos están todos los que son, por lo que, obviamente, se admiten sugerencias.
JIMI HENDRIX: Capáz de convertir una ranchera en un bloque de puro rock, el trípode zurdo es la maquina más perfecta de tocar la guitarra que ha pasado por este mundo. Sus temas propios son clásicos imperecederos de la música y sus incendiarias versiones de temas ajenos, como el adrenalítico "Johnny B. Goode", estaban a la altura y, en muchas ocasiones, superaban a los originales. No logró llegar a los treinta años y eso es algo que siempre lamentaremos los amantes de la música.
JEFF BECK: Mi primer contacto con el larguirucho ex-guitarrista de los Yardbirds fue a través de la grabación de un concierto conocido como "The secret policeman's concert", en el que junto a artistas como Sting o Phil Collins, el guitarrista inglés más inclasificable de la historia (su música es ¿jazz? ¿blues? Tal vez, ¿heavy metal?) se comía crudo a "partenaires" del calibre de Eric Clapton. Dotado de una técnica asombrosa, Beck es como el Guadiana: aparece y desaparece de la escena musical cuando y como le parece oportuno y colabora con quién le apetece sin importarle un pimiento la industria. Un clásico.
PHIL MANZANERA: En los discos de Roxy Music, la banda que lideraba junto a Bryan Ferry, la calidad del artista londinense quedaba algo tapada por el cuidado envoltorio instrumental con el que Ferry insistía en cubrir sus canciones, pero en directo, la cosa era muy distinta y Manzanera aprovechaba los largos desarrollo instrumentales de temas como "If there is something" o "My only love" para sacar su lado más pirotécnico y deslumbrante. Es cierto que su movilidad sobre el escenario rivalizaba con la de los árboles en el prado, pero cuando sacaba su púa a pasear, Manzanera no tenía rival en el segmento pop-rock en el que Roxy Music se movía como pez en el agua.
SLASH: Sí, ha colaborado con Marta Sánchez y durante los últimos años, su aportación a la historia de la música es equiparable a la de Melody. Pero, desde mediados de los ochenta hasta principios de los noventa, el guitarrista de Guns and Roses fue, tal vez, el más grande. Técnica, energía y una imagen impactante se unieron para dar a luz a todo un icono del rock de los noventa de cuya imaginación surgieron temas clásicos del rock como "Paradise City", "Welcome to the jungle" o "You could be mine". Al menos, ha tenido la dignidad de no participar en la patética reaparición de la banda que el desquiciado Axl Rose se sacó de la manga el año pasado.
CARLOS SANTANA: Siempre se ha dicho que la forma de tocar la guitarra de Prince es una clara influencia de Hendrix. Pero en realidad, basta con ver una actuación del mejicano Carlos Santana para ver que, en realidad, el enano de Minneapolis ha escuchado mucho "Oye como va" o "Samba pa'ti". Por si no fuera suficiente con tocar como los ángeles, Santana además ha sido un pionero incontestable en la fusión de estilos y sus composiciones saben a azúcar, bourbon y Cherry Coke. Prolífico como pocos, lleva más de cuatro años sin sacar nuevo trabajo y sus admiradores empezamos a inquietarnos. ¿Se le habran acabado sus estrellas invitadas?
REEVES GABRELS: Mi pequeña debilidad y probablemente el miembro más discutible de este selecto grupo de virtuosos. Cuando el genial David Bowie decidió a principios de los noventa fundar su efímera banda de hard rock , Tin Machine, todo el proyecto pivotó sobre este sobrio y encorbatado duendecillo que sacaba chispas de su guitarra en lugar de notas. Su modo de tocar agresivo y distorsionado, a un paso del ruido, contrastaba con su hieratica presencia que, en ocasiones, devoraba a todo un animal escénico como Bowie. Si alguien no conoce el magistral album de debut de la banda, de homónimo nombre, que corra a por él; tiene ahí una buena oportunidad de conocer a uno de los artistas más sorprendentes e inclasificables de los noventa.
La guinda de aquellas tardes adolescentes la ponía el encargado de la música que, minutos antes de terminar la sesión y sin fallar a su cita ni una sola vez, hacía atronar por los altavoces los descomunales punteos de Mark Knopfler en el final de "Sultans of Swing" incluido en el album "Alchemy" de su banda Dire Straits. Las luces bajas y los acompasados aplausos del público que se escuchan en el disco eran el preludio para una verdadera estampida de guitarristas en ciernes que, tan pronto empezaban a descolgarse las primeras notas del "solo" final, nos retorciamos por la pista imitando a nuestro ídolo con esa postura típica a medio camino entre la masturbación zurda y el diestro rascado genital que no puede faltar cuando de emular a un guitarrista se trata.
¿Quién no ha fantaseado con desvariar sobre las cuerdas de una guitarra Gibson o de una Fender ante un público entregado a tus dedos y a tu agilidad con la púa? Para cualquiera que ame la música en general y el rock en particular, esa imagen es un sueño hecho realidad. Yo, sin duda, que lo único que puedo hacer con una guitarra es emular lo que Paul Simonson hacía con su bajo en la portada del "London calling" he tenido esa visión en mi imaginación innumerables veces. Los que comento continuación no solo lo imaginaron sino que, además, y para nuestro eterno disfrute, convirtieron su sueño en realidad. Ni mucho menos están todos los que son, por lo que, obviamente, se admiten sugerencias.
JIMI HENDRIX: Capáz de convertir una ranchera en un bloque de puro rock, el trípode zurdo es la maquina más perfecta de tocar la guitarra que ha pasado por este mundo. Sus temas propios son clásicos imperecederos de la música y sus incendiarias versiones de temas ajenos, como el adrenalítico "Johnny B. Goode", estaban a la altura y, en muchas ocasiones, superaban a los originales. No logró llegar a los treinta años y eso es algo que siempre lamentaremos los amantes de la música.
JEFF BECK: Mi primer contacto con el larguirucho ex-guitarrista de los Yardbirds fue a través de la grabación de un concierto conocido como "The secret policeman's concert", en el que junto a artistas como Sting o Phil Collins, el guitarrista inglés más inclasificable de la historia (su música es ¿jazz? ¿blues? Tal vez, ¿heavy metal?) se comía crudo a "partenaires" del calibre de Eric Clapton. Dotado de una técnica asombrosa, Beck es como el Guadiana: aparece y desaparece de la escena musical cuando y como le parece oportuno y colabora con quién le apetece sin importarle un pimiento la industria. Un clásico.
PHIL MANZANERA: En los discos de Roxy Music, la banda que lideraba junto a Bryan Ferry, la calidad del artista londinense quedaba algo tapada por el cuidado envoltorio instrumental con el que Ferry insistía en cubrir sus canciones, pero en directo, la cosa era muy distinta y Manzanera aprovechaba los largos desarrollo instrumentales de temas como "If there is something" o "My only love" para sacar su lado más pirotécnico y deslumbrante. Es cierto que su movilidad sobre el escenario rivalizaba con la de los árboles en el prado, pero cuando sacaba su púa a pasear, Manzanera no tenía rival en el segmento pop-rock en el que Roxy Music se movía como pez en el agua.
SLASH: Sí, ha colaborado con Marta Sánchez y durante los últimos años, su aportación a la historia de la música es equiparable a la de Melody. Pero, desde mediados de los ochenta hasta principios de los noventa, el guitarrista de Guns and Roses fue, tal vez, el más grande. Técnica, energía y una imagen impactante se unieron para dar a luz a todo un icono del rock de los noventa de cuya imaginación surgieron temas clásicos del rock como "Paradise City", "Welcome to the jungle" o "You could be mine". Al menos, ha tenido la dignidad de no participar en la patética reaparición de la banda que el desquiciado Axl Rose se sacó de la manga el año pasado.
CARLOS SANTANA: Siempre se ha dicho que la forma de tocar la guitarra de Prince es una clara influencia de Hendrix. Pero en realidad, basta con ver una actuación del mejicano Carlos Santana para ver que, en realidad, el enano de Minneapolis ha escuchado mucho "Oye como va" o "Samba pa'ti". Por si no fuera suficiente con tocar como los ángeles, Santana además ha sido un pionero incontestable en la fusión de estilos y sus composiciones saben a azúcar, bourbon y Cherry Coke. Prolífico como pocos, lleva más de cuatro años sin sacar nuevo trabajo y sus admiradores empezamos a inquietarnos. ¿Se le habran acabado sus estrellas invitadas?
REEVES GABRELS: Mi pequeña debilidad y probablemente el miembro más discutible de este selecto grupo de virtuosos. Cuando el genial David Bowie decidió a principios de los noventa fundar su efímera banda de hard rock , Tin Machine, todo el proyecto pivotó sobre este sobrio y encorbatado duendecillo que sacaba chispas de su guitarra en lugar de notas. Su modo de tocar agresivo y distorsionado, a un paso del ruido, contrastaba con su hieratica presencia que, en ocasiones, devoraba a todo un animal escénico como Bowie. Si alguien no conoce el magistral album de debut de la banda, de homónimo nombre, que corra a por él; tiene ahí una buena oportunidad de conocer a uno de los artistas más sorprendentes e inclasificables de los noventa.
18 comentarios:
Buenas.
De los que mencionas me quedo, como guitarrista, con Hendrix y Beck, sin menospreciar a Santana, pero en ciertas épocas le he sentido "demasiado latino", aunque creo que te has dejado algún que otro monstruo olvidado, por mi parte añadiría los siguientes.
Jimmy Page, guitarrista de los Led Zeppelin, creo no hay más que decir, bueno, que según se cuenta lo que hizo fue copiar a Beck durante el tiempo que coincidieron en The Yardbirds.
Robert Fripp, catalizador de King Crimson, co-autor del "Heroes" de Bowie y presente en infinidad de grabaciones, puede que verle tocar sentado en un taburete y el que hace años se queda en las sombra, amén de su comportamiento uraño que dan ganas de pasar de él, cuando coge una guitarra hace verdaderas virguerias.
Pat Metheny, vale, se que es jazz, pero es increible, sobre todo su álbum "New Chautauqua" grabado por él solo a las guitarras.
Duane Allman, sus conciertos con "The Allman Brothers Band" realizando temas de hasta 45 minutos son memorables, lastima que también se quedase en el camino demasiado joven
También están, además de los mencionados por Azid, Blackmore, Belew, Robertson, Thownsend y otros muchos que sabían muy bien que hacer cuando cogían "el hacha", pero tan solo he mencionado los que creo "especiales".
Saludos.
PD. Os recomiendo que intentéis escuchar los dos discos que editó John Paul Jones en solitario, deja el bajo y los teclados en un segundo plano para coger también la guitarra y seguro que sorprenderá a más de uno.
Yo te iba a sugerir alguno más pero Azid ya ha escrito MI comentario. Para mi B.B. King y Paco de Lucía deben estar en la lista si o si (te perdono lo de Paco si sólo hablamos de rock)
Durante 5 años de mi más tierna infancia me pasé tocando la guitarra todos los días entre 30 minutos y una hora. El problema es que era por "obligación" (iba al Conservatorio Superior de Música) y ya se sabe que cuando a un niño le obligas a algo acaba aborreciéndolo.
Una verdadera pena, ahora tengo una preciosa Alhambra que apenas sale de su funda y lo único que hace es adornar la habitación.
Me encantan los Dire Straits.... Y Supertramp y Police.... Son de lo mejorcito.
Brian May siempre ha sido, y será, un crack en la guitarra
Se me olvidaba otro gran crack de la guitarra: Steven Van Zandt, quitarrista de la E Street Band, la banda que acompaña a Bruce Springsteen. Lo ví en un concierto que dio el Boss el verano pasado y..... puffff. Impresionante. No hay palabras que lo puedan describir
Eric Clapton
Ariel Rot
Mark Knopfler
Partiendo de la constatación de que Jimi Hendrix es el boss, apunto otros nombres:
David Gilmour.
Lou Reed.
Joe Pass (es de jazz, pero vaya guitarrista).
Beethoven.
Usted en esta casa, amigo Phreak, tiene derecho a hacer lo que le plazca. Que le apetece sintetizar, adelante. Que no, pues mejor ;-D. Gracias por el duelo de "Crossroads", llevaba tiempo con ganas de verlo.
Yo también creo que Page se pasaba de frenada a la hora de admirar a Beck, Antonio. Ahora bien, escuchas el "solo" de "Stairway to heaven" y te caen lagrimones de satisfacción. Indudablemente, podía estar en la lista.
Paco de Lucía me parece una fuerza de la naturaleza, Sach, pero, por cortesía de un vecino sicópata que tuve hace unos años, que todos los domingos repetía hasta la deseperación el célebre "Entre dos aguas", le he cogido un poco de dentera.
Andy Summers de The Police, también marcó una época, María. Buena aportación.
Clapton, por supuesto, Angel. En una entrevista dijo una vez una frase que me encanta: "el rock es como una pila; siempre tiene que volver al blues para recargarse".
El gran Gilmour, Beethoven. Se me olvidó por completo este muchachote. De haber estado más despierto, hubiera sustituido a Slash. Una bestia de la guitarra. Conocer "Shine on you crazy diamond" debería ser obligatorio para los niños desde primaria.
No se si habeis escuchado esta canción de Brian Adams con Paco de Lucía a la guitarra. Espectacular:
http://www.goear.com/listen/2541a73/have-you-really-loved-a-woman?-brian-adams
Bueno, no voy a ser muy original pero estos son los guitarristas que, a día de hoy, consiguen que yo, de treintaymuchos, siga practicando el air guitar en público y sin pudor.
Tom Morello, de Rage Against the Machine. Un tío de otro universo, un tipo que hace sonar su guitarra como nadie más ha sabido hacerlo
John Frusciante, de Red Hot Chili Peppers. Los 6 años que la banda estuvo sin él son casi olvidables.
Y, of course, Jack White, de White Stripes.
Muy buens, ya de vuelta a la isla, he aprovechado para leer los post que me quedaban. Desearle una feliz navidad y que ya vuelvo a leer mis blogs de mesilla, entre los que se encuentra usted. Espero que haya pasado una navidad estupenda y mas teniendo a la heredera por ahi. Saludos desde England
No estoy muy metido en Roxy Music, pero desde luego los otros no son mancos.
Saludos
En la liturgia guitarrera olvida usted los vaivenes frenéticos de la testa en negación compulsiva, sincronizados con la masturbación y el rascado.
Y también se olvidan de Keith Richards, el lado oscuro de los Stones. ¡Imperdonable!.
Jerry García, el muerto más agradecido tampoco falta desde ahora en esta lista.
Sr.l Winnot, de acuerdo en su selección, sobre todo con Hendrik y Santana. Pero ¿dónde me deja Vd. a Paco de Lucía y a Manolo Sanlúcar?. Porque el 1º era capaz de tocar con los diez dedos: los cinco ederechos en las cuerdas y los cinco izqdos. sobre el traste.. Es inigualable. Y Sanlúcar ha intentado algo parecido, pero con una música más suave y menos racial que la de Lucía.
Me alegro de su bienestar y le deso un feliz fin de semana y un abrazo fuerte.
Menuda combinación, María, la del canadiense y Paco de Lucía. A un paso del frikismo total, pero funciona, la verdad.
¡¡RATM!! Siglos que no oía hablar de ellos. Les perdía un poco tanto Che y tanta mandanga política, pero era una banda de primera. Buena aportación, Mr. Lombreeze.
Bienvenida de nuevo, Nona. Ya me he enterado que tu blog no ha aguantado la resaca, pero, al menos, te vemos por aquí. Besos.
Pues Roxy Music son todo un mundo, Möbius. Desde sus primeros y vanguardistas trabajos hasta su último material, mucho más ortodoxo pero igualmente disfrutable.
Había olvidado el bamboleo de testa, Mon. Completamente imprescindible, aunque uno vaya rapado al cero.
Para el tema de Paco, te remito a un comentario anterior, porque es largo de contar, Meg. Respecto a Manolo Sanlucar admito con vergüenza que no he entrado mucho en su mundo :-(
Si algunas combinaciones son susceptibles de rozar el frikismo total, puedo decir con orgullo que tengo mi puntito friki. Y me gusta. A largo plazo resulta hasta divertido.
El puntito friki tiene siempre encanto, María. Por poner un ejemplo, hoy me han regalado un libro cuyo nombre, ya, resulta friki y atractivo, "Orgullo y prejuicio y zombis" Prometedor, ¿no?
No había hecho ningún comentario en este post, porque quería estar segura de qué guitarra en qué canción me ponía los pelos de punta DE VERDAD.
Como ya lo sé, te comunico que la canción es CREEP de RADIOHEAD.
Nunca me había parado a escucharla con detenimiento porque es como muy de enteradillo que te guste radiohead y a mí me parecían un poco tristes, pero esa guitarra en esa canción se súper sale.
Ale, adeu!
Sí, señor. Una canción de primera, Cosmic. El guitarreo también tiene alta calificación, aunque en mi opinión. el muchacho de Radiohead tiene aún un largo recorrido por hacer. Eso sí, apunta maneras.
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