miércoles, 7 de julio de 2010

En otras palabras: Mr. Lombreeze


Desde "De gusanos y lombrices" nos llega la aportación a esta sección del incomparable Mr.Lombreeze, voraz devorador de cultura variada, de exquisito gusto musical y máximo exponente del género "épico anélido" cuya mejor expresión es la saga de "El salitre de las botas de Pockollock", que hace uno pocos días puso punto y final con gran éxito de crítica y público.

A nuestro invertebrado amigo le gusta hurgar en las heridas y observar la realidad desde puntos de vista alternativos. No siempre uno puede estar de acuerdo con sus apreciaciones, pero es innegable que sus escritos siempre aportan una perspectiva interesante que suele generar controversia, debate y sana disputa. El artículo que aquí se recoge es una clara muestra de su buen hacer.

A menos que se produzcan nuevas aportaciones, la sección concluirá hoy. Creo que ha sido una experiencia muy positiva que nos ha permitido conocer facetas ocultas de quienes han aceptado el ofrecimiento con un nivel ciertamente alto. Gracias desde aquí a todos y, por supuesto, aquellos que aún se lo estén pensando o quienes ahora conozcan la iniciativa (cuyas "bases" pueden encontrarse aquí) que sepan que sus colaboraciones siempre serán bien recibidas.


El árbol de la noche triste


Creo que ningún libro de Historia dice nada parecido a esto: "los Romanos imperialistas conquistaron la península Ibérica masacrando a los pueblos que la habitaban, esclavizando a la población indígena y robando sus riquezas y blablabla". Tampoco he oído nunca (y no digo que no haya sucedido) a nadie manifestar que los auténticos españoles eran los celtíberos y no los conquistadores romanos. Bueno, con la excepción abertzale que sigue delirando con sueños vascones.

Pero de la Conquista de América he oído y leído ya casi de todo. Desde eso de quién descubrió a quién, pasando por el antropofagismo de los analfabetos indígenas, la codicia y sed de oro de los crueles españoles (o castellanos, o extremeños, o vaya ud. a saber), razonamientos del estilo "los mayas no conocían la rueda pero qué pasada de calendario que tenían", y etc, etc. En fin. Casi todo esto huele más a politiqueo y revisionismo que a otra cosa.

Lo de que los españoles fueron al "Nuevo" Mundo a conquistar territorios para explotar sus recursos es algo que a nadie se le escapa. (Una fea costumbre que tienen los pueblos desde hace milenios). Que para conseguirlo se dieron hostias a diestro y siniestro con los indígenas que no se dejaron, también. Que todos los indígenas americanos no eran iguales ni configuraban una hermosa fraternidad intercultural sin fisuras, lo mismo. Que los tlxacaltecas les tenían muchas ganas a los aztecas lo demostraron en la toma de Tenochtitlán.

Pero claro, una de los primeros cachivaches que llevó Hernán Cortés a México fue una imprenta, (no está demostrado que fuera a utilizarse para machacar la cabeza de Cuauhtemóc y parece que su función era imprimir libros). No menos cierto es que la Universidad de México se fundó en 1551, solamente 30 años después de la llegada de los primeros colonizadores españoles. Otro episodio que no se comenta mucho es la promulgación de las Leyes Nuevas de 1542, como se puede leer aquí http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_Nuevas Y etc-etc.

Así que lo que yo percibo es que Conquista sí, con las atrocidades que una guerra conlleva, pero desparrame no y genocidio tampoco. En cualquier caso, todo esto sigue siendo interpretable y que cada uno saque las conclusiones que quiera.

Lo que nunca entenderé es el por qué algunos mexicanos consideran que los aztecan fueron más tatarabuelos suyos que los españoles. Y no lo entiendo porque el 65% de la población mexicana es mestiza (más el 20% de población de raza blanca), el 88% católica y prácticamente la totalidad de la población habla español. Así que aunque mi abuelo Baldomero hubiera mandado ejecutar a monjitas inocentes durante nuestra Guerra Civil, la respuesta a a la pregunta "Quién fue tu abuelo?", sería "Baldomero" (Nota. Mi abuelo Baldomero fue vendedor de zapatos y no mató nunca a nadie). Ellos verán lo que hacen con los libros de Historia de sus escolares, pero como dijo Octavio Paz:

No todo fue horror: sobre las ruinas del mundo precolombino los españoles y los portugueses levantaron una construcción histórica grandiosa que, en sus grandes trazos, todavía esta en pie. Unieron a muchos pueblos que hablaban lenguas diferentes, adoraban dioses distintos, guerreaban entre ellos o se desconocían. Los unieron a través de leyes e instituciones jurídicas y políticas pero, sobre todo, por la lengua, la cultura y la religión. Sí las pérdidas fueron enormes, las ganancias han sido inmensas. Para juzgar con equidad la obra de los españoles en México hay que subrayar que sin ellos –quiero decir: sin la religión católica y la cultura que implantaron en nuestro país- no seríamos lo que somos. Seriamos, probablemente, un conjunto de pueblos divididos por creencias, lenguas y culturas distintas.”

6 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Un placer caballero.

Möbius el Crononauta dijo...

Tema complejo. Sí y no. En fin. Ni tanto ni tan calvo.

Mister Lombreeze dijo...

Es lo que tienen las leyendas negras, que cuesta limpiarlas muchísimo.
No creo que la invasión española fuera más bestia que las campañas romanas, las de alejandro magno, o la de los imperios británicos, holandes o portugués y desde luego muchísimo menos crueles que la de los norteamericanos y su conquista del Oeste.

En cualquier caso, como digo, que cada uno saque la conclusión que quiera, que será más acertada, obviamente, cuanto más se lea sotre el tema.

Mi asombro viene por cómo reniegan de sus raíces españolas muchos de los actuales habitantes de hispanoamérica.

Tarquin Winot dijo...

Que los hispanoameericanos reniegen de sus raices españolas es, en realidad, tan absurdo como renegar en nuestro caso, de romanos y árabes.

Los invasores, por regla general, no acostumbran a guardar las formas y menos en aquella época (ahora tampoco es que sean sutiles y delicados precisamente. Pero, al menos, por el qué dirán, reparten estopa con más precaución).

En este caso, creo que es más relevante el fondo que la forma y en mi opinión, es claro hacia donde se inclna la balanza del bien y el mal que allí se hizo.

El brujo dijo...

En este tipo de cuestiones es fácil decantarse de uno u otro lado porque ambas situaciones se dieron: la masacre y la cultura.
Yo, simplemente no suelo posicionarme. No porque no tenga opinión sino porque en realidad estamos juzgando con pensamientos y juicios de valor del siglo XXI hechos acaecidos en el siglo XVI. Y eso, es simplemente imposible.

"El viaje del tetraedro tuvo una escala en el reino de las dos dimensiones. Así que apoyó una de sus caras en el plano para descansar del viaje. De repente los habitantes de dicho reino vieron aparecer un triángulo. Les empezó a decir que él era un objeto tridimensional pero los habitantes bidimensionales, rectángulos, hexágonos... no entendían nada. Hasta estuvieron a punto de tomarlo por loco y llevarlo a un manicomio. Al ver que no había entendimiento posible, levantó el vuelo y se fue. Los habitantes del mundo bidimensional lo vieron desaparecer y nunca más se habló de aquel extraño ser".

Se me ha ido un poco la pelota, pero es lo que quería decir, imposible ponernos en su lugar.

Ciao

yorick dijo...

No puedo estar más de acuerdo. Pedirles cuentas a los españoles de lo ocurrido hace 500 años es ridículo.De vez en cuando, ciertos líderes pintorescos de Hispamoamérica se descuelgan con acusaciones a España por su pasado colonial. Parece que aún, hoy, tuviésemos que pagar por ello los actuales españoles. A mi, francamente, me importa un poroto. Imagínense si los españoles de hoy en día les fuesen con este mismo cuento a los actuales italianos pidiéndoles rendir cuentas por el oro y la plata sacada de Hispania, por los esclavos íberos o por las matanzas de indígenas como las de Numancia. Un romano actual se quedaría perplejo primero y después se echaría a reir. Eso, exactamente, me pasa a mi cuando oigo esas alusiones a nuestras culpas coloniales. ¿Debemos los gallegos odiar a los descendientes toscanos de Décimo Junio Bruto por someter la Gallaecia? ¿O asumir simplemente nuestro para siempre inmutable pasado? Está claro cuál es la actitud inteligente