Para los amantes del cine, New York es el Paraiso en la tierra. Paseas por sus calles o acudes a sus parques y, de inmediato, acuden a tu mente, centenares de secuencias de películas a las que tu memoria rinde tributo habitualmente, en una catarata tan incesante que, en cualquier momento esperas ver aparecer una claqueta cortándote el paso. Dado que el cine es una pasión que consume tanto a un servidor como a la bella señora Winot, no son pocas las escaramuzas que hemos dedicado a descubrir los lugares más cinematográficos de la ciudad.
De hecho, a punto estuvimos de presenciar, desde la misma ventana del hotel, el rodaje de un episodio de la serie "White Collar", de la que, por cierto, nada sé, pero que no deja de ser un rodaje con toda la parafernalia de sillas de tijera, focos, grúas y caravanas que a los amantes del cine nos pone como una locomotora. Cuando llegamos, sólo quedaba en pie el cartel que anunciaba la prohibición de aparcar durante toda la tarde. Desde aquí, nuevamente, un afectuoso saludo a las madres de los controladores aéreos de Barajas que me privaron de este momento, probablemente irrepetible.
Con el tema de los actores famosos, tuvimos algo más de suerte y , así, pudimos comprobar las enormes dificultades que la compacta humanidad del gran Dennis Farina tiene para entrar en un taxi y que Kunal Nayyal, el "freak" indio de "The big bang theory", sólo teme hablar con las mujeres en la serie, a juzgar por el harén en el que exhibía locuacidad en el famoso "Pastis" donde las pijas de "Sexo en New York" toman el "lunch". Como no íbamos a ser menos que la exigua Sarah Jessica Parker , también los Winot nos dimos un cuidado homenaje gastronómico . Por cierto, que a pesar de lo poco que me atraen las historias de estas papanatas, aún tuvimos tiempo de volverlas a homenajear cuando caímos en las dulces redes de Magnolia Bakery, la pastelería situada en Bleecker Street, donde éstas degustan un pastelito antes de irse a la cama y donde la bella señora Winot y un servidor entramos como Godzilla y esposa para hacernos con no menos de media docena de delicias bañadas en chocolate que, con solo recordarlas, me sacian.
También pasamos por Fao Schwarz, la faraónica tienda de juguetes de la Quinta Avenida y rendimos homenaje a "Big", alucinando con los helicópteros teledirigidos que zumban sobre las cabezas de los clientes, los rompecabezas circulares y, por supuesto, el mítico piano sobre el que saltara Tom Hanks y al que nos privamos de subir, cortesía de un enorme y sonrosado dependiente que no parecía conocer los efectos de negar un antojo a una embarazada. Para evitar futuros problemas, nos trajimos a Madrid una versión reducida (de apenas dos metros) sobre la que la heredera descarga adrenalina y nos ameniza las tardes en una sinfonía desquiciante y, por el momento, inacabada.
Pero, sin duda, el momento más cinematográfico del viaje nos lo proporciono un sujeto, de nombre, Roy Preston que, con el atuendo con el que puede vérsele en la foto adjunta regenta una tienda en Thompson Street que es un santuario levantado a mayor gloria de "El gran Lebowski" la cinta que rodaran los hermanos Cohen en 1998.
Camisetas de todo tipo a mayor gloria de El Nota o de Jesus, tetrabricks para preparar "rusos", copias del guión.... Parece imposible que una película pueda generar tanto. El tipo, en sí mismo es un espectáculo, con su bata, sus alpargatas y sus gafas de sol. Le da exactamente igual que compres la camiseta o la jarra en cuestión, siempre y cuando, hables de la película o comentes con él alguna línea de diálogo. Pasamos casi por casualidad y, al final., nos tiramos casi media hora examinando los tesoros escondidos en los escasos treinta metros cuadrados que tiene esta tienda, inicialmente creada para vender souvenirs y que, a día de hoy, es uno de los sitios más pintorescos y divertidos de toda la ciudad.
8 comentarios:
Yo me quedo con Woody Allen y su filmografía. Si tuviera la oportunidad de volver a Nueva York, me pasearía por Manhattan y todos los lugares por donde él ha trabajado.
Yo me sé de uno que alucinaría en la tienda de "El gran Lebowski".
Bs.
Según la Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es/PDF/Manual_de_Espanol_Urgente_Toponimos_y_gentilicios.pdf), el topónimo correcto para la ciudad sobre la que vd. escribe es Nueva York, con su correspondiente gentilicio neoyorquino. Decir o escribir New York en un contexto en español es una horterada. Tanto como pronunciar Maiami en vez de Miami.
Otis
Ha rodado en tantas partes de la ciudad, María, que lo raro es no pasar por alguna ;-D.
¿Sí, Kampa? No se me ocurre ahora mismo :-DDDDDDD.
A punto estaba de mandarte más allá del Río Grande, tanto a ti como a tus puntillitas, mi querido Otis, pero el mítico "Diccionario panhispánico de dudas" que adorna mi libreria cortesía de mi querida Bruja Imana, dice lo mismo que esa Fundación que mencionas, de modo que, a pesar de parecerme una soplapollez (¿Nueva York? ¿No será Nuevo York? ¿Voy a llamar a George Clooney, Jorge Clooney? En fin) lo tendré en cuenta.
Yo desde luego alucinaría en una tienda sobre su majestad el Duderino.
Diosss, cuando vuelva no puedo dejar pasar eso.
¡Saludos!
Oiga esa nueva cabecera de blog es impresionante!!!
La heredera va a romper corazones desde el parvulario!!! Está usted condenado a comprarse una escopeta para espantar moscones!!!
Un abrazo amigo
La tienda es impresionante, Möbius y el tío una atracción de primera categoría. Búscalo en Facebook que también anda por ahí, con el nombre de "Little Lebowski".
Algún mocoso ya la busca para estamparle un par de besos castos pero con intención, amigo Angel. Me espera un infierno ;-DD.
La verdad, amigo Azid, es que si bien conocía de tu fetichismo, no imaginaba que en el caso de Lebowski alcanzara semejante idolatría. Menos mal que no te he hablado de la camiseta que me llevé de allí......
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