Ya sabía yo que era... (XIX)

LOS PUENTES DE MADISON, DE CLINT EASTWOOD (1995)

Siempre he dicho que quien no sienta un nudo en el estómago durante la magistral secuencia bajo la lluvia que tiene lugar en el tramo final de los "Los puentes de Madison" debería visitar urgentemente a su cardiólogo para constatar que el corazón sigue funcionado con normalidad y que no se ha convertido en un pedregal triste y desolado. Solo por esos seis minutos deslumbrantes, emocionantes, absolutamente perfectos, en definitiva, la historia de amor entre Francesca (Meryl Streep) y Robert (Clint Eastwood) debería figurar, por derecho propio en la filmografía seleccionada de cualquier aficionado al cine. Si, como ocurre en realidad, los restantes ciento veintiocho minutos aguantan con firmeza la comparación con el que es, sin sombra de duda, el semáforo más largo del mundo, su ausencia en dicha filmografía debería ser delito perseguido de oficio.

Y el milagro de este romance, al que pone magnífica banda sonora el norteamericanos Lennie Niehau, sembrado de silencios, de roces, de palabras apenas murmuradas se produce por la divina confabulación de un buen guión, obra de Richard La Gravenese, un director como Clint eastwood, que se supera con cada película que rueda (apenas habían pasado tres años desde "Sin Perdón" y, poco después sería el turno de "Medianoche en el jardín del bien y del mal". Casi nada) y un reparto extraordinario,encabezado por Maryl Streep y él mismo y del que solo excluiría a los ¿actores? que interpretan a los hijos de Francesca cuya lapidación es publica y merecida y cuyos nombres me niego a dignificar citándolos en esta entrada.

Además, para un servidor, "Los puentes de Madison" supuso la firma de una (breve) tregua con Meryl Streep, una actriz a quien detesto profundamente desde que me moliera a bostezos con sus desvarios sobre granjas africanas en "Memorias de Africa". 

Su aire de sobradilla me puede y, no me tiembla la voz al decir que se trata de una actriz tremendamente sobrevalorada cuya habilidad fundamental parece ser emular acentos y estar aquejada de sinusitis crónica. Sin embargo, en este bello condado de Iowa, en los brazos de Clint Eastwood, enterrada en vida en su pastosa monotonía, luchando por saber elegir entre el debo y el puedo, con su rústica hospitalidad y su timidez silenciosa, aquí, como decía antes de embarcarme en las subordinadas, aquí, la amiga Streep borda la que es una de las mejores interpretaciones que hemos tenido la suerte de presenciar en una pantalla, convirtiendo su doliente Francesca en uno de los personajes más sublimes y tristes de la historia del cine, el paradigma de la abnegación y la prueba de que, en esta vida, solo hay una oportunidad de ser feliz.

Y ha sido la bella Fiona la que, en el mejor momento, ha sacado su lado depredador y sin un titubeo se ha hecho con los siete puntos del ganador de la edición de esta semana, adelantándose por poco a su perseguidor por el bronce, Mike Lee que acoge en su casillero los seis puntos del segundo puesto, los mismos que la velociraptora Athena se agencia esta semana. Daniel y OscarP tuvieron que esperar un par de pistas para acertar el enigma de la semana y, por tanto, ganan cuatro puntos cada uno de ellos. Por último, Carlos acaba la jornada con tres puntos y sube un escalon en el ranking del concurso.

Si las matemáticas no me fallan, creo que el palmarés ya está decidido a falta de una jornada, pero os invito a la edición de clausura en un par de semanas para despedir el concurso y a sus concursantes como se merece. Hasta entonces, permanezcan atentos al ladrillo.