domingo, 22 de abril de 2007

La aguja en el pajar


Desempolvando mis discos de Roy Orbison, en uno de esos ejercicios de nostalgia que los que hemos superado holgadamente la treintena realizamos cada vez más a menudo, he vuelto a descubrir las maravillas ocultas en las canciones de este músico genial y desgraciado, poseedor de una de las voces más emocionantes de la historia del rock y autor de un buen puñado de canciones memorables. Es una pena que un hombre tan superdotado para la música tuviera tan mala pata y que nos abandonara tan pronto.

Desmadejado, con aspecto de viejo prematuro y sin separarse un segundo de sus descomunales gafas oscuras, el hombre zarpaba en sus conciertos desde las bambalinas y una vez alcanzado el micrófono, allí anclaba y no había modo de moverlo ni medio metro. Mientras, animales escénicos de la talla de Jerry Lee Lewis o Elvis Presley arrasaban con sus incendiarios conciertos rebosantes de sexo y pianos en llamas. Se aburrió del rock físico y sudoroso que triunfaba por entonces y del que nos regalo algun que otro clásico como "Ooby Dooby" y en un giro genial que nunca le podremos agradecer bastante, empezó a crearse el Roy Orbison que hoy más conocemos. El de las baladas estremecedoras, el de los crescendos imposibles, el de los arreglos de cuerda que ajustaban como un guante a músicos y cantante. De esta época son temas como "Only the lonely""Crying" o la impresionante "Running Scared". Son unos años en los que todo le sale bien. Sale de gira con The Beatles, vende discos como rosquillas y saca a la luz el que será el mayor éxito de su carrera, el mítico "Pretty Woman".

Pero este hombre no nació para tener suerte. En el punto más alto de su carrera, su mujer Claudette, a la que adoraba, falleció en un terrible accidente de moto. Apenas empezaba a levantar cabeza cuando un incendio devastó su casa mientras estaba de gira y se llevó por delante a dos de sus tres hijos de ocho y diez años respectivamente. Durante bastante tiempo y por abrumadoramente obvias razones, su presencia se fue diluyendo en la actualidad musical hasta que un buen día y sin que existiera realmente una razón, se inició un lento pero firme proceso de recuperación de su figura en el que participaron artistas de todo tipo.

El primero que empezó a traerlo de nuevo a la actualidad fue el tarado de David Lynch que, en su alucinógena película "Terciopelo Azul" concibió toda una secuencia al ritmo de su canción "In dreams". De repente, gente como Tom Waits, Bono, Bruce Springsteen o Tom Petty hablan maravillas de sus canciones y se dedican a promocionar todo cuanto tiene que ver con él y con su arte. De hecho alrededor de su voz y su presencia es donde nace la semilla de de aquel efímero pero genial grupo que se sacó de la manga George Harrison y que se llamó "Travelling Wilburys" en el que se juntaron además del ex- Beatle, Tom Petty, Jeff Lyne, Bob Dylan y el propio Roy.

Estamos a finales de 1987 y, de nuevo, la vida vuelve a ofrecerle su mejor cara, la de la felicidad y el reconocimiento, la del éxito y la merecida admiración. Unos meses después de editar el primer disco de los Travelling Wilburys y cuando vive una segunda juventud plena y satisfactoria que le lleva a publicar "Mystery Girl" último y espectacular disco en estudio del genio, un ataque al corazón lo fulmina en minutos y muere en casa de su madre a los 52 años.

No queda constancia escrita de que durmiera alguna vez en un pajar, pero, de haberlo hecho, no me cabe duda alguna de que este hombre genial e incomparable se hubiera clavado la aguja oculta y solitaria.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Corro a escuchar el volumen#1 de los "hermanos" Wilburys que guardo como un tesoro,le tengo tanto aprecio que no hay aniversario que no le cante "Congratulations" a mi mujer.
Ella dice que con 24 ya la está empezando a aborrecer.

Tarquin Winot dijo...

Afortunada tu mujer que escucha esa canción cada aniversario. Lástima que duraran tan poco. Si la muerte no hubiera acabado con el gran Roy del modo en el que lo hizo, hubieran hecho grandes cosas.

Anónimo dijo...

Bueno...ella,como no entiende inglés,no sabe que la canción habla de una ruptura (solo le he dicho que significa "felicitaciones"),pero además de ser tan fresca,simple y bella (la canción),tiene el poder de exorcizar tal separación.

Tarquin Winot dijo...

Siempre he pensado que "eres un cerdo infecto" en chino cantonés, con la melodía adecuada, podría pasar a mis oidos como una declaración de amor cierto y sentido. Misterios de la música.