sábado, 13 de diciembre de 2008

Élisabeth y Denise


La II Guerra Mundial acabó con el 2% de la población mundial. Junto a esos casi sesenta millones de personas, murieron todos sus sueños y proyectos, todo aquello que hubieran podido lograr y lo que aquellos que hubieran podido ser engendrados por ellos podrían proporcionar al mundo. Y el no saberlo, el ignorar lo que pudo ser, ayuda a sobrellevar tanta muerte y tanto dolor inabarcable. Sin embargo, hay ocasiones, aun más dolorosas en las que sí hubo tiempo, personas que, a pesar de ver su vida segada de un tajo tuvieron tiempo de acreditar su grandeza y presentar su instancia para la posteridad. Una de estas personas fue la escritora franco ucraniana Irène Némirowsky. Con su ejecución en Auschwitz en 1942, no solo murió la mejor y más brillante escritora del siglo XX, sino que perdimos para siempre la que estaba llamada a ser una de las obras maestras de la literatura europea de todos los tiempos, "Suite Francesa".

Estructurada en orígen como una obra en cinco partes, de las que la autora sólo tuvo tiempo de completar dos antes de ser detenida por los nazis en julio de 1942, "Suite francesa" es una panorámica de la sociedad francesa durante la ocupación alemana desarrollada en pleno apogeo de la II Guerra Mundial. "Los hechos históricos, los revolucionarios sólo hay que rozarlos mientras se profundiza en la vida cotidiana y afectiva y, sobre todo en la comedia que eso ofrece" Esta es la idea que la escritora franco ucraniana desarrolla a lo largo de la obra. La guerra sólo ofrece interés por lo que ello supone para quienes se ven afectados por ella. En ese sentido, "Suite francesa" es más un estudio intimo de personajes que un relato bélico, un retrato social implacable que evita la caricatura y el maniqueismo para dotar a todos los personajes de un entramado vital coherente y dinámico que evoluciona, como es natural, de forma diversa ante similares circunstancias.

Por la misma razón, cada parte está planteada como un ejercicio de estilo distinto. Así, la primera parte, "Tempestad en junio" presenta una alambicada estructura en la que son presentados no menos de una veintena de personajes, miembros de diversas clases sociales y sus reacciones ante la inminencia de la llegada del ejercito aleman a Paris. Por su parte, "Dolce", la segunda es un universo en si mismo que se desarrolla en el cerrado y hosco ambiente de un pueblo ocupado por las tropas invasoras. Lo que en la primera permite a la autora múltiples desplazamientos de la acción es pura contención y escenario único en la segunda. El tumulto de la precipitada huida de París se convierte en bucólica paz en la compartimentada y rocosa sociedad rural magistralmente retratada por Némirowsky. Si no fuera porque la época es la misma y los personajes se entremezclan con maestría en ambas tramas, bien podiamos pensar que se trata de libros distintos.

Si algo sorprende en el estilo de la gran escritora es su extraordinaria habilidad para componer personajes y retratar ambientes. La precisión con la que el temperamento de cada personaje queda trazado, el modo en el que se desarrollan y las relaciones que el azar crea entre muchos de ellos permiten a Némirowsky hacer un ejercicio de virtuosismo literario deslumbrante, sin que la voluntaria y distanciada frialdad que aplica a su prosa impida sentir su humanidad. El petulante y acobardado escritor de prestigio que descubre lo que sucede más allá de su mansión deja paso al retrato conmovedor de un matrimonio de empleados de banca que parten hacia ningun sitio en busca de su hijo herido en el frente. La aterradora lapidación de un sacerdote cuya fe en la humanidad ha desaparecido precede al pueril pero heroico viaje al frente de su hermano pequeño. La relación prohibida que nace entre la urbana y aburrida esposa de un prisionero francés y el oficial nazi que reside en su casa se despliega ante el lector en brutal contraste con el odio infinito hacia Alemania del que dispone un belicoso joven al que los celos nublan el sentido. La cantera de personajes es enorme y la maestría de la escritora al retratarlos, sencillamente, colosal.

De la tercera, cuarta y quinta parte de "Suite francesa" poco se sabe. Se conservan algunas notas manuscritas de Némirowsky, (incluidas, por cierto, en la excepcional edición que, de la obra, ha publicado la Editorial Salamandra) y, por ellas, conocemos el destino final previsto de algunos personajes, el tono crudo y violento que pretendía dar a la tercera parte, bautizada como "Cautividad", su indecisión acerca de los acontecimientos y el estilo a aplicar a la cuarta y las enormes dificulatades que suponían para ella el final de la obra. Poco más. Irène Némirowsky se llevó a la fosa común de Auschwitz más de la mitad de una obra llamada a ser un clásico, una referencia de literatura apasionante y apasionada recordada eternamente.

El día antes de ser arrestada escribió sin falsa modestia pero con escalofriante clarividencia que "en los últimos días, he escrito mucho. Supongo que serán obras póstumas, pero ayuda a pasar el tiempo". Tenía treinta y nueve años cuando murió, un marido que jamás aceptó su perdida y que siguió su mortal itinerario pocos meses después y dos hijas, Élisabeth y Denise, que huyeron milagrosamente del exterminio en un periplo inconcebible durante el cual nunca se separaron de una maleta en la que junto con otros recuerdos de su madre viajó casualmente el manuscrito original e inacabado de "Suite francesa". Mi eterno agradeciento a ambas.

9 comentarios:

María dijo...

Tiene buena pinta. A ver si para cuando me 'sobre' el tiempo puedo hacerme con algún ejemplar. Y digo cuando me sobre porque estoy hasta arriba: estoy terminando unos trabajos, los examenes los tengo a la vuelta de la esquina y tengo que ponerme a estudiar como una burra. Así que nos vemos en febrero ya. :P

Faria dijo...

Otra obra que no he leído y debería hacerlo. Apuntada queda.

Qué triste la pérdida de alguien valioso, y qué vergonzoso que fuera en esas circunstancias.

sonia f dijo...

Llevo un año tocándolo, mirándolo, ojeándolo en la fnac mínimo una vez al mes... y ahora ya me he terminado de decidir: en cuanto pasen las vacaciones te cuento. Pereira disfrutado y en pleno goce de La Tregua. Cómo mola Benedetti.

Anónimo dijo...

No he pasado del primer párrafo: con un arranque tan desgarrador, se me ha humedecido la mirada y he tenido que arrastrarme a por el bote de Prozac.

Esta noche, me meteré dos copazos, a ver si medio inconsciente, puedo avanzar en este sobrecogedor relato, a ver de qué va.

JM

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

No conocía a la escritora, amigo Tarquin, gracias por culturizarme un poco...

Siento decir que ya que no pudo acabar la obra no creo que lo que se conserva sea tan bueno como podría haber sido. No me atrae leer algo fragmentado y con tanta laguna (tres partes de cinco faltan, si he leido bien).

Incluso con el gran Kafka ocurre en EL CASTILLO, es decir, es una obra inacabada y por lo tanto, incompleta...

Saludos

BUDOKAN dijo...

Parece más que interesante. Muy buena esta recomendación que nos acercas, como siempre. Saludos!

Tarquin Winot dijo...

Ánimo, María. Tú puedes. El libró seguirá ahí en febrero de 2009.

Por increible que parezca, Faría, la encarcelaron por judía y bolchevique, cuando ella no era ni lo uno ni lo otro. La edición incluye las cartas que su marido envió todo el mundo explicando estas circunstancias y es estremecedora la impotencia que transmiten.

Menudo trío de ases, Cosmic. Muy melancólicos los tres libros, pero de lo mejorcito que puede uno leer.

Pues espera a leer el último, Jotaeme, ahí ya no podrás contener el llanto. La verdad es que me ha quedado un poco tristona la entrada, pero es que el tema no da para un especial de Fin de Año.

Sin duda, Alberto. Pero el hecho de constituir bloques compactos que sólo comparten el momento y algunos personajes hace que no parezca tan distinto a cuando un libro se termina y te quedas sin saber qué fue del protagonista después.

Gracias, Budokan. Espero de veras que te animes, lo leas y, sobre todo, te guste.

sonia f dijo...

Joder. Ya lo he terminado. Vaya... joder.

Tarquin Winot dijo...

Veo que has terminado "La tregua", Cosmic. Lo único bueno que tiene acabar esa maravilla es que puedes empezar otro libro con la esperanza de encontrar algo que te llene de igual modo, pero es taaaaaaaan difícil.