viernes, 10 de abril de 2009

Desde el otro lado


Siempre he sentido una profunda aversión hacia los espejos. Siendo un quinceañero, me colé junto a unos amigos en una vieja casa abandonada que había cerca de donde veraneaba con mis padres . Mientras explorábamos la ruinosa mansión, un enorme espejo que, milagrosamente, había sobrevivido al inocente saqueo de docenas de chavales ante que nosotros, se descolgó de una de las paredes y estalló en mil pedazos, dejando al descubierto, en lugar del muro desconchado, que todos esperábamos, un amplio boquete que anticipaba un lóbrego y tenebroso túnel perdiéndose en la oscuridad.

Desde entonces, me ataca la extraña sensación de ser observado desde el otro lado cada vez que me enfrento al frío e inhumano reflejo que de la realidad presentan las pulidas y brillantes superficies de los espejos con los que uno tropieza a cada momento. Afortunadamente, las canas que van haciéndose fuertes en mi encopetada cabeza han logrado que, a día de hoy, al detenerme ante un espejo sienta tan solo una leve inquietud y no el gélido escalofrío que me recorría la espada cuando era más joven y la fantasía volaba con mayor libertad. Quizás sea este miedo infantil el que me haya llevado a disfrutar más de lo que se merece de "The broken", la nueva película del británico Sean Ellis tras la premiada "Cashback". Y digo que la he disfrutado más de lo que se merece, porque, en realidad, "The broken" no es una buena película.

Tras una cena familiar a la que acude junto a su novio (Melvil Poupaud) y su padre (Richard Jenkins) y en la que el único elemento perturbador es la rotura inexplicable de un enorme espejo, la radióloga Gina Mc Vey (Lena Headey) observa en plena calle a una mujer con la que guarda un asombroso parecido y que parece llevar una vida paralela a la suya. Los extraños cambios que detecta en algunos de los asistentes a la cena y una serie de espantosas y recurrentes pesadillas llevan a Gina al mismo borde de la locura.

El guión, obra del propio Ellis, resulta lento en la exposición de los planteamientos, torpe en el ritmo y deudor hasta el tuétano de otros títulos clásicos del terror y de la ciencia ficción a través de múltiples detalles en los que no entraré para resguardar las sorpresas pero que resultan obvios una vez vistos (atención al guiño tan gratuito como interesante a "Psicosis"). El reparto tampoco ayuda y, dejando a un lado a la bellísima Lena Headey, protagonista absoluta de la película, los demás actores pasean por la pantalla como si hubieran quedado para cenar y fueran justos de tiempo. Mención negativa especial para el francés Melvil Poupaud, que resulta tan creíble en su papel de seductor y misterioso galán como Chiquito de la Calzada enfundado en las mallas azulgranas de Spiderman.

Y sin embargo, a pesar de tan importantes carencias, "The broken" resulta un producto inquietante y, en cierta medida, digno y destacable. Fundamentalmente, porque Ellis-director sabe sacar partido a los magros cimientos entregados por Ellis-guionista y filma las oquedades del libreto con una elegancia y un sentido de la atmósfera ciertamente brillantes. Con la inestimable colaboración del director de fotografía Angus Hudson, Ellis retrata un Londres lívido, frío y aséptico donde el gris y el azul dominan la paleta de colores y donde la realidad parece deslizarse con lentitud más que moverse. Esa habilidad para narcotizar al espectador y su innegable talento visual para crear imágenes inquietantes (Gina en el cuarto de baño tras la primera de sus pesadillas ¿Ellis plagiando a Aja o viceversa?) se convierte en varias ocasiones en un elemento indispensable para dotar de tensión y suspense a momentos tan logrados como la persecución en el metro de Londres o la última y aterradora conversación telefónica entre Gina y su padre.

Si aquella tarde de hace un millón de años, la casualidad no hubiera hecho estallar aquel espejo, probablemente esta entrada no hubiera nacido. O quizás sí. Quizás no fue la casualidad la que lo descolgó de la pared y había una intención en aquellos acontecimientos. En mi caso, "The broken" ha logrado que vuelva a observar con recelo los reflejos ofrecidos por los espejos que salen a mi paso. ¿Demasiadas películas? Tal vez, pero todos tenemos derechos a exorcizar nuestros demonios, ¿no?

8 comentarios:

Profesor Moriarty dijo...

Tiene carencias importantes, cierto, pero tambien tiene sus pros.
Como dices, la bellisima Lena Headey es una de sus mejores bazas, aunque a mi me encanto la inquietud que te provoca y que tan dificil es encontrar en una pelicula hoy en dia.
Para que nos vamos a engañar, pincha en un argumento manido o un equipo actoral desnatado pero Sean Ellis se la juega con el miedo a lo desconocido y la cosa le ha salido medio bien, que para los tiempos que corren...

Saludos ;)

JotaEme dijo...

Vale.

Muy bien

Pero ahora cuéntenos si siguió aquel oscuro pasadizo, a qué conducía y todo eso que queremos saber.

JM

Tarquin Winot dijo...

Pue sí, Profe, viendo la casquería que se maneja ahora (y a la que no le hago ascos tampoco), sí, por lo menos inquieta, ya es mucho.

Pues le voy a defraudar enormemente, mi querido Jotaeme, pero fue ver ese hueco lleno de telarañas y entre el susto y la imaginación calenturienta, pusimos pies en polvorosa y la casa del monte no contó nunca más con nuestra presencia.

Valeroso Jiménez dijo...

¡¡Buá, qué cagao!!

Kampanilla dijo...

Jo! Mira que no entrar! Ains. Yo me colé una vez por un agujerito en una cueva y fue superexcitante!

Salu2!

Tarquin Winot dijo...

Suficiente audacia acredité entrando en aquel caserón lóbrego y oscuro. Sea comprensivo, amigo Jimenez.

Es que las hadas están hechas de una pasta especial, mi querida Kampanilla. Eso lo explica todo.

Möbius el Crononauta dijo...

Pues la historia esa del espejo es bastante cinematográfica. ¿Seguro que no se paseaba George C. Scott por allí?

Saludos

Tarquin Winot dijo...

Sólo me hubiera faltado eso, Möbius, encontrarme al protagonista de "Al final de la escalera" al otro lado del espejo. No lo estaría contando.