Y el destino quiso que el año 2011 empezara con una entrada tan redonda, tan susceptible de parada y fonda como la número 200. Casi cuatro años después de aquella "Las cosas claras" , entrañable y seminal, sincera y apasionada, esta bitácora alcanza hoy un número de entradas ciertamente desmesurado y que supera con amplitud los reducidos objetivos que un servidor se planteaba cuando esta travesía levó anclas.
Este tipo de acontecimientos no dejan de ser brindis al sol, ejercicios de onanismo en el que uno aprovecha para hacer balance de si mismo y aplaudir sus propias decisiones. Y aunque intentaré evitarlo, será complicado, porque este que suscribe, la verdad sea dicha, está enormemente orgulloso de esta escombrera de ladrillos que tantas satisfaciones en el plano personal y en el, digamos, técnico, le ha producido en estos años.
En el plano personal, fundamentalmente, porque gracias a los escritos que aquí han aparecido, he tenido la oportunidad de conocer a personalidades apasionadas y apasionantes que han dotado y dotan de nutrientes muy saludables a estas páginas.
De los que habitaron el paleolítico del ladrillo, casi todos han desaparecido por el camino, bien porque sus propias plataformas han desaparecido, bien porque se cansaron de leer o de discutir o abandonaron, sencillamente, la blogosfera sin que este espacio tuviera , que se sepa, culpa alguna en su desembarco. Una lástima, sin duda, pero ahí quedan los comentarios y los debates inolvidables que protagonizaron para disfrute del personal, gente como Profesor Moriarty, Princesa Bacana o el mítico Clan Natillas. Mención especial, si de veteranos hablamos, al cántabro de oro, Mister Azid Phreak, a estas alturas, propietario de un amplio porcentaje de esta escombrera por prescripción adquisitiva y que desde su primera aportación en mayo de 2007 a "La venganza de Richard Clayderman" ha colaborado activamente con sus comentarios y sus aportaciones en convertir el ladrillo en lo que es hoy en día.
Pero de recuerdos nadie se alimenta y, afortunadamente, a pesar de las ausencias, el blog ha disfrutado de una saludable regeneración sanguínea a lo largo de los meses, cortesía de comentaristas de la talla de Möbius, Crowley, Mr. Lombreeze, Antonio Graell, Beethoven o Mike Lee entre otros muchos que, espero, no duden de mi agradecimiento por no aparecer recogidos aquí explícitamente. Imposible, en este caso, poder dejar de destacar a la gran María, cuya fidelidad incombustible ha permitido que puedan contarse con los dedos de una mano las entradas que han quedado huérfanas de comentarios de entre estas doscientas que hoy celebro con vosotros.
Y en el plano técnico, en lo que a mi toca, es decir, en las entradas propiamente dichas, tengo que confesar que el ladrillo me ha permitido, finalmente, encontrar mi estilo, tras lamentados y lamentables intentos por encontrar una afinación personal y adecuada a mi voz. En este espacio, las palabras salen fluidas, sin filtro y, en la mayor parte de las ocasiones, sin demasiado esfuerzo, lo que supone una auténtica bendición para quien tanto buscó y nunca encontro "la chispa adecuada".
Sin perjuicio de ello, aquí como en todas partes, hay de todo. Hay escritos ciertamente malos, bien por vagos, bien por soberbios o imprecisos, amén de mal construidos y peor estructurados. Entradas que pecan de desmesura o de piruetas estilísticas innecesarias y vacías que en nada ayudan ni a la idea ni a quien la expresa. Pero esa certeza no impide que esté convencido de que el nivel general es aceptablemente bueno y que, incluso, en ocasiones, hablamos de entradas, con franqueza, brillantes. Tan orgulloso, de hecho, estoy de algunas de ellas que, durante este 2011 no descarto la idea de volver a publicarlas convenientemente remozadas, si corresponde, o, porqué no, corregidas, bien en su fondo, bien en su forma. Ya os ire contando.
Acabo ya no sin antes pediros humildemente (con esa humildad de la que, tal vez alguien, tras leer el párrafo anterior crea que no dispongo en demasía) a quienes estuvisteis, quienes estáis y a quienquiera que esté en el futuro, que me acompañéis, que sigáis visitando esta escombrera y que pueda seguir contando con el lujo de vuestros comentarios y aportaciones en la entrada 201, en la 202, en la 203, en la 204..............
Este tipo de acontecimientos no dejan de ser brindis al sol, ejercicios de onanismo en el que uno aprovecha para hacer balance de si mismo y aplaudir sus propias decisiones. Y aunque intentaré evitarlo, será complicado, porque este que suscribe, la verdad sea dicha, está enormemente orgulloso de esta escombrera de ladrillos que tantas satisfaciones en el plano personal y en el, digamos, técnico, le ha producido en estos años.
En el plano personal, fundamentalmente, porque gracias a los escritos que aquí han aparecido, he tenido la oportunidad de conocer a personalidades apasionadas y apasionantes que han dotado y dotan de nutrientes muy saludables a estas páginas.
De los que habitaron el paleolítico del ladrillo, casi todos han desaparecido por el camino, bien porque sus propias plataformas han desaparecido, bien porque se cansaron de leer o de discutir o abandonaron, sencillamente, la blogosfera sin que este espacio tuviera , que se sepa, culpa alguna en su desembarco. Una lástima, sin duda, pero ahí quedan los comentarios y los debates inolvidables que protagonizaron para disfrute del personal, gente como Profesor Moriarty, Princesa Bacana o el mítico Clan Natillas. Mención especial, si de veteranos hablamos, al cántabro de oro, Mister Azid Phreak, a estas alturas, propietario de un amplio porcentaje de esta escombrera por prescripción adquisitiva y que desde su primera aportación en mayo de 2007 a "La venganza de Richard Clayderman" ha colaborado activamente con sus comentarios y sus aportaciones en convertir el ladrillo en lo que es hoy en día.
Pero de recuerdos nadie se alimenta y, afortunadamente, a pesar de las ausencias, el blog ha disfrutado de una saludable regeneración sanguínea a lo largo de los meses, cortesía de comentaristas de la talla de Möbius, Crowley, Mr. Lombreeze, Antonio Graell, Beethoven o Mike Lee entre otros muchos que, espero, no duden de mi agradecimiento por no aparecer recogidos aquí explícitamente. Imposible, en este caso, poder dejar de destacar a la gran María, cuya fidelidad incombustible ha permitido que puedan contarse con los dedos de una mano las entradas que han quedado huérfanas de comentarios de entre estas doscientas que hoy celebro con vosotros.
Y en el plano técnico, en lo que a mi toca, es decir, en las entradas propiamente dichas, tengo que confesar que el ladrillo me ha permitido, finalmente, encontrar mi estilo, tras lamentados y lamentables intentos por encontrar una afinación personal y adecuada a mi voz. En este espacio, las palabras salen fluidas, sin filtro y, en la mayor parte de las ocasiones, sin demasiado esfuerzo, lo que supone una auténtica bendición para quien tanto buscó y nunca encontro "la chispa adecuada".
Sin perjuicio de ello, aquí como en todas partes, hay de todo. Hay escritos ciertamente malos, bien por vagos, bien por soberbios o imprecisos, amén de mal construidos y peor estructurados. Entradas que pecan de desmesura o de piruetas estilísticas innecesarias y vacías que en nada ayudan ni a la idea ni a quien la expresa. Pero esa certeza no impide que esté convencido de que el nivel general es aceptablemente bueno y que, incluso, en ocasiones, hablamos de entradas, con franqueza, brillantes. Tan orgulloso, de hecho, estoy de algunas de ellas que, durante este 2011 no descarto la idea de volver a publicarlas convenientemente remozadas, si corresponde, o, porqué no, corregidas, bien en su fondo, bien en su forma. Ya os ire contando.
Acabo ya no sin antes pediros humildemente (con esa humildad de la que, tal vez alguien, tras leer el párrafo anterior crea que no dispongo en demasía) a quienes estuvisteis, quienes estáis y a quienquiera que esté en el futuro, que me acompañéis, que sigáis visitando esta escombrera y que pueda seguir contando con el lujo de vuestros comentarios y aportaciones en la entrada 201, en la 202, en la 203, en la 204..............
14 comentarios:
Señor Winot, para ser su blog una escombrera, como usted dice, tiene bastante bien colocados los ladrillos (vistos). Síganos deleitando con sus reflexiones durante mucho tiempo; por mi parte, estoy tentado a dedicarle mi undécima sinfonía (ya sabe que la 10ª la empecé, pero me aburrí).
Reciba una cariñosa colleja con trompetilla.
Beethoven
Muchas gracias por la mención en la entrada. Creo que te debo una entrada en el blog (si es que sigue en activo la sección 'En otras palabras'). Espero poder mandártela en el menor tiempo posible. Y si se han contado con los dedos de las manos mis ausencias se deben a dos motivos:
1. He estado de vacaciones y no tenía Internet a mano.
2. He estado tan agobiada que no tenía ni tiempo para respirar.
Espero que el blog siga por muchos años en la blogosfera, y que sus seguidores podamos verlo.
También espero que alguna vez se pase por el mío. Creía que no iba a durar nada y a finales de mes va a cumplir su primer añito de vida.
Echo de menos las intervenciones del clan natillas. Por favor, que alguien los localice y les diga que vuelvan.
Espero volver ha leer una entrada parecida cuando ya hayas escrito 400.
Un abrazo.
La bruja siempre está, desde el primero al último. Siempre de incógnito, eso sí. Enhorabuena!Espero ver la entrada 500.
Gracias por la mención. Mi más sincera enhorabuena por las doscientas entradas, espero que el blog continúe con muchas más.
¡Saludos!
Feliz Aniversario, espero llegar como comentarista a leer el CCC. Desde aquí expreso mi predisponibilidad a seguir paseando por esta escombrera con mi capa ondeando al viento. Me gusta su blog y me gusta porque creo percibir lo que has descrito: un estilo de escritura personal y más o menos espontáneo, como tiene que ser, a mi entender, un blog. Es por ello que a las entradas más vacías, huecas, ligeras y fallidas hay que tenerles el mismo cariño que a las inspiradas y transcendentes, pues forman parte de nosotros, lo mismo que nuestro cerebelo o el michelín cervecero.
Desde luego trataremos de estar en el 400, en el 500, y en el 1000.
Gracias por sus atenciones, y siga dándole a la tecla. He dicho.
Lo de la escombrera, mi querido Beethoven, es cortesía de uno de los más ilustres comentaristas de este blog (mejorando lo presente): el gran Moncabanas, que acuñó el término haya por 2008.
Lo de "En otras palabras" sigue, por supuesto, María, en activo. Y deseoso de sangre fresca. Pensé que lo del blog era un trabajo de la carrera sin vocación de permanencia. Ya que se prolonga en el tiempo, apuntado queda.
Y que sigas dando caña, Bakarne. Es un placer polemizar contigo.
Lo sé, lo sé, Brujita querida. Como ya te dije el otro día, contigo siempre cuento.
Bien merecida la tienes, Mike. Aquí te espero dentro de unos años.
Ahí tienes toda la razón, amigo Lombreeze. Los michelines son, efectivamente, parte de uno y no es justo desterrarlos: algún día se tonificarán. Y si no, tampoco importa.
Es de bien nacido ser agradecido, amigo Möbius. Y como pueden atestiguar los michelines a los que se refiere Lombreeze, bien nacido y bien criado, uno lo está.edes
En teoría iba a serlo. Pero al final nos hicimos amigos.
Suelen ser buenos chicos, María. Es fácil congeniar con ellos ;-D.
Muchas gracias, compañero Phreak. En una entrada como ésta, no mencionarte hubiera sido merecedor de fin de semana cultural con Leire Pajin. Aguanta el empellón y sigue dando de comer al rincón de los niños perdidos. Muchos vamos allí a saciarnos y no nos puede faltar. Un abrazo.
Muchos ánimos para llegar a añadir un cero más a ese 200. Un abrazo
¿Dosmil? Bueno, Ángel, al menos se intentará. Un abrazo.
Caray, me he emocionado, Tarq!! Ya no blogueo, cierto; el facebook y otras vulgaridades m tienen atrapada. Pero sí q visito de vez en cuando tu rincón... Aunque esté calladita! Besos besos!!
¡¡¡Mi valenciana favorita!!! Bienvenida, Princesa Cósmica. Menos Feisbus y más ladrillo. Me alegra mucho verte de nuevo por aquí. No nos abandones tanto tiempo y deja tu impronta más habitualmente. Besos.
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