Los que le damos a esto de las bitácoras virtuales sabemos que, como en casi todo, hay altibajos. Momentos en los que comprobar si una entrada tiene o no comentarios es lo primero que uno mira cuando se despierta por la mañana y momentos en los que el blog languidece y permanece con parálisis facial durante semanas. En ocasiones, los temas parecen emboscarte a diario para que los trates en la bitácora quitando incluso horas al sueño y otras veces uno parece un personaje de "Barton Fink". Todo esto ocurre. Y no sólo no es grave sino que incluso, me atrevería a decir que es saludable, porque el entusiasmo continuado deviene en hastío con más rapidez que la que es posible imaginar y no hay nada mejor que subir una cuesta para luego disfrutar de bajarla. Pueden faltar las entradas, pero nunca las ganas de hacerlas.
A finales del año pasado, el ladrillo era un muerto viviente. Creo que eso era un hecho evidente para cualquiera que lo siguiera, bien de forma habitual, bien como lector ocasional. No me apetecía escribir, pero tenía que hacerlo para cumplir con "La melodía escurridiza" que, como todos los buenos personajes hacen con los actores que los interpretan, encasilló al ladrillo en el concurso y con su estructura apenas dejó espacio para publicar algo que no fuera directa o indirectamente vinculado a ella. Y ese aire mecánico, de imposición vició todo lo que escribí en esos días. Lo peor que le puede pasar a un blog y éste no ha sido una excepción, es que se construya por obligación o, peor aun, por inercia, que las entradas aparezcan porque toca o porque no hay más remedio. Para eso, es mejor dejarlo y gastar el tiempo en otras cosas. Y eso es lo que decidí en los últimos días del año pasado.
La idea era aprovechar la entrega de premios del concurso para convocaros a la fiesta de despedida, pero entre unas cosas y otras no aproveché la ocasión y "Sexta y última" quedó como borrador mientras los temas sobre los que hablar, despejado el camino de pentagramas y enigmas, empezaron a asomarse a mi ventana y, servidor, libre de las obligaciones del concurso, comenzó a encontrar el camino en el teclado para cumplir con aquellos principios generales que se establecieron hace casi seis años en la entrada que abrió esta bitácora y que no son otros que los de escribir sobre lo que uno quiera, cuando quiera y como quiera, libremente, decidiendo en todo momento lo que es prioritario y lo que no.
Si comparamos este año con cualquiera de los anteriores, la cosecha esta siendo paupérrima- nueve entradas en tres meses- pero difícilmente podría encontrar textos más coherentes- que no mejores- con la idea que alumbró el ladrillo que los escritos este año. Solo he castigado el teclado cuando me lo ha pedido en cuerpo y, tal vez, por eso, cada vez me apetece hacerlo más. Sinceramente, si el ladrillo no se ha derrumbado en este 2013, creo que ya va a ser difícil que lo haga en el futuro. Vivirá sus momentos buenos y sus momentos malos, pero vivirá. De eso y de que esta sexta temporada no será la última no me cabe la menor duda.
A finales del año pasado, el ladrillo era un muerto viviente. Creo que eso era un hecho evidente para cualquiera que lo siguiera, bien de forma habitual, bien como lector ocasional. No me apetecía escribir, pero tenía que hacerlo para cumplir con "La melodía escurridiza" que, como todos los buenos personajes hacen con los actores que los interpretan, encasilló al ladrillo en el concurso y con su estructura apenas dejó espacio para publicar algo que no fuera directa o indirectamente vinculado a ella. Y ese aire mecánico, de imposición vició todo lo que escribí en esos días. Lo peor que le puede pasar a un blog y éste no ha sido una excepción, es que se construya por obligación o, peor aun, por inercia, que las entradas aparezcan porque toca o porque no hay más remedio. Para eso, es mejor dejarlo y gastar el tiempo en otras cosas. Y eso es lo que decidí en los últimos días del año pasado.
La idea era aprovechar la entrega de premios del concurso para convocaros a la fiesta de despedida, pero entre unas cosas y otras no aproveché la ocasión y "Sexta y última" quedó como borrador mientras los temas sobre los que hablar, despejado el camino de pentagramas y enigmas, empezaron a asomarse a mi ventana y, servidor, libre de las obligaciones del concurso, comenzó a encontrar el camino en el teclado para cumplir con aquellos principios generales que se establecieron hace casi seis años en la entrada que abrió esta bitácora y que no son otros que los de escribir sobre lo que uno quiera, cuando quiera y como quiera, libremente, decidiendo en todo momento lo que es prioritario y lo que no.
Si comparamos este año con cualquiera de los anteriores, la cosecha esta siendo paupérrima- nueve entradas en tres meses- pero difícilmente podría encontrar textos más coherentes- que no mejores- con la idea que alumbró el ladrillo que los escritos este año. Solo he castigado el teclado cuando me lo ha pedido en cuerpo y, tal vez, por eso, cada vez me apetece hacerlo más. Sinceramente, si el ladrillo no se ha derrumbado en este 2013, creo que ya va a ser difícil que lo haga en el futuro. Vivirá sus momentos buenos y sus momentos malos, pero vivirá. De eso y de que esta sexta temporada no será la última no me cabe la menor duda.
15 comentarios:
Como soy el último en llegar, seré el primero en comentar: que sean muchas y fructíferas las temporadas.
Un abrazo, Tarquin.
Me alegro de que hayas salido del letargo!!!! Larga vida, pero no me he enterado de lo del simbolismo de Lo que el viento se llevó...
Por cierto, el envío de premios se ha demorado lo mismo que la explicación? O se ha perdido por el camino?
1besico!
Pues qué quiere que le diga, que para mí son buenas nuevas. Ya sabe usted que comparto 100% su filosofía bloguera con lo que creo entender, bastante bien, el asunto del altibajo creativo. Que usted cumpla muchas más temporadas y que yo las lea.
"STRONGER THAN THE WIND"
Gracias, Gonzalo. Ya se sabe que los últimos serçan los primeros. Es solo cuestión de tiempo.
La bella Señora Winot siempre me dice que mis simbolismos los entiendo yo y, a veces, mis circunstancias, Fiona. En este caso, la idea era que la melodía, con su poderío, similar al del viento, se había llevado por delante la propia esencia del blog, cosa que, finalmente, no ha ocurrido. Respecto a los premios, los galardonados del año pasado pueden dar fe de que el retraso en la entrega es ya un clásico del concurso. No te preocupes que llegan. Espero esta semana dejar el tema resuelto.
Muchas gracias, Maestro Lombreeze. Más que un altibajo, aquello fue un despeñamiento... bendita rama ;-DD.
Todos los blogs tienen épocas de crisis, pero tiene que ser así, es la prueba de que están vivos.
Saludos.
Me alegro de que el ladrillo siga una temporada más entre nosotros. Y que sean muchas
Me alegro de que el ladrillo se haya recuperado, espero con ganas seguir leyendo las nuevas actualizaciones.
¡Saludos, Tarquin!
Efectivamente, Blue. Casi alcanzamos el punto sin retorno, pero, afortunadamente no lo sobrepasamos.
Gracias, Angel. En tu caso con especial hinapié, que llevas con el ladrillo casi desde sus orígenes.
Las leeras, Mike, las leeras. Con periodicidad irregular, pero las leeras.
Señor Winot, me alegro que la luz lo haya iluminado y haya regresado a la buena senda. Es posible que tenga menos comentarios que en la anterior etapa de su concurso "telecinquista-antenatresiano", pero seguro que, de lo que escriba, se seguirá sintiendo orgulloso en el futuro.
Un abrazo de Beethoven.
Ya sabía yo que esta decisión te iba a gustar, mi querido Beethoven. Yo creo que el concurso "telecinquista-antenatresiano" (impagable definición, por cierto) ha sido el gran acierto del ladrillo en toda su historia. También creo, no obstante, que, por el momento y durante un largo periodo de tiempo, ha dado también todo lo que tenía dentro. Un abrazo muy fuerte y toda la energía positiva del mundo para quien ya sabes.
Escribir o no escribir, esa es la cuestión.
Lo de los altibajos, todos los hemos (estamos) sufriendo.
El ego nos machacaba porque ante una buena entrada, uno espera recibir miles de comentarios, que jamás se producen. Es más, como bien dices, uno se levanta esperando no ver el maldito "SIN COMENTARIOS".
Pero no sólo de ego vive el hombre (y la mujer) y ,hablo desde mi experiencia personal, a veces, hay que obligarse a escribir algo, a sabiendas de que no quedarás satisfecho contigo mismo, pero como se suele decir, que las musas te pillen trabajando.
Yo también me he estado planteando dejarlo (¿quién no?), pero cuando la inspiración viene, tengo una necesidad de escribirlo, de contarlo, independientemente de que alguien lo vaya a leer. Es ya una necesidad, una costumbre, ahora, muchas veces, escribo sólo para mi y para mis amigos (AFK, fuera del teclado), pero si vosotros lo léeis y os gusta, digamos que es una recompensa a mayores, pero no la meta final.
Muerte al ego.
Vaya "ladrillazo" que he soltado.
PD: me alegro de que la cosa siga viva, Tarquin.
De ladrillo nada, amigo Lughnasad. De no ser por vosotros, esto sería muy distinto. Como dices, seguiría escribiendo igual, pero las cosas quedarían ahí y no se enriquecerían como lo hacen.
No deje de escribir, querido Tarquin. Todos tenemos esos momentos de abandono de nuestros blogs. A mí también me pasó, por razones de salud de mis brazos y después lo fui dejando, pero he vuelto a recuperarlo. Y escribo cuando me apetece, sin obligación.
El concurso de las bandas sonoras me permitió descubrir este lugar tan interesante y también a usted, además de poner a prueba mis conocimientos cinéfilo-musicales, algo que me ha divertido muchísimo.
A por esa nueva temporada del ladrillo :)
Hola,
sé que no suelo escribir por aquí (aunque si me paso a menudo).
Me uno a los compañeros que se alegran de que el ladrillo
siga.
Como yan han dicho los demás, todos sufrimos altibajos en la blogosfera, pero como usted bien ha dicho, el blog no debe convertirse en una obligación. Se podrán escribir más o menos entradas al mes, incluso algunos meses abandonarlo para luego volver con fuerzas (que siempre, y misteriosamente, reaparecen).
Es cierto que influye el ver el número de comentarios que encontramos en las entradas que publicamos (y nos trabajamos, no se hacen en 5 minutos), y la verdad es que a veces el ánimo decae al comprobar que no hay ni uno. A nivel personal diré que también tenía (y hay semillas de que se llegue a producir) una despedida para el próximo Junio, pero ya veremos qué pasa.
Así que nada, a seguir para adelante, que todos los rincones merecen un espacio en este extenso microuniverso.
Un abrazo y a por otro nuevo spring Señor Winot!!!
Más que poner a prueba tus conocimientos, Athena, el concurso ha servido para probar mi capacidad de evitar que acertaras cada edición en sus primeros segundos. Obviamente, fracasé. Gracias, por tu apoyo.
Pues yo estoy en plena fase de converso, Ramón, de modo que te invito a no abandonar la nave en verano. Más vale un pausa larga que un adios definitivo.
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