"Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condiciones de jubilarme. Debe hacer por lo menos cinco años que llevo este cómputo diario de mi saldo de trabajo. Verdaderamente, ¿preciso tanto el ocio?" Así empieza "La tregua", la novela de Mario Benedetti que acabo de terminar y que, sinceramente, me ha dejado impresionado.
Para mi vergüenza, debo reconocer que nunca hasta ahora había mostrado el menor interés por la obra de este genial uruguayo y que si, finalmente, di el paso, no fue por voluntad propia sino por el compromiso de lectura que se adquiere con los libros que a uno le regalan. Sobre todo si el que lo regala ya ha demostrado en varias ocasiones un incontestable buen gusto en estos temas.
Adoptando la forma de un diario (me niego a escribir íntimo, ¿cuál no lo es?), Benedetti recoge algo más de doce meses en la vida de Martín Santomé, por lo que a mi respecta, uno de los personajes mas entrañables y mejor construido de la literatura del siglo XX. Viudo, funcionario a punto de jubilarse, padre de tres hijos con los que parece mantener más el equilibrio que las relaciones y, sobre todo en constante lucha con el tiempo; con el que se le viene encima tras la jubilación que adopta la forma del ocio sin objeto "porque, entonces me pasarán sin duda muchas menos cosas que ahora" y, también con el pasado, infectado de frustración y que le persigue pidiéndole cuentas. "La seguridad de saberme capaz para algo mejor me puso en las manos la postergación que, a fin de cuentas es un arma terrible y suicida". En este sentido, el nombre del libro cuadra al céntimo con la historia que en él se cuenta: una verdadera tregua, una puerta abierta en esa vida amagada, oscura, terrible, ya que "lo más trágico no es ser mediocre pero inconsciente de esa mediocridad; lo más trágico es ser mediocre y saber que se es así y no conformarse con ese destino que, por otra parte, es de estricta justicia".
A pesar de lo que puede parecer y aunque el pesimismo no abandona el personaje en toda la obra, "La Tregua" no es un catálogo de personajes dolientes y quejumbrosos. La novela respira auténtica vida y, en consecuencia, junto a momentos de una intensidad dramática asombrosa (la entrada del jueves trece de febrero, por ejemplo) se acomodan otros instantes de verdadera poesía en prosa (entrada del lunes, doce de agosto). Además, la estructura adoptada por el autor, que distribuye la obra en múltiples entradas (cada una para un día concreto y cronológico), de no más de dos páginas las más largas y de apenas una linea las más cortas, le permite reflexionar sobre lo que le viene en gana (Dios, el amor, la paternidad, el deseo, la historia, la política o el poder entre otros temas) y aderezarlo todo con un sentido del humor elegante o con una amargura implacable según le pida el cuerpo en cada momento. Como la vida misma.
Y todo eso, maravillosamente escrito, con estilo y maestría, sin que el interés de la historia decaiga ni se disperse ni un sólo segundo, rodeando a los personajes principales con un manto de secundarios construidos con una minuciosidad y un cuidado como es difícil encontrar. Una obra maestra. Lectura obligatoria. Imprescindible.
10 comentarios:
Yo tampoco he leído nada del Benedetti.
Uno más, al buffer de lectura. Suponiendo que llegue a leer todo cuanto tengo ahora mismo en dicho buffer, calculo que viviré unos trescientos cuarenta y seis años y siete meses, mes arriba, mes abajo, que no puedo hilar tan fino, siendo como soy de letras.
¿Ha notado usted del uruguayo algun giro chocante?
JM
Me ha llamado la atención el equivalente a nuestro "como hablar a una pared" que allí se expresa como "preguntas al gran botón", giro que, de chocante, me tumba.
Sí, ciertamente a mí tambien me aturde a la par que me desconcierta.
JM
Me alegro mucho de que te haya gustado tanto, por aquello de ser el regalante. Conociéndote, te has debido de agenciar ya las obras completas de Benedetti y no pararás hasta zampártelas.
Por ahora, ya me hecho con una "Antología poética" de considerable tamaño y como decían en "Toy story"....hasta el infinito y más allá. Gracias de nuevo, estimado regalante.
¿Pero éste tiene alguna similitud con aquel "excelente" libro de Julián Marías del que no recuerdo el título? Es para hacerme una ligera idea.
Bienvenida sea usted, mi estimada Imana Lane. Espero verla a menudo por estas páginas. Le confirmo que esta obra le va a gustar mucho más que aquélla de JAVIER Marías que le dejé y que no le terminó de convencer mucho, por lo que veo. Saludos bailones.
Ya sabía yo que se me había escapado algún detallito sin importancia de aquel dichoso libro. Yo también tengo el "buffer" a tope (el de lectura, ¡claro!), pero algún día prometo leerlo para poder opinar.
A mi Benedetti, cuando habla de amor... es que me pierde.
Bonito blog. Un placer saludar.
Para mí, ha sido un auténtico descubrimiento este hombre. Que pena no tener todo el tiempo que se necesita para disfrutar de tanto bueno como hay por el mundo.
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