El otro día se produjo una curiosa paradoja cósmica. Mientras me horrorizaba leyendo un artículo en el periódico en el que se prevenía a la humanidad ante la perspectiva de un nuevo disco de "Il Divo" (el redactor, con más razón que un santo, decía que el origen del grupo es, en si mismo, un chiste, ya que, el mismo lo componen un español, un frances, un suizo y un americano), en "Clásicos populares", el longevo programa sobre música clásica que emite Radio Nacional desde hace más de 30 años, emitían una edición especial de homenaje al inigualable tenor italiano Carlo Bergonzi que, desde mi punto de vista, es el cantante lírico más grande que ha puesto los pies sobre un escenario.
Ni más ni menos que 53 años se ha tirado el maestro paseando su arte por los teatros del mundo. Especialista sobre todo en Verdi (el bastón con el que anda, incorpora en su empuñadora una efigie del compositor italiano), su repertorio (dejando a un lado las canciones populares italianas a las que también les dedicó su momento de gloria) abarca más de 72 personajes, entre los que destacan Manrico (Il trovatore), Cavaradossi (Tosca), Rodolfo (La Boheme), Fígaro (El barbero de Sevilla) o, el papel con el que me cautivó que no es otro que el Pinkerton de Madame Butterfly. Casi nada.
Además de unas cualidades físicas casi sobrenaturales, impresiona del arte de este hombre su inigualable facilidad para transmitir, su habilidad para dar todo en cada nota y que, además, ese esfuerzo se note, llegue al oyente. Dicho de otro modo, cuando Bergonzi canta, queda en el que escucha la certeza absoluta de que sólo así puede interpretarse lo que acabas de escuchar. No es posible apreciar un mínimo de avaricia en su modo de cantar. Quizás reside en ello su increible capacidad de transmitir, su habilidad innata para introducirse en los personajes, cincelando con su voz cada nota para que podamos detectar toda la estructura interior, todo lo que le lleva a actuar de ese modo y no de otro. Con él, los personajes respiran, se mueven, sufren, aman, mueren, padecen remordimientos. Viven, en definitiva.
En el programa al que me refería antes, el maestro, que ya cuenta con 83 primaveras a sus espaldas y que hace más de doce que ya no actúa, comentaba que los cantantes actuales tienen prisa por triunfar, no aceptan cantar un papel que no conocen en un pequeño teatro, necesitan acudir al Teatro Real sin pasos intermedios y, en consecuencia, la mayoría destroza su voz por un absurdo deseo de notoriedad (Bergonzi rechazó una oferta del mismísimo Karajan para cantar Canio, de "Pagliacci" en la Scala por considerar que aún no estaba preparado para el papel, lo que no impidió al endiosado genio austriaco llamarlo por teléfono tras la negativa sólo para decirle que, a pesar de no haber aceptado, era el mejor tenor del mundo). Para el genial tenor, el canto es estudio, práctica, pasión, sentimiento. Dar la nota más aguda del mundo no es sinónimo de que sea la mejor nota, sólo que es la más aguda.
Por eso, gente como los componentes de "Il Divo" no podrán ser nunca buenos interpretes, por que confunden cantidad con calidad. Bergonzi interpreta con su canto y ellos cantan sin interpretar. No hay más que ver el modo en el que aparecen en escena los reyes del gorgorito, con sus trajes inmaculados, sus pelitos de pijos de diseño y sus sonrisitas de museo. Da igual lo que canten. Ni un movimiento fuera del cuadro, ni una nota fuera de su sitio. Son autómatas con buenas voces, pero su frialdad, su aseptica presencia y su exceso de perfección matemática hacen del mundo de Bergonzi y el de ellos dos caras de una misma moneda. Es la misma diferencia que existe entre los vinilos y los discos compactos. Éstos pueden ser más perfectos, pero nunca más bellos.
14 comentarios:
Acabo de descubrir tu blog que por cierto es muy interesante y me detuve en este post reflexivo sobre esto de la grabación y los formatos. Coincido con lo que dices en función de nunca sonarán tan bellos. Saludos!
Sólo puedo decir que Il Divo AL PAREDON. Aicansopor semejantes mamarrachos.
Estás hablando de un artista versus un producto, simplemente. Y a muchos, afortunadamente, siguen gustándonos más los artistas. Gracias por descubrirme a Bergonzi. No lo conocía y me han dado ganas de escucharlo. Ya sabes que mis conocimientos operísticos son más bien escasillos.
Saludines.
Por la autoridad que me dan los 20 años de amistad contigo (parece que fue ayer cuando leíamos cómics de Spiderman en clase de Filosofía), no puedo sino decirte: QUÉ PESAÍTO ESTÁS CON LA OPERA, HIJO.
Pagliacci, por Dios, una de mis arias favoritas es Vesti la Giubba, qué lagrimones, como si el mismísmo Beltrán de Heredia hiciese un chiste a propósito de La Ponderosa.
¿Ha probado usted a escuchar la discografía de Demis Roussos?
No, por nada.
JM
Budokan: Me alegro de tenerte por aquí. Espero que lo disfrutes y que siga pareciéndote interesante.
Imana: Propongo una cercenación escrotal para los chistosos para que además de fusilar los temas que componen sus penosos discos, puedan hacer un disco de versiones de los Bee Gees.
Mar: Veo que te has animado, finalmente. Espero que, pronto me mandes una dirección con ese blog que tienes el deber de iniciar.
Me alegro de descubrirte a Bergonzi. Creo que te va a dejar de una pieza.
Besos y bienvenida.
Otis: Precisamente por esos veinte años de amistad, deberías de saber que, cuando me da por algo, me da de verdad. De todos modos, por esa autoridad que tienes y que te mereces, puedes decir lo que te salga del ciruelo...siempre es bien recibido.
Jotaeme: Al final, Bergonzi, grabó con Karajan un Pagliacci y, to que tú, me haría con esa grabación inmediatamente. Un tesoro.
Azid: El tribunal no ha encontrado motivos para condenarte y, en consecuencia, puedes seguir aportando tus comentarios siempre acertados sin necesidad de pelarte la espalda. No debes preocuparte:
Él mejór hescrivano hecha uhn vorrron
Yo en ópera estoy poco puesto, pero sí sé que Il Divo es un fenómeno totalmente rechazable. ¡Pero quién compra sus discos! Madre mía....Lo que comentas Tarquin de cantidad y calidad me ha traído a la mente ese disco que sacó el, en otro tiempo respetable, Calamaro: ¡creo que eran 5 cds de canciones nuevas! ¡Y sólo unos meses después del anterior!.
Saludos.
Como decía un amigo mío.......poco, pero exquisito.
Buenos días: Por si hacía falta algún tipo de señal, baste decir que Il divo le gusta a mi jefe; ergo apesta.
Bonito blog!
A mí es que el nombre ya me rechina, al menos tanto como cuando se reunía ese "consejo de sabios", ¿recuerdan?.
¿Pero quién demonios se puede denominar a sí mismo "sabio"?. A estos efectos es lo mismo que autodenominarse "estrella", "sabio", "genio" o, finalmente, "divo".
Estos no deberían haber pasado de servir cenas en "la Castafiore".
Coñoya, hombre
JM
Bueno. Pues he empezado por las canciones napolitanas.
Mamma mia. No tengo palabras. En efecto, es un señor artista.
Ayer salió Il divo en Cuatro. Tampoco tengo palabras. O sí, me repetiría como jotaeme. Coñoya.
Mi blog... llegará, llegará. La paciencia es la madre de la ciencia.
I'll be back.
Princesabacana: Ya no sabía que hacer para que te pasaras por aquí. Espero que vengas para quedarte.
Jotaeme: La unica diva que ha existido ha sido la Callas. Por tanto, estos tipos son unos callos de cuidado que, efectivamente, de la Castafiore en rebajas no deberían haber pasado.
Mar: querida, si ya estás enganchada, no sabes lo que te espera. Disfrútalo.
O sea:
¿¿¿¿¿Has leído mi blog y aún así te alegra mi visita?????
¡Qué bien me caes!
Me descubres al Benedetti poeta (al prosista me lo acercó el amigo Otis), a "Malcom in the middle"...´...¿cómo no voy a querer que vengas a verme?
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