martes, 2 de octubre de 2007

El demonio de Tasmania


Se llamaba Errol Leslie Thomson Flynn y, gracias al acierto de algún avispado agente, ha pasado a la historia del cine con el nombre de Errol Flynn y no como Leslie Thomson. Triunfó en la época dorada de Hollywood y, a pesar de ser australiano (de Tasmania para ser exactos), nadie encarnó como él al prototipo de hombre honrado, encantador, valiente y aventurero que tanto dinero dejó en las arcas de los estudios de Hollywood.

De naturaleza rebelde y agitada, marcó maneras desde sus primeros años, siendo expulsado de varios colegios por indisciplina en su Australia natal. Llegó incluso a ser escogido para representar a su país en los juegos olímpicos de Amsterdam, en 1928, pero no era capaz de aguantar disciplina alguna y no acudió a la convocatoria. En su lugar, se enroló en la tripulación de un barco y se dedicó a recorrer mundo, ejerciendo docenas de empleos de todo tipo y condición. Fue cocinero, capataz en una plantación de tabaco en Nueva Guinea, buscador de perlas, friegaplatos y encargado de una gasolinera entre otras muchas cosas. Su aterrizaje en Estados Unidos fue el punto de inflexión que marcó su existencia.

Debutó en Hollywood en 1935, de la mano de ue cazatalentos de la Warner que le sirvió en bandeja el papel protagonista de la mítica "El Capitan Blood", una apabullante película de piratas que lanzó al estrellato al por entonces veinteañero Flynn y que conmocionó las plateas de medio mundo. El público de la época no estaba preparado para semejante terremoto. Su físico demoledor y su personalidad aventurera y canalla, desbordante de carisma y encanto no encontró oposición entre los actores de la época y desde esa primera aparición y hasta que se retiró del cine, casi nadie logró hacerle sombra. De las cincuenta películas que rodó, doce fueron éxitos de campeonato ("Robin Hood", "Murieron con las botas puestas", "La carga de la brigada ligera"), se codeó con los grandes directores de la época que sacaron petróleo de su aire socarrón y aventurero y constituyo junto a Olivia de Havilland una de las grandes parejas cinematográficas de todos los tiempos. El público lo adoraba y, como decía su amigo, Irving Rapper, "tuvo el mundo entero en la palma de sus manos y no supo aprovecharlo".

Y no supo aprovecharlo, porque para él, solo había dos cosas importantes en la vida y una de ellas no era el cine. "El whisky me gusta viejo y las mujeres jóvenes", solía decir. Whisky y sexo, esos eran los motivos fundamentales por la que el australiano trabajaba. Algunas de las fiestas más salvajes y depravadas de la historia de Hollywood se produjeron en la famosa "House of pleasure", la casa que compartió con su amigo Clark Gable y en la que el actor y sus múltiples invitados eran invitados a beber y fornicar hasta el desfallecimiento. Habitaciones con cristaleras para no perder detalles de lo que ocurría en su interior, concursos de aguante sexual en los que al parecer al actor siempre salía triunfador y, por supuesto, el emblemático concierto de pene, en el que el actor utilizaba su miembro para aporrear las teclas de su piano y que Marilyn Monroe contó con todo detalle al escritor Truman Capote. Sus borracheras junto a gente como el mencionado Gable o el realizador Raoul Walsh eran antológicas, llegando al extremo, el día que murió el actor John Barrymore, amigo de correrías del actor y cuyo cadaver fue robado del depósito y colocado en el salón de Flynn por Walsh y sus ebrios amigos, "para que lo tuviera siempre cerca".Como es de imaginar, esa vida de excesos no era bien vista por los estudios. Sin embargo, el público seguía adorándolo. Ni siquiera cuando tuvo que hacer frente a varias denuncias por violación, de las que fue absuelto, sus admiradores le abandonaron.

El nunca se consideró actor. Trabajaba en el cine para pagar sus vicios y dar salida a su impetuoso temperamento no exento de vanidad, pero nunca se sintió parte de ese mundo. En consecuencia, siempre andaba fuera de las estrechas lindes de comportamiento que marcaban los estudios para sus estrellas. Mientras funcionó como máquina de generar ingresos, los estudios capearon el temporal de sus continuos excesos. Cuando la máquina se secó, dieron carpetazo y lo dejaron a la deriva. Realmente, nunca le molestó ese abandono por parte de aquellos a los que tanto dinero había hecho ganar. Hizo las maletas, montó en su yate y se dedicó durante sus últimos años a vagabundear por los mares, disfrutando de las mujeres y del alcohol (inyectaba vodka en las naranjas para que nadie pudiera recriminarle que bebiera desde el desayuno) hasta que un catorce de octubre de 1959 cayó fulminado por un ataque al corazón con tan solo cincuenta años. Cuando realizaron su autopsia, encontraron un organismo pulverizado por los excesos, propio de una persona de setenta años. Sin duda, nadie podrá decir que no aprovechó el tiempo.

14 comentarios:

Sett dijo...

Que interesante.

Me gusta que acerques la vida de un actor como Errol,que debido al tiempo transcurrido desde sus peliculas,lo teniamos un poco desfasado.

Soy tan osado que te hago una humilde sugerencia de mejora: Quedaria mejor que pusieses los titulos de las pelis en negrita.

Un saludo.

Otis Driftwood dijo...

Buah, tocar el piano con el pene. Si todavía fuera el oboe...

sonia f dijo...

Como cambia la cosa de tener glamour a no tenerlo: eres el Gran Errol Flynn o el fatal Pete Doherty. En aquel entonces era todo más bonito...

Hatt dijo...

Mucha gente lo ha tenido siempre como un buen compañero de juergas, pero más bien creo que la juerga trataba de acompañarlo a él, pero no podía seguir su ritmo.

Un brindis por un grande (eso sí nada de sonatas que puedan ser tocadas al piano por algo que rime con la frase anterior...).

Nos leemos.

Rodi dijo...

Menuda biografía más currada has realizado. Desconocía esa vena salvaje de Errol Flynn. Sobre su vida había leído algo sobre su presunta afilicación nazi, que tiempo después resulto no ser cierta.

Como siemrpe, un gran trabajo.

Saludos.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

un gran actor. Robin Hood siempre seré Errol Flyn. Además, me encanto su interpretación del general Custer en "Murieron con las bocas puestas". No conocía su agitada vida privada.

un abrazo.

BUDOKAN dijo...

Hola Trquin, que feliz me pone este post homenaje a uno de los grandes valuartes que dio el cine y no sólo por su vida en la pantalla grande sino también como rescatas en la vida misma. Muy grato ha sido leer sobre Errol. Saludos!

Anónimo dijo...

¡Qué bien que te hayas acordado del bueno de Errol!
Siempre me ha parecido irresistible.
Lo que no tengo muy claro es si destrozarse físicamente, aunque sea por placer, es aprovechar el tiempo... Tengo que meditarlo.

sonia f dijo...

A mi me surgió la misma duda.
Es decir: no pienso pasarme la vida comiendo derivados de la soja y yogures desnatados; pero drogarme muchomucho de manera habitual... no sé yo si es aprovechar el tiempo o darle directamente al fastforward.
Además, ¿nos haría sentir envidia o penita el día después de las bacanales? con el sabor a rata muerta en la boca, los pulmones doloridos de fumar, las tripas en pie de guerra...


Y el caso es que, aún así, seguro que tenía un polvo.
Lo que yo diga, o tienes charm o no lo tienes. Y Errol, pues tenía.

Tarquin Winot dijo...

El tipo vivió durante cincuenta años y le cundieron como setenta. Si eso no es aprovechar el tiempo...

Lo cierto es que este hombre y sus excesos dan mucho de si. El otro día me enteré de una nueva que lo sigue acreditando como el follador justiciero.

Con motivo del rodaje de "El motín de la Bountee", tuvo que viajar a un país del sudeste asiático. Su padre, que debía ser un racista de campeonato, le dijo que sólo un bastardo se acostaría con una asiática. Dos días después de llegar, envío a su progenitor un escueto telegrama: "Padre, soy un bastardo".

Su vida es un pozo sin fondo de anécdotas. La verdad es que fue irrepetible.

Profesor Moriarty dijo...

Menudo pieza.. Esto si es vivir la vida. Desconocia que le interesaba poco el cine, tan solo lo justo para seguir con su estilo de vida. Con un par. Desde luego Errol Flynn tiene su leyenda forjada en diez mil "fraguas".. jeje.. La envidia me corroe..
Buena currada la biografia. Acercanos mas. ;)

Rosenrod dijo...

Un personaje que inevitablemente te despierta la duda: ¿digno de admirar o digno de lástima? No lo tengo yo muy claro...

Un saludo!

Unknown dijo...

Tarquin, el ultimo hombre en abandonar la estrella de la muerte? nos tendremos vigilados mutuamente... tb curioso tu blog... un saludo

Tarquin Winot dijo...

No van por ahí los tiros, Kitt, pero buen intento. Espero verte habitualmente por aquí.