miércoles, 17 de junio de 2009

En los valles de Finlandia


Hay composiciones que logran acabar con sus autores, obras cuya popularidad se despliega con tan asombrosa intensidad que su luz logra cegar a quien las admira ocultando a su vista lo que aguarda turno a su alrededor. En consecuencia, contenidos de enorme valor quedan condenados al olvido o a la ignorancia, permanentemente sumergidos en la sombre que dibuja esa otra pieza monumental, superior o, sencillamente, más afortunada. Aunque existen ejemplos a puñados de esta afirmación, el compositor finlandés, Jean Sibelius (1865- 1957) es quizás uno de los más llamativos.

Infinitamente más conocido por ser el nombre de un popular programa de composición musical (si tecleamos "Sibelius" en el buscador "Google" obtendremos no menos de 4,5 millones de entradas que se reducen a 610.000 si añadimos el "Jean" que distinguiría uno de otro) el músico finés ha pasado a las enciclopedias de música por ser el autor del poema sinfónico "Finlandia", un encendido y vigoroso canto nacionalista compuesto en 1899 como forma de protesta por la abolición de la autonomía del Gran Ducado de Finlandia decretada por el Zar de Rusia, Nicolás II. No es inmerecida la fama de "Finlandia"; la composición es irresisitible, inquietante y avasalladora, con un tramo final adrenalítico y triunfal que deja clavado en la butaca al anonadado oyente que apenas se atreve a respirar hasta que la orquesta, finalmente se detiene. Pero Sibelius es mucho más que el autor de "Finlandia".

Sibelius firma un repertorio compuesto por centenares de composiciones de todo tipo (música de cámara, sinfonías, canciones, sonatas para piano, etc.) Es también el responsable de uno de los conciertos para violín más hermosos que se han escrito y, sin duda, una verdadera prueba de resistencia para el solista, al que el compositor finlandés, reputado y virtuoso maestro en dicho instrumento, somete a unas dificultades endiabladas en las que tan fácil es romper las cuerdas del violín como salir a hombros del auditorio.

Sibelius es también el músico que legó al mundo uno de los artefactos melódicos más inclasificables y vanguardistas de todos los tiempos, el poema sinfónico "Tapiola", compuesto en 1926 y auténtico punto sin retorno del que Sibelius nunca pudo volver y que marcó el agotamiento absoluto del pozo de su arte, del que nunca más volvió a surgir una idea hasta su muerte, treinta años después.

Y para el que suscribe, Sibelius será siempre el autor de "Vals triste", una de las piezas más conmovedoras de la historia de la música y piedra de toque incomparable para distinguir a los humanos con sensibilidad de los minerales inanimados. Esta joya lúgubre y delicada es, posiblemente, la visión más exacta que, desde la música, puede darse sobre la muerte. En sus apenas seis minutos es fácil distinguir su lenta e inexorable llegada, las alucinaciones que provoca en su víctima, la calma que precede a la tempestad, el frenesí inaudito con el que la existencia se descuelga hacia el abismo y el último suspiro exhalado antes de deshacernos en sus brazos. A todo logra dar Sibelius forma musical a través de un tiempo de vals que se adapta como un guante a todos los cambios rítmicos de la pieza. Atención al vídeo animado que acompaña la entrada, que sabe captar a la perfección toda la esencia de esta pequeña joya de encarecida recomendación.

VALS TRISTE (1903)

6 comentarios:

sonia f dijo...

Tercer intento frustrado, de escuchar el vals triste: ¿Me quieren dejar en paz, porfaplis?

Tarquin Winot dijo...

¿El enlace no funciona o alguien ajeno a la red decide molestarte justo cuando empieza el video? Házmelo saber, Cosmic para cambiarlo o tomar medidas extremas contra el inoportuno entrometido, respectivamente.

sonia f dijo...

Gente, gente, funcionar funciona!!!

Tarquin Winot dijo...

¿Lo lograste y las lágrimas te impiden transmitir tus emociones, Cosmic?

Mister Lombreeze dijo...

Sensacional composición de uno de los mejores compositores del s.XX y uno de mis favoritos.
Es por esto que es el compositor del Himno Gusano ;-)))

http://gusanoylombriz.blogspot.com/2008/12/minutos-musicales-jean-sibelius-1865.html

El vals triste es conmovedor y bellísimo.

Tarquin Winot dijo...

Excelente gusto el que gasta, amigo Lombreeeze. Como himno no tiene precio.