miércoles, 9 de marzo de 2011

Punto y final: Mark Twain


Durante los últimos cuatro años, el volumen de mi equipaje cultural ha crecido considerablemente y a una velocidad que supera con creces mi media vital. Internet es el Amazonas por el que circula hoy en día todo aquello que enriquece la mente y sus orillas se agrandan cada minuto que pasa para permitir el transito de su imparable caudal. De no haber existido la red y de no haber podido leer vuestros comentarios o visitar vuestras páginas, pocas, por no decir nulas posibilidades hubiera tenido yo de descubrir la maestría incomparable de Benedetti, el cinismo corrosivo de Warren Ellis o los tesoros que "Don Carlo" guarda en su partitura, por no mencionar las virtudes del cine coreano, o el sabor incomparable de la secallona.

Y de no haberlos yo conocido, difícilmente podría haber transmitido mi entusiasmo a terceros que, en ocasiones, han coincido conmigo y han prolongado la polinización. Internet, en definitiva y por mucho que se empeñe la ministra Sinde es lo mejor que le ha podido pasar a la cultura y pretender controlar este flujo monstruoso es un despropósito innecesario, caro e involucionista, además de una tarea que haría palidecer la mismo Sísifo.

Mi ultimo hallazgo en este proceso de equipamiento intelectual es cortesía de mi querido Beethoven, blogero en ciernes, erudito musical e historiador contumaz que con su privilegiado olfato literario me ha descubierto un diamante que responde al nombre de Mark Twain y del que, confieso avergonzado, solo sabía a través de las adaptaciones al cine de sus novelas sobre Tom Sawyer y por su famoso telegrama al periódico que anunció erróneamente su fallecimiento y en el que exponía que las noticias sobre su muerte habían sido muy exageradas.

Tras la lectura de sus "Escritos irreverentes" que tan fervorosamente me fue recomendado, no puedo por menos que declararme "twaingano" hasta el tuétano y jurar sobre mi ejemplar de esta obra deslumbrante, cínica, mordaz y terriblemente divertida que desmembra cada uno de los pilares del catolicismo, que no me convertiré en comida para perros sin haber dado buena cuenta de todas y cada una de las obras que salieron de su increible talento. No dejen de llevar el libro a cualquier curso prematrimonial o charla religiosa si su idea es salpimentar la velada con pasajes como el que aquí se incluye.


"Un hombre se volvió religioso y preguntó a un sacerdote qué podía hacer para volverse digno de su nuevo estado. El sacerdote dijo: “Imita a Nuestro Padre que está en el Cielo,aprende a ser como Él”. El hombre estudió la Biblia con atención, diligente, concienzudamente, y luego de haber rogado al Cielo que lo guiara, inicio sus imitaciones.

Hizo caer por las escaleras a su mujer, que se rompió la columna, dejándola paralítica por el resto de sus días; entregó a su hermano en manos de un estafador, que le robó cuanto poseía y lo dejó en el asilo; inoculó parásitos intestinales a uno de sus hijos, la enfermedad del sueño a otro, y gonorrea al tercero; hizo que su hija se contagiara escarlatina y llegara así a la adolescencia sorda, ciega y muda para siempre; y, después de ayudar a un canalla a que sedujera a la menor, le cerró la puertas de su casa y la hija murió maldiciéndolo en un prostíbulo.

Luego se presentó ante el sacerdote, que le dijo que esa no era la forma de imitar al Padre Celestial. El converso preguntó en qué había fallado, pero el sacerdote cambió de tema y le preguntó cómo estaba el tiempo en su pueblo."


Mark Twain- Cartas de Satán desde la Tierra.
Los escritos irreverentes (1870- 1909)

12 comentarios:

Bakarne dijo...

También se podría haber quedado con el 'Amaos los unos a los otros'. Yo no soy religioso, pero querer entender el todo cogiendo sólo una parte, o interpretar bajo nuestros parámetros culturales la cultura de hacer dos mil años no es la mejor forma de opinar. (Vamos creo yo)

Möbius el Crononauta dijo...

No leo a Twain desde mis años mozos... pardiez. Intentaré recuperarle.

Saludos

Anónimo dijo...

Querido señor Winot, me alegra ver que la sugerencia no cayó en saco roto.
Ya puestos, le recomiendo otras dos joyas:
"Wilson Cabezahueca", publicado el año pasado en Navona editorial. Un alegato contra el racismo.
"Guía para viajeros inocentes", publicado en 2009 por Ediciones del Viento, una desternillante y mordaz guía de un viaje por Europa y Tierra Santa.
Y en internet puede leer el maravilloso relato "Diario de Adán y Eva en el paraíso".
Espero ver su próximo post sobre música.
Su amigo Beethoven

Tarquin Winot dijo...

"Amaos los unos a los otros.... como yo os he amado" Si vemos el curriculum de quien esto dice, casi le damos a Twain la razón, Bakarne. Además, no somos nosotros los que nos empeñamos en interpretar algo con cientos de años de antiguedad como si se hubiera escrito hoy mismo, sino los representantes de quien, en principio dictó esas palabras.

Pues yo ni en los mozos ni en lo no tan mozos, Möbius; hay que remediarlo de inmediato.

De "Guia para viajeros inocentes" he oido maravillas, Beethoven. De hecho, junto al díptico de Tom Sawyer son mis compras más inmediatas. Tengo una entrada sobre música en mente para dentro de un par de semanas. Espero que te guste. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Alberto Q.

aunque solo sea por descubrir grandes obras literarias y recomendaciones de blogs amigos..: VIVA INTERNET siempre.

Saludos, Tarquin.

Tarquin Winot dijo...

Hay otras cosas, pero ese es su principal atractivo. Un abrazo, Alberto.

Míchel dijo...

Estoy con Beethoven (el comentarista): "Guía para viajeros inocentes". Mala leche y complejo de superiridad norteamericano mezclado con el desconocimiento cultural de alguno de los pasajeros hacen de él una aventura cómica y sociológica impagable.
Lo disfruté el verano pasado.
Es gordote, pero se lee muy bien; como siempre traducción/traidor nos deja a las puertas de la fluidez de la escritura de Twain.
Un saludo.

Tarquin Winot dijo...

Por el momento, ando enfrascado en "Tom Swayer", Michel, pero tu recomendación es mi próximo objetivo. Saludos y bienvenido.

Míchel dijo...

¿Y qué tal? Merece la pena (re)leerlo, ¿son buenas las descripciones, paisajes, personajes? ¿Hay mala leche y crítica social? ¿Ironía?
Un saludo.

Tarquin Winot dijo...

La verdad es que no tiene nada que ver con los "escritos irreverentes", Michel, pero hay un encanto especial y cercano en su estilo que es francamente estimulante. Ironía a toneladas, eso sí.

Anónimo dijo...

Espere a leer "Las aventuras de Huckleberry Finn", señor Winot, y ya nos contará.
Beethoven

Tarquin Winot dijo...

He leído por ahí que es considerada "la novela norteamericana" por deficinición, Beethoven. Lo cierto es que no veo el momento de hincarle el diente.