miércoles, 4 de abril de 2018

Clonando lombrices (IV)

Buenas noches a todos menos a los que gustan de esas críticas cinematográficas largas, farragosas, llenas de exhibicionismo cultural e interminables subordinadas y al término de las cuales (si llegas vivo, claro), es imposible saber si merece la pena gastarse el dinero o no en la entrada. A esos, a los que miran por encima del hombro a los que nos gusta que las reseñas contengan opiniones y no un tratado sobre el oxímoron del pleonasmo vinculado al uso de la elípsis en el cine afgano, a esos, como decía, a esos ni agua.

Esta noche vengo a hablarles brevemente de algunas de las últimas películas que he visto, en ese formato anélido- estrellado que se ha hecho célebre en mi casa y que con la presente, alcanza ya las cuatro entregas. Si pinchan en el tag al final de la entrada, podrán acceder a las previas y a las razones que me llevaron a dar tan peculiar nombre a la sección. Vamos allá:

- "Wind River": A pesar de la microscópica y minimalista campaña publicitaria, el debut en la dirección del extraordinario guionista Teylor Sheridan, autor de los libretos de, ahí es nada, "Sicario" y "Hell or high water", es, sin duda alguna, la mejor película del año. Un thiller inhóspito, gélido, seco y que, a pesar de brillantes momentos de acción, se basa sobre todo en las miradas, los diálogos y, por encima de todo, los silencios. Les recomiendo que después de la conmovedora escena final, no se vayán de inmediato a hacer pis o a bajar la basura. Se perderían el tema "Feather", de William Wild y sería una pena muy grande (*****).

- "Perfectos desconocidos": A pesar del insoportable Ernesto Alterio (Qué le habrá visto la Diosa Juana Acosta a este hombre. Misterio...) la última película de Alex de la Iglesia aguanta bien el tipo hasta su decepcionante, facilón y trilladisimo final que, sinceramente es un gatillazo en toda regla. Habrá que ver el original italiano para ver si el error viene de serie (**).

- "Baby Driver": No ha perdido el pulso y el estilazo EdgarWright. El arranque al ritmo del "Bellbottoms" de Jon Spencer es demoledor y la vuelta de tuerca a la tradicional cinta de robos imposibles funciona francamente bien. Pero creo que dar el peso de la película a un tipo tan soso como Ansel Elgort es un error de casting imperdonable. Magníficos secundarios, exceso de metraje y una banda sonora maravillosa que atrona en mi casa un día sí y otra también (***).

Lo lamento, mi religión me impide cambiar de gesto.

- "Wonder": Actores en el declive de su carrera (Owen Wilson, Julia Roberts...), base argumental de telefilm barato modalidad "niño diferente"... Todavía me pregunto cómo la bella Señora Winot me engatusó para entrar en la sala. Sin embargo... Sin embargo, se lo agradeceré durante mucho tiempo, porque la adaptación al cine de la novela de R.J. Palacio es modélica. Con todas las papeletas para que le tocará una tunda por blandengue, lacrimógena y maniquea, "Wonder" se lleva cuatro merecidas estrellitas de un servidor (****).

- "El autor": Infumable engendro tan vacio de contenido como lleno de pretensiones y cuyo único aliciente es ver un par de desnudos integrales de Javier Gutierrez. Imagínense el resto a la vista del cuerpo escombro que atesora el muchacho. No pierdan un segundo (•).

"Brimstone": Una auténtica y genuina recomendación gusana. Demasiado metraje para tan corto viaje argumental. Dakota Fanning (espléndida, como siempre) las pasa canutas en el (sangriento y machista) Oeste por un quítame allá ese Guy Pearce sobreactuado. Estructurada en cuatro partes bien diferenciadas, la película del holandés Martin Koolhoven podría tener un número de estrellas muy variable según de que sección del metraje hablemos. Así, la primera podría llevarse dos, la segunda cuatro (ojito a la secuencia de la violación, la pistola y la niña... De lo mejor del año), la tercera, dos y la última iría bien servida con una, de modo que... (**1/2)

Acércate, cielo que creo que tienes algo en el ojo...

- "Lady Bird": Relato de iniciación y entrada en la madurez con un tufillo a cartón piedra y a reciclado barato que asusta desde el primer fotograma. Buenas interpretaciones (especialmente Saoirse Ronan) y poco más. El cine independiente (signifique esa categria lo que quera que signifique) necesita un actualización de software y hardware muy urgente (*).

- "Wonder Wheel": El mejor Allen de los últimos años. Intenso, solvente y, como es habitual, sacando petroleo de sus intérpretes aunque se trate de actores tan de derribo como James Belushi, que está espléndido. De Kate Winslet no habló porque incluso haciendo de momia de la Hammer seguiría siendo inconmensurable. Añoro un poco de humor que ayude a tragar tanta desgracia, pero las penas con genio son menos (***).

¿Será malo ser tan buena actriz?

 - "La batalla de los sexos": A principios de los setenta, un tenista retirado y acabado (Bobby Riggs) apostó una ingente cantidad de dinero a que ninguna tenista profesional era capaz de ganarle. La número uno del mundo por aquel entonces, Billie Jean King, aceptó la apuesta. ¿Prometedor, verdad? Podría haber dado mucho juego, nunca mejor dicho, pero sus responsables, Jonathan Dayton y Valerie Faris, rascan tan poco en un material tan jugoso que la cinta se queda muy coja y apenas se sostiene sobre las magníficas interpretaciones de Emma Stone y, especialmente, Steve Carell (**).

- "Killing Ground": Hay que tener el día para entrar en esta espeluznante película australiana. Sobre el papel no parece nada excitante (las violentas relaciones entre urbanitas en el campo y campesinos testarudos) pero en la pantalla... En la pantalla la cosa cambia mucho y las decisiones de planificación del debutante Damien Power pervierten los tópicos del género de forma sumamente satisfactoria y perturbadora. Michael Haeneke hasta las trancas de Foster podría haber rodado algo parecido (***).