miércoles, 25 de febrero de 2015

Not a good job

En menos de 24 horas he visto dos veces, "Whiplash", la película del realizador norteamericano Damien Chazelle, flamante ganadora de tres Oscars en la reciente entrega de estos celebérrimos galardones cinematográficos. La cinta se une así a un selecto club de obras en mi panteón cinéfilo que se pueden contar con los dedos de una mano (y aún sobraría alguno para barrenarse a conciencia ambas fosas nasales) y que incluye colosos de la categoría de "La huella" o "L.A. Confidential" sin entrar en más detalle. A pesar de ello, a pesar de esa fascinación que ha generado en mí la película, me resulta imposible decir que es una buena obra merecedora de elogios.

Y eso que el guión, obra también de su realizador, es inatacable desde cualquier punto de vista que uno quiera tomar. Coger un un tema tan manido como el del profesor atípico y el estudiante talentoso para darlo la la vuelta de semejante modo solo está al alcance de verdaderos maestros de la pluma. El enfrentamiento entre el volcánico Terence Fletcher (J.K. Simmons) y su aplicado pupilo en el arte de tocar la batería (Miles Teller) está plagado de momentos inolvidables y diálogos para el mármol, encajados en unos perfectos 100 minutos que son una exhibición de ritmo y dosificación de adrenalina calculada al milímetro. A pesar de todo ello y sintiéndolo mucho, me cuesta mucho decirles que el libreto de la obra es bueno.

Tampoco puedo entregar elogios a la pareja protagonista, a pesar de que en la pantalla destilan una química sencillamente perfecta. La merecidamente premiada interpretación de J.K. Simmons es tan poderosa, tan llena de matices (sí, grita como el que más y en ocasiones haría las delicias del Sargento Hartman, pero, en otras, logra que a uno le entren ganas de prestarle un pañuelo) que cuando está en pantalla eclipsa al resto del reparto. Pero hay que romper una lanza a favor de Miles Teller que pasa de encajador de collejas a chacal iracundo en un abrir y cerrar de ojos. Si piensan que exagero con mis halagos a estos dos enormes actores, les invito a que no pierdan detalle a los veinte minutos finales de la cinta, una verdadera exhibición de ambos, con apenas cuatro lineas de diálogo como parapeto entre el espectador y ellos. Lamentablemente, ni siquiera por esto, puedo decirles que "Whiplash" esté bien interpretada.

No lo tengo claro, chaval, ¿te adelantas o te retrasas?

Respecto a la dirección de Damien Chazelle, solo decir que, lo que acredita en "Whiplash" es un talento de vértigo, inverosímil en un jovenzuelo de apenas treinta primaveras y con una sola película previa en la maleta. Que su trabajo no haya sido siquiera nominado es de difícil digestión a la vista de su capacidad para definir a los personajes con un par de planos y su sorprendente habilidad para crear imágenes adhesivas. Nunca la música había sido tan bien apresada por las imágenes como en esta ocasión. Se nota la pasión que el realizador norteamericano siente por ella en general y por el jazz en particular. La cámara recorre los atriles y las salas de ensayo con una maestría tal que uno casi siente la vibración de las cuerdas en la nuca y el redoble de los tambores hace que se nos despierten las neuronas como si fuéramos nosotros los que recorremos los pentagramas de "Caravan", "Too hip to retire" o la homónima "Whiplash". Una pena que, a pesar de todo ello, sea imposible decir que la dirección de Chazelle es buena.

 En resumen, "Whiplash" no es una buena pelicula. Y mantengo que no es una buena película a pesar de todos mis halagos porque, en un momento del metraje, Chazelle pone en boca del personaje de Terence Fletcher que, cuando uno detecta genio en alguien hay que empujarlo más allá de lo posible para hacerlo romper el cascarón de su talento y deslumbrar al mundo. Por la misma razón, continua, nada hay más perjudicial en la búsqueda de la excelencia que ante la obra de un genio en potencia, limitarse a clasificar su obra como un buen trabajo. Si han visto "Whiplash" coincidirán conmigo en que hay que tener unas agallas del tamaño del Gran Cañón para llevar la contrario a Terence Fletcher, de modo que, lo dicho, Damien, "not a good job".