1.- Es un slasher:Y esto, más que una razón es un advertencia. Si no tiene usted el menor interés por películas como "Halloween", "Viernes 13" o "Scream", no se acerque por "Charlie´s farm" o, si lo hace, no me venga luego con quejas. Desde que el mundo es mundo, en un slasher debe haber una única localización (por grande que sea), un número variable de personas reunidas en dicha ubicación y un misterioso asesino de expeditivos métodos empeñado en firmar el certificado de defunción de todos los anteriores en una sola noche. "Charlie's farm" no es una excepción en ninguno de esos aspectos y por eso mismo, cada uno de esos clichés supone una razón para verla para los que como un servidor, disfrutamos con este rudimentario, anquilosado pero irresistible tipo de películas. Además, hay que tener en cuenta que...
2.- Tiene el mejor arranque del genero en los últimos años: En general, los slashers tienen dos tipos de secuencias iniciales: el primero tiene por objeto presentar en entorno en el que se desarrollará la acción (un barrio residencial, un camping junto al lago, etc, etc). El segundo sirve para darnos una pincelada de lo desquiciado que está el matarife de turno y el tipo de violencia que nos vamos a encontrar en la siguiente hora y media. "Charlie's farm" pertenece a este segundo estilo y hay que reconocer al australiano Chris Sun su habilidad para clavarnos a la butaca con una secuencia tensa, crudisima (atentos al uso del sonido. Brillantísimo) en la que apenas intuimos a Charlie pero sí nos permite determinar su arma favorita (luego hablaré de ella, pero no tiene desperdicio) y la característica más evidente de su aspecto (de nuevo el sonido, magistralmente utilizado). El ritmo luego decae sensiblemente, pero su último tercio nada tiene que envidiar a este meritorio arranque.
3.- Charlie vive en Australia: Como decía, la ubicación en este tipo de obras es fundamental. Por muy grande y luminoso que sea debe resultar inquietante, amenazador y lleno de peligros, pero haciendo bueno, en definitiva, aquéllo que decía Mylo Tindell de que algo puede estar a la vista y no por ello verse fácilmente. En el caso que nos ocupa, los incautos protagonistas de "Charlie´s Farm" deciden visitar una granja abandonada en mitad del desierto australiano donde, por lo que cuentan, habitó en su momento una familia de desquiciados con tendencia a merendar costillar de mochilero. El uso del espacio por parte de Chris Sun es brillante y aunque gran parte de la trama acontece a plena luz del día (amantes de la oscuridad y de las cuevas serpenteantes, no se preocupen, también tendrán oportunidad de pasarlo en grande) localizaciones como el río que atraviesa la propiedad o los herrumbosos silos y graneros que crecen como setas en el periplo de los futuros fiambres resultan sumamente inquietantes y uno se sorprende con las uñas clavadas en la palma de la mano en más de una ocasión.
Tranquilos, que Charlie tiene dulces para todos... |
4.- Empatizas con Charlie: Es algo tradicional en este tipo de películas. Las victimas del carnicero de turno son tan estúpidas, generan tan poca simpatía en la platea, parecen tan empeñados en que les conviertan en carne picada que, casi siempre, hay aplausos cuando la rubia recachutada o el universitario musculoso reciben su ración de acero. En "Charlie's farm" esta principio general no solo se respeta sino que, podríamos decir, se eleva a su máximo esplendor. Y es que el nivel de dentera que producen los corderitos de Charlie es de matrícula de honor: toman, por supuesto decisiones inexplicables (atentos al encuentro de nuestro hombre con dos de los excursionistas en el río. Desternillante de puro inverosímil), se empeñan en asustar a sus compañeros ocultándose entre las sombras y siempre huyen en la dirección equivocada. Vamos, carne de cañon con el título ganado a pulso. Un último aviso para los amantes del género: no esperen encontrar hermosos efebos ni amazonas hormonadas en "Charlie's farm". El presupuesto daba lo que daba y nos tenemos que conformar con gente como Tara Reid o Sam Coward que tienen el mismo atractivo que un plato de nabos hervidos.
5.- Charlie mola: En los últimos tiempos, la tierra de los canguros parece empeñada en
robarle a Corea del Sur el título de pais con mayor densidad de
lunáticos por metro cuadrado del globo terraqueo. Hasta hoy, mi chiflado favorito de aquellas tierras era el encantador Mick Taylor de la saga de "Wolf Creeck", pero tras ver "Charlie´s farm", no puedo por menos que entregarme al innegable encanto de esta versión transgénica de Rob Zombie al que da vida (iba a decir interpretar, pero se me antoja excesivo) el mastodóntico Nathan Jones que con sus más de dos metros de altura y casi 160 kilos de peso compone una bestia parda cuya sola presencia ya aterra. Tiene además un extraño sentido del humor, le gusta saltar sobre los coches que aplastan a las personas, dispone de una especie de cuchillo-hacha- lanza- ballesta- mondadientes sumamente útil y a pesar de que habla poco, es imposible resistirse a su eterna mueca de niño juguetón. A mí, desde luego, me ha ganado y, teniendo en cuenta el final abierto de la obra y que la cinta ha sido un éxito respetable en Australia, no creo que tardemos mucho en volver a ver a Charlie en acción. Allí estaré para verlo, pero lejos, siempre lejos, que nunca se sabe.