martes, 31 de diciembre de 2013

The Winot's Brat Pack New Year's Post (o algo parecido)

El Clan Winot al completo, es decir, la bella señora Winot, las dos herederas y el que suscribe les desea que en este año que se acerca, puedan ustedes atar todos los cabos sueltos que les queden pendientes, cuadren cada círculo que se propongan cuadrar, desprecien las ruedas de molino que les ofrezcan y lo cambien por lo que en ese momento les pida el cuerpo y, por encima de todo que sean felices. 

Y, si pueden vivir de lo que les gusta o en su defecto, dotan a lo que les da sustento de su toque personal hasta un punto tal que puedan llegar a divertirse con lo que hacen, el año 2014 será sin duda, el mejor de cuantos han vivido, solo superado por los que están por llegar. Aquí le dejo con Frank Sinatra y Dean Martin, dos que hicieron de lo anteriormente dicho su hoja de ruta vital y les funcionó de muerte.Y si no me creen, pulsen play y compruébenlo ustedes mismos. Lo dicho, feliz 2014, nos vemos en unos días y no olviden ser felices. Con lo poco que dura esta película, no hay tiempo que perder en tonterias.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sardinas

Dice Paco Mir en el folleto que entregan al espectador que acude a ver "Noises Off" o, en su paleta y desmerecedora traducción española, "¡Qué desastre de función!" que, probablemente, estemos ante la mejor comedia del mundo. Bueno, tal vez sea un poco exagerado y más ahora que Zapatero acaba de publicar un libro, pero, lo cierto es que la obra del dramaturgo británico Michael Fraynes que actualmente se representa en el Teatro Caser Calderón, de Madrid es un modo inmejorable de pasar dos horas con la sonrisa instalada en tu cara y, especialmente en el tercer acto, troncharse de la risa.

Antes de nada, avisar a los más intensos que en "¡Qué desastre de función!" no hay actores que se paseen desnudos mientras se masturban con un ejemplar de "Mein kampf" ni la escenografía desafía las leyes de la ubicuidad trascendente del nihilismo surrealista de la Europa del Este. No, amigos de la vanguardia y la punta de lanza, "¡Qué desastre de función!" es una obra de teatro de las de toda la vida, con escenografía trasnochada (el libreto lo exige), actores (vestidos) que interpretan, una historia que puede seguirse sin haber leído a Proust y unos diálogos brillantes y divertidos pero en los que no van a encontrar ni el sentido de la vida ni la esencia del arte. Aquí, la intención del autor es divertir al público con las desventuras de una compañía teatral a pocas horas del estreno de una clásica comedia de enredos. Nada más. Y nada menos. No les cuento más para no estropear las vueltas y revueltas del argumento, pero si les digo que las sardinas juegan un papel fundamental en el desarrollo del trama y que como ya dijeron hace años Martes y Trece, que sea lo mismo no significa que sea igual.

Al gran Josep Linuesa lo tienen ustedes a su izquierda. Actorazo.
El texto de Michael Frayers, que Paco Mir españoliza con algunas pinceladas autóctonas que acercan la historia al público patrio, es excelente, plagado de diálogos afilados y replicas mordaces que no impiden la presencia de abundantes gags (odio en anglicismo, pero aún no he encontrado un termino castellano que pueda sustituirlo) visuales (sobre todo en el segundo acto) e, incluso, el siempre bienvenido brochazo grueso al que, tratado con mesura, cuesta resistirse. La sorpresa que da forma al primer acto y la disparatada excentricidad del tercero hace que el del medio resulte un poco largo y algo flácido, pero, aún así, dispone de momentos ciertamente brillantes (la batalla de las flores, la botella viajera, un minuto, dos minutos, un minuto, jojojojojo... Al final, va a estar a la altura de sus hermanos.)

El reparto también está espléndido, desde Vanesa Romero que demuestra que además de ser una obra de arte de la naturaleza, también sabe interpretar, hasta Carmen Conesa ("Chicas de hoy en día".... qué tiempos)  impecable como la doliente Mrs. Clackett sin desmerecer por ello el buen hacer del veterano Pepín Tre ni el bienvenido histrionismo de Miquel Sitjar. Pero no me quedaría satisfecho si no destacara especialmente a Josep Linuesa que con su inestable, puntilloso y sangrante Philip Churchill me saco las mayores carcajadas.

Vanesa Romero..... sobran las palabras.
No sé si está prevista una gira de la obra por el resto de nuestra piel de toro, pero si "¡Qué desastre de función!"aparca cerca de su casa, no lo duden y háganse con una butaca, mejor hoy que mañana. Si no es así, si no tienen la oportunidad de verla en el sitio para el que fue creada, es decir, interpretada en un escenario, siempre les queda la opción de hacerse con la excelente versión cinematográifca que, con un reparto de campanillas (Michael Caine, Carol Burnett y Christopher Reeve.... casi nada) dirigiera con mucho acierto Peter Bogdanovich en 1992. Y, si ni aún así logran verla, si ni el teatro ni el cine les permite acceder a este desquiciado y divertidísimo espectáculo, no sufran, no se flagelen ni se despeñen en el abismo de la incertidumbre, muevan el bigote. Como pone Frayn en boca de uno de sus personajes, no hay nada que un buen plato de sardinas no pueda solucionar.