Buenas noches a todos menos a los incoherentes. A esos, a los que te critican cuando ante las mismas circunstancias, uno entrega los mismos argumentos a favor o en contra y, atrapados en su error, son incapaces de recular, ajustándose aún más el nudo de la soga, a esos, a esos, ni agua.
Esta noche vengo a hablarles brevemente, del famoso proyecto familiar sobre 2.600 metros cuadrados de parcela de los destacados líderes de Podemos, Pablo Iglesias e Irene Montero. No voy a gastar ni un segundo en detallárselo porque me juego una hipoteca a treinta años de la Caja de Ingenieros a que todos ustedes conocen al dedillo la polémica generada en los últimos días por la pareja en sus primeros pinitos inmobiliarios.
Me niego a entrar a analizar si el precio pagado es elevado o no. Tampoco creo que lleguemos a algún lado intentando dilucidar si una vivienda de tan faraónicas proporciones es la única posibilidad para que un proyecto familiar de cuatro personas pueda salir adelante con normalidad y, llegados a este punto, es baladí, emboscarse a determinar si ha habido o no un trato preferente por parte de la entidad que les ha concedido la hipoteca aunque quizás sea lo más relevante y a lo que menos se está atendiendo por parte de la opinión pública. Entiendo que cada uno hace con su dinero lo que le parece y siempre he pensado que toda persona tiene derecho a tener su esfera privada por muy expuesto que esté durante la mayor parte de su vida al ojo ajeno. No, el problema no es ese. El problema de todo esto, reside en otra localización mucho más cercana: el famoso pero muy ignorado por los políticos Valle de la Coherencia.
Si has nacido en medio de una de las crisis económicas más agresivas de los últimos cien años y has señalado con mucho criterio al ladrillo y a su exorbitado precio como la espoleta de todos los males posteriores, si has gastado media vida política en criticar a los poderosos que se alejan de la gente y se aislan en sus torres de marfil y que no pueden dirigir un estado sin compartir sobaquina matutina en el suburbano, debes entender que, por simple coherencia, lo que es un defecto en unos lo es también en ti mismo. Puedes estar equivocado, pero si estos son tus principios, tu deber, como persona y, especialmente, como representante de una importante colectividad, es ahuyentar las disonancias y mantener el ritmo que tu mismo has marcado ad nauseam. Y si no lo haces, que estas en tu derecho como humano falible que eres, lo mínimo es reconocerlo o, por lo menos, no hacer el ridículo y admitir que hoy, el emperador va desnudo.
Si has nacido en medio de una de las crisis económicas más agresivas de los últimos cien años y has señalado con mucho criterio al ladrillo y a su exorbitado precio como la espoleta de todos los males posteriores, si has gastado media vida política en criticar a los poderosos que se alejan de la gente y se aislan en sus torres de marfil y que no pueden dirigir un estado sin compartir sobaquina matutina en el suburbano, debes entender que, por simple coherencia, lo que es un defecto en unos lo es también en ti mismo. Puedes estar equivocado, pero si estos son tus principios, tu deber, como persona y, especialmente, como representante de una importante colectividad, es ahuyentar las disonancias y mantener el ritmo que tu mismo has marcado ad nauseam. Y si no lo haces, que estas en tu derecho como humano falible que eres, lo mínimo es reconocerlo o, por lo menos, no hacer el ridículo y admitir que hoy, el emperador va desnudo.
Y en lugar de eso, en lugar de aceptar la incoherencia y fundirse a negro, Pablo e Irene, involucionan, hacen un Cifuentes, cierran los ojos a la evidencia, contratacan en medio del cenagal y, por si fuera poco, en una perversión democrática inverosímil, pasan la patata caliente a sus afiliados que, sin culpa ni participación alguna en la representación, se ven obligados a legitimar colectivamente una decisión personal si no quieren dejar el barco sin mascarón de proa y rumbo a los arrecifes.
La jugada es maestra (O todos o ninguno. A Yoko Ono, no cabe opción, la lapidarían, pero a John, la verdad, lo dudo mucho. El chalet, en ningún caso, por supuesto) y no puede salir mal, pero dudo mucho que Podemos pueda recuperarse de este terremoto con epicentro en Galapagar. Sinceramente, lo lamento. Creo que la diversidad política es sana aunque no se coincida ni con los puntos aparte de sus idearios, pero con este asunto, me ocurre un poco como con los desengaños de mis sobrinos adolescentes, que no por esperados, son menos tristes y te obligan a comprobar de nuevo que todo, sin excepción, se repite. La casta, como la mierda, siempre sale a flote.
La jugada es maestra (O todos o ninguno. A Yoko Ono, no cabe opción, la lapidarían, pero a John, la verdad, lo dudo mucho. El chalet, en ningún caso, por supuesto) y no puede salir mal, pero dudo mucho que Podemos pueda recuperarse de este terremoto con epicentro en Galapagar. Sinceramente, lo lamento. Creo que la diversidad política es sana aunque no se coincida ni con los puntos aparte de sus idearios, pero con este asunto, me ocurre un poco como con los desengaños de mis sobrinos adolescentes, que no por esperados, son menos tristes y te obligan a comprobar de nuevo que todo, sin excepción, se repite. La casta, como la mierda, siempre sale a flote.