miércoles, 9 de abril de 2014

Bajo el microscopio: Indicios

Hace ya algún tiempo, en la tristemente desaparecida bitácora "Como un pato mareado" uno de sus mentores, el gran Michel Agripino, organizó un concurso de microrelatos, invitando a participar en él a quien le picara el gusanillo en ese momento. A mí, en ese momento, me picaba y como siempre he sido fiel seguidor de todo lo que allí se enseñaba, participé. Y no solo participé sino que en una inesperada maniobra del destino, termine en un meritorio segundo puesto. Como consecuencia de ello, en mi biblioteca guarda lugar de honor un ejemplar de "El mundo según Groucho Marx" de David Brown, debidamente firmado y dedicado por, ahí es nada, el señor Agripino, el Ultimo Mono y el inenarrable Tripi. No sé que se sentirá al recibir los 600.000 euros que se lleva cada año el ganador del Premio Planeta, pero, como mucho, será lo mismo que sentí yo al recibir este galardón balear que aún hoy exhibo como primera piedra de mi prometedora carrera literaria

De modo que ya tienen a quien echar la culpa por dar inicio hoy a una sección en la que seguiré explotando este tema del microrelato que tan altas glorias me ha proporcionado y que, con el tiempo (un par de décadas, calculo yo) y debidamente recopilados podrían permitirme saber al fin si hay diferencia entre un buen cheque de seis dígitos o un buen libro dedicado por tres buenos amigos.


Indicios

- ¿Se encuentra mejor? ¿Logra dormir? Espero que no olvide tomar su medicación puntualmente. Es muy importante que respete las dosis y las horas que prescribimos en nuestra última cita, ¿de acuerdo?

Si quien formuló esas preguntas no hubiera sido un delfín verde con gafas de concha y un cuaderno en su aleta derecha, sin duda, hubiera contestado afirmativamente.

Dedicado a Michel, Tripi y el Último Mono.

martes, 1 de abril de 2014

Cinco razones para no perderse "Banshee"




1.- Lleva al extremo la moda de los protagonistas con lado oscuro: Dexter Morgan, Walter White y ahora Lucas Hood. Últimamente, las series televisivas recurren a personajes de ética discutible- por no cebarme con ellos. En realidad carecen por completo de ella-  y los convierte en los protagonistas del show de turno, obligando a los espectadores (que, encantados, se dejan liar) a empatizar con forenses asesinos, cancerosos sin escrúpulos o, como es el caso de "Banshee", con delincuentes convictos metidos a sheriff. Y es que, a pesar de la estrella que luce en su camisa, Lucas Hood (Antony Starr) es en realidad un violento mangante que tras pasarse 15 años a la sombra decide acudir al pueblito de Banshee a recuperar el botín del golpe que le costó la cárcel y que está en manos de su novia de entonces, Anastasia (Ivana Miličević). Por circunstancias que es mejor no desvelar, Hood termina a cargo de la policía local mientras se enfrenta con media ciudad a causa de su expeditiva y peculiar forma de administrar justicia. El cacique del pueblo, Kai Proctor (Ulrich Thomsen), incómodo por la presencia de un nuevo gallo en el corral tampoco ve con buenos ojos al nuevo sheriff que, por si fuera poco, también tiene cuentas pendientes con las víctimas del robo que le puso entre rejas.

2.- Alan Ball anda metido en el tema: "A dos metros bajo tierra" es una de las mejores series televisivas de toda la historia- mi favorita, de hecho, hasta que Walter White irrumpió en mi vida y desbarató todo. Solo su presencia ya es razón suficiente para acercarse a cualquier producto que lleve su sello. Y si bien desde que desgranara la increíble historia de los Fisher, el bueno de Alan no ha vuelto a tocarme la fibra sensible ( Ni "True Blood" ni "Banshee" le llegan a la suela de los zapatos a las tribulaciones de la funeraria más famosa de la televisión) lo cierto es que todos sus proyectos me interesan. Juegan a la mezcla de géneros (una de mis debilidades, qué le voy a hacer), se mantienen en un inverosímil equilibrio entre lo ridículo y lo sublime (gracias a un grumoso y negrísimo sentido del humor) y no evitan tocar todos los temas espinosos que no suelen tocarse en las pudendas pantallas televisivas estadounidenses. A veces ni así se salva el tema, pero en el caso de "Banshee", lo cierto es que, salvando todas las distancias, Mister Ball da en el clavo.

La vida es dura en Banshee. Especialmente para el Sheriff Hood.
3.- La mejor secuencia de acción de 2013 está en "Banshee": Se habla poco de Kant y Hegel en esta serie y sus responsables, entre un buen hueso roto y la quinta de Mahler siempre optan por alegrar la tarde al traumatólogo. Las calles de Banshee están tapizadas de marcas de neumáticos, casquillos de bala y de sangre. Peleas con arma blanca, persecuciones imposibles, apaleamientos masivos, puñetazos, patadas, tiroteos, incluso heridos por atropello y víctimas de animales hambrientos. Con "Banshee", los amantes de las escenas de acción nos sentimos en la gloria, como Zerolo en un bautismo civil. Y además bien rodado, sin elípsis innecesarias ni montajes lisérgicos, llendo la grano y en un buen coche. Un manjar. Dicho esto y sin menospreciar a las otras muchas brillantes escenas que pueblan cada capítulo, no puedo por menos que destacar los casi seis minutos de mamporros que el expeditivo sheriff Hood y el amigo Damien Sánchez se reparten en esta memorable escena del tercer capítulo que les dejó enlazada y que es, con diferencia, la mejor secuencia de acción de año pasado. Juzgen ustedes mismos pinchando aquí.

4- Se pasa por el arco del triunfo el tabú del sexo en televisión: Un buen amigo me dijo que en "Banshee" solo hay "hostias, tetas y culos". De las primeras acabo de hablar. De las segundas y las terceras paso a hacerlo de inmediato. Sí, damas y caballeros, los que quieran ver hombres y mujeres de muy buen ver tal y como llegaron a este planeta, se van a poner las botas en "Banshee". La cama del sheriff Hood lleva incorporado un dispensador de tickets como los de las carnicerías y casi todas las mujeres disponibles (también las no disponibles, pero de eso, mejor no hablar) del pueblo han revuelto sus sábanas una o varias veces. Alan Ball nunca ha sido un mojigato y en sus series el tema del sexo es recurrente, se trata sin filtros y logra el difícil cometido de contentar tanto a ellos como a ellas. Con "Banshee", de hecho, el creador de "A dos metros bajo tierra" llega a lo que debe de ser el límite de lo erótico y evita por los pelos, llevarse al pixelado en su metraje. A su lado, las osadías de "Juego de tronos" se antojan mojigaterías.

Uno puede encontrarse casi cualquier cosa en "Banshee"
5.- Tiene la mejor galería de villanos de los últimos años: En el ecuador de su primera temporada, uno de los personajes comenta que desde la llegada del sheriff Hood, el antes reposado pueblo de Banshee se ha convertido en un nido de maleantes. No le falta razón al hombre. A pesar de contar ya con elementos autóctonos del calibre del cacique local y su atildado secretario (pajarita y gafas de pasta incluidas), lo cierto es que Hood parece diponer de un imán para los problemas y los personajes estrafalarios: moteros enloquecidos, boxeadores con tendencia a masturbar a las camareras con cocaina, violadores, secuestradores, rednecks armados hasta los dientes, albinos sicopáticos... Por no faltar, no falta ni el clásico asesino a sueldo del este ni el mafioso con el libro de cuentas pendientes a punto de reventar (Ben Cross, siempre bienvenido, a pesar de lucir un acartonamiento preocupante). Viendo el percal presentado en esta primera y muy recomendable entrega, no quiero ni pensar en la fauna que "Banshee" nos tendrá preparada en su segunda temporada que, por lo que he oído, no baja el pistón y sigue ofreciendo a sus incondicionales lo que decía mi amigo: hostias, tetas, culos y, sobre todo, diversión a raudales. No se la pierdan si estos temas les interesa.