1.- Es el flamante Premio Cervantes de 2016: Y aunque se lo merece desde hace años, lo es desde hace apenas unas horas. Habrá opiniones para todos los gustos, pero creo que existe un consenso bastante unánime en que el septuagenario escritor barcelonés es unos de los mejores novelistas que actualmente existe en lengua castellana. Entendiendo novelista, como ha escrito hace poco Sergio del Molino, como "alguien capaz de aunar talento y oficio,
de componer obras de arte sin descuidar la artesanía y de escribir para
una variedad enorme de lectores, con estilo, elegancia, amplitud de
registros y humor". Y eso que hace unos años realizó unas delirantes declaraciones en las que anunciaba la muerte de la novela como género literario que sólo puedo explicar desde el abuso del alcohol o por la razón quinta para leer a este hombre y a la cual les remito.
2.- Ha escrito "La verdad sobre el Caso Savolta": Siempre será mi referente a la hora de hablar de la vanguardia y la exprimentación en lo que a literatura se refiere. Recuerdo que el año que yo estudiaba Selectividad, incluían esta maravillosa obra como el punto de arranque de la novela moderna en nuestro país. Con una estructura desmantelada intencionadamente y una catarata de estilos que van desde el puramente narrativo al recorte de prensa pasando por la prescripción médica, el monólogo interior y el lenguaje frío y meticuloso de los textos judiciales. Y hablamos de la que fue su primera novela. Es lógico que gente como Feliz de Azua escribiera que "con la apasionante historia de los antecedentes y consecuencias de la extraña muerte del empresario (el Savolta del título) apareció (Mendoza) en el firmamento literario como el cometa Halley: no venía
de ningún lugar conocido, nadie sabía a dónde se dirigía, y sin embargo
marcaba una dirección. Orientaba. Una verdadera obra maestra"
3.- Sería capaz de hacer reír al mismísimo Buster Keaton: Solo hay dos autores que puedan provocarme la carcajada incontrolada sin que la presencia de terceros sea un eficaz cortafuegos. Uno es Gerald Durrell (la fiesta final de "Mi familia y otros animales" es el mejor estimulante vital de celulosa que puede uno llevarse al cuerpo) y el otro es Eduardo Mendoza. El humor está en toda su obra. En las más serias y formales, como "La ciudad de los prodigios" o "La verdad sobre el caso Savolta" aparece en forma de fogonazos que tardamos en percibir y que están esparcidos por los momentos más tensos, dejando al lector totalmente fuera de juego por lo inesperado de su aparición. En las abiertamente cómicas, como "Sin noticias de Gurb" o "El misterio de la cripta embrujada" , la imaginación del escritor barcelonés es un pozo sin fondo en el que el lenguaje, los personajes y las situaciones se confabulan para provocar que quienes te rodean en el autobús te señalen con el dedo o cuchicheen a tu alrededor, en el fondo, muertos de la envidia por empezar el día con semejante estado de ánimo.
4.- Es el creador del mejor detective de la literatura española: Tras cinco novelas ("El misterio de la cripta embrujada", "El laberinto de las aceitunas", "La aventura del tocador de señoras" "El misterio de la bolsa y la vida" y "El caso de la modelo extraviada") aún desconocemos la identidad de ese detective sobrevenido, con tendencia a la verborrea y a la desnudez que a pesar de sus intentos de pasar desapercibido en la Ciudad Condal se ve envuelto en los casos más estrafalarios mientras deja al descubierto todas las vergüenzas de la sociedad con unas dosis de cinismo cáustico que no dan respiro La galería de secundarios que pululan por las cinco novelas (muchos aparecen y desaparecen en las distintas entregas) es deslumbrante, pero me quedo, sin dudarlo con Cándida, la hermana del héroe, cuya descripción en "El misterio de la cripta embrujada" es, sin duda alguna, una de las cumbres de la literatura del último medio siglo.
5.- Tiene más de setenta años: Y si eso, en la vida de cualquiera es barra libre para opinar sobre todo sin medir las palabras, lo es aún más para una persona como Don Eduardo que siempre se ha caracterizado por decir lo que se le pasa por la cabeza sin darle mayor importancia. Ya he comentado antes sus declaraciones hace unos años poniendo la lápida en el género literario con el que se gana la vida, y a principios de este año cargó, furibundo, contra los talleres de escritura. También dijo que su primera novela, "Soldados de Cataluña" era un novelón estúpido y confuso, escrito sin pies ni cabeza y la lió parda en 2010 llamando analfabeto al Papa Benedicto XVI. También ha transmitido en muchas ocasiones su posicionamiento claro contra la independencia de Cataluña y contra los libros que se publican actualmente. La verdad, no le veo haciendo el payaso como Bob Dylan o Fernando Trueba, pero ardo en deseos de escuchar el discurso de aceptación del premio. Seguro que hay guinda.