Cuando empezaban "Las chicas de oro", todo quedaba suspendido en mi casa. Fuera lo que fuese lo que uno estaba haciendo era automaticamente diferido media hora, hasta la finalización del capítulo. Incluso mi abuela, en general extraviada en su mundo senil, parecía reconocer las notas de la melodía de sus títulos de crédito y saludaba con una sonrisa el familiar "Thank you for being my friend" con el que Dorothy, Blanche, Rose y Sofía anunciaban su llegada cada miércoles.
El tiempo es muy cruel y, en general, no muestra el menor respeto por lo que determinados hechos de nuestro pasado han significado, ensañándose con ellos en el presente y convirtiéndo aquello que antes disfrutábamos en un mejunje indigerible. Su mecanismo imparable logra que los chistes ya no sean graciosos, que las historias carezcan de interés y que el encanto de las imágenes se haya difuminado hasta convertirse en un borrón informe. Pero, a veces, se produce el milagro.
Quince años después, los capítulos de "Las chicas de oro" han logrado esquivar el ataque y siguen luciendo el espléndido aspecto que tenían a mediados de los ochenta y que mantuvieron al principio de los noventa. Los guiones que mantuvieron a la serie entre las de mayor audiencia y reconocimiento crítico durante las siete temporadas que duró en antena, siguen siendo un modelo a seguir, una verdadera antología del humor que mejora con los años. La quimica entre las actrices aún no ha sido superada y es dificil encontrar unos personajes mejor trazados y con más gancho que la recta y encorsetada Dorothy (Bea Arthur), Sophia, su malhumorada y anciana madre (Estelle Getty), la candorosa e inocente Rose (Betty White) o ese putón sureño que respondía al nombre de Blanche (Rue MacClanahan).
A día de hoy, sólo las dos últimas siguen con vida. En julio del año pasado, Estelle Getty, pudo por fin reunirse con su amado Salvatore y ahora viven en un lugar en el que las historias siempre empiezan con un "Imaginaos, Sicilia, 1920....". Su hija Dorothy apenas ha podido aguantar unos meses sin compartir con ella los enormes botes de helado que devoraban junto a Rose y Blanche en la cocina de su casa en Miami y fue a su encuentro el pasado sábado, dejando como legado una de las mejores parejas cómicas de la historia de la televisión. Mucha suerte, chicas y gracias por todo.
El tiempo es muy cruel y, en general, no muestra el menor respeto por lo que determinados hechos de nuestro pasado han significado, ensañándose con ellos en el presente y convirtiéndo aquello que antes disfrutábamos en un mejunje indigerible. Su mecanismo imparable logra que los chistes ya no sean graciosos, que las historias carezcan de interés y que el encanto de las imágenes se haya difuminado hasta convertirse en un borrón informe. Pero, a veces, se produce el milagro.
Quince años después, los capítulos de "Las chicas de oro" han logrado esquivar el ataque y siguen luciendo el espléndido aspecto que tenían a mediados de los ochenta y que mantuvieron al principio de los noventa. Los guiones que mantuvieron a la serie entre las de mayor audiencia y reconocimiento crítico durante las siete temporadas que duró en antena, siguen siendo un modelo a seguir, una verdadera antología del humor que mejora con los años. La quimica entre las actrices aún no ha sido superada y es dificil encontrar unos personajes mejor trazados y con más gancho que la recta y encorsetada Dorothy (Bea Arthur), Sophia, su malhumorada y anciana madre (Estelle Getty), la candorosa e inocente Rose (Betty White) o ese putón sureño que respondía al nombre de Blanche (Rue MacClanahan).
A día de hoy, sólo las dos últimas siguen con vida. En julio del año pasado, Estelle Getty, pudo por fin reunirse con su amado Salvatore y ahora viven en un lugar en el que las historias siempre empiezan con un "Imaginaos, Sicilia, 1920....". Su hija Dorothy apenas ha podido aguantar unos meses sin compartir con ella los enormes botes de helado que devoraban junto a Rose y Blanche en la cocina de su casa en Miami y fue a su encuentro el pasado sábado, dejando como legado una de las mejores parejas cómicas de la historia de la televisión. Mucha suerte, chicas y gracias por todo.
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