Son los peores de todos. Los más malos, los más crueles y dañinos. Han matado, robado y torturado. Emulando al rey de los Hunos, por donde pasan no crece la hierba. Y sin embargo, los adoramos. Cuando aparecen en la pantalla, todo lo demás se difumina. Se convierten en el centro de atención y lo único que importa es saber qué harán, si lograrán su objetivo o, por el contrario, será el aburridísimo y bondadoso protagonista el que se saldrá con la suya y mandará al infierno al malvado villano con nuestros mejores deseos de pronta recuperación.
Son los mejores villanos que, en mi opinión, han aparecido en una pantalla de cine. El que no esté de acuerdo o considere que alguien sobra o falta, que hable directamente con ellos. Yo, por mi parte, prefiero mantenerlos lejos.
HANNIBAL LECTER
El indiscutible número uno. Aunque fue perdiendo fuelle en las demás entregas de la saga. Su aparición en "El silencio de los corderos" marcó un hito que, aún no ha sido superado. Refinado, inteligente, amoral, cruel y con una predilección especial por el chianti, encontrarlo de pie, en su celda con esa mirada de hielo y esa sonrisa demoníaca ya nos hizo pensar que algo nuevo acaba de nacer. Después le admiramos jugando al ratón y al gato con la estupenda Jodie Foster y la sensación se hizo más intensa. Cuando le observamos con el rostro bañado en sangre después de masacrar a dos policías mientras se perdía en la música de Mozart que escucha en su celda, tuvimos la certeza de que acabábamos de asistir a algo grande El resto es historia y de la mejor que uno puede encontrar.
CARTER HAYES
Tras perder el norte en aquella divertidísma fumada que fue "Bettlejuice", Michael Keaton sacó su lado más oscuro y creo a este lunático inquilino que en "De repente, un extraño" se dedica, literalmente, a destrozar la vida de una pareja de sosos (Matthew Modine y Melanie Griffith) que cometen el error de alquilarle una habitación en su idílica casita que, al menos a mi, me recordaba bastante a la de Norman Bates. Es difícil explicar qué lo hace tan odioso a este personaje..¿el uso indiscriminado de cucarachas?, ¿el cinísmo infinito con el que trata a la parejita, con esa continua expresión de "a mi que me registren"? Para la posteridad, la imagen de un vapuleado Keaton viendo como la polícia se lleva a Modine y, en consecuencia, dejando a Melanie completa sola en la casa. Hasta la aparición del amigo Lecter, mi villano favorito.
MICHAEL CORLEONE
Al principio puede sorprender su inclusión en esta lista de asesinos caníbales y sanguinarios. Michael sólo cuenta con un asesinato en sus manos (que, por cierto da lugar a una de las mejores secuencias de esta obra de arte que es la trilogía de "El Padrino"), pero son centenares los que han sido arruinados, estrangulados, torturados y humillados por orden de este temible e imperturbable capo mafioso con el que Al Pacino logra la interpretación más lograda de una carrera llena de momentos estelares. Es espeluznante observar su evolución desde la desenvuelta candidez de la primera entrega, a la vejez castigada por el dolor y la pérdida de la tercera parte (con los treinta minutos finales más intensos que estos ojos han visto), pasando por ese monstruo cainita del segundo e insuperable capítulo de la que, sin duda, es la saga más impresionante que ha habido, hay o habrá en la historia del cine.
TOMMY UDO
Si hay alguien capaz de lanzar escaleras abajo a una paralítica en su silla de ruedas mientras torturas sus oidos con tu risita infernal (imprescindible escucharla en versión original), ese es Tommy Udo. O lo que es lo mismo, ese grandísimo actor de rostro indefinible que fue Richard Widmark y que en "El beso de la muerte" se dedica a complicar la existencia al pamplinas de Victor Mature en esta joya del cine negro de los años cuarenta. Es sorprendente como el tiempo no ha afectado ni un ápice a este historia cruda y actual llena de corrupción, soplones y asesinos sin escrúpulos que, no obstante, no logran arrebatar el cetro de estrella de la función al amigo Udo. Muchos años después, Nicholas Cage intentó borrar el recuerdo de Widmark en una versión de la película que rodó Barbet Schroeder. ¿Necesito decir que fracasó?
ANNIE WILKIES
No todos los villanos tienen que afeitarse por las mañanas. Y para demostrarlo, nadie mejor que esta admiradora desquiciada que encarna Kathy Bates en "Mysery". Si estás loca, admiras enfermizamente a un escritor con el aspecto de James Caan y lo encuentras malherido en las colinas con el depósito de auxilio en mínimos históricos, es muy posible que termines por convertirte en carcelero de lo que más quieres. Claustrofóbica película de un Rob Reiner en estado de gracia, asombra la habilidad de la inmensa Kathy Bates para pasar de la dulzura a la brutalidad, del abrazo al mordisco. Siempre que veo una maza gorrinera me acuerdo de esta espléndida adaptación del mundo inacabable de Stephen King. A pesar del inenarrable talento de mi oronda favorita, los mayores aplausos se los dedico al magnífico James Caan en este esfuerzo de inmovilidad interpretativa realmente inolvidable.
ALIEN
El sueño de todo dentista resultó ser, además, un bicho de unas malas pulgas difícilmente superables. Si a eso le sumas un deseo voraz de calor de pecho ajeno y una mala sangre como nunca se ha visto, te encuentras con este auténtico mito del cine, capaz de mantenerse en las pesadillas de medio mundo desde su primera aparición en la obra maestra de Ridley Scott. Aguantó bien al barroquismo de "Aliens" y resultó especialmente perturbador cargándose presos en la reivindicable "Alien 3". El cine fantástico no puede prescindir de este villano indestructible que vio la luz desde el pecho de John Hurt hace ya más de 25 años y que nos permitió descubrir el lado mas sensual de la hombruna Sigourney Weaver, gracias a su uniforme de batalla a base de bragas y camiseta.
CAPITAN VIDAL
Podrá parecer excesivo, pero, en mi opinión, él Capitán Vidal que moldea Sergi López en "El laberinto del fauno" es uno de los villanos más aterradores que se han pasado por las pantallas de cine en los últimos años. Desde su primer segundo de metraje, el actor catalán consigue transmitir esa sensación de "olla a presión" que lo rodea en toda la película. Por esa razón, es tan perturbadora su presencia. No sabes si va a besar al niño o le va a reventar el cráneo con una barra de hierrro. Secuencias como el interrogatorio al tartamudo o el momento en el que descubre la tapadera del personaje de Maribel Verdú son para helar la sangre. Aunque ya demostró su capacidad para el mal en películas como "Harry, un amigo que os quiere", para mi, fue un descubrimiento. Que vuelva cuando quiera.