Afortunadamente, todo eso ha pasado ya y tengo la edad y el sentido común suficiente para destrozar cada mes la tarjeta de crédito poniéndome al día de cuanto tiene que ver con el Universo Marvel (mutantes aparte. Mira tú que no termino de entrar en su mundo) sin, por esa razón, considerarme un inmaduro, un freak o la oveja negra de los cuarentones.
Todo esto ya lo he contado y no es mi intención repetirme. Pero lo que no había tenido la oportunidad de decir es que este renacimiento tiene dos nombres (Joseph Michael) y un apellido (Straczynski): Joseph Michael Straczynski o, si se prefiere, JMS, que es como se le conoce normalmente y que tiene todo el sentido si no quieres perder un tiempo precioso cada vez que quieras escribir su endiablado apellido.
De no haberse cruzado en mi camino su larga etapa al frente de
Amazing Spiderman (más de 100 números), es muy posible que mi regreso al Universo Marvel se hubiera pospuesto indefinidamente.
Comencé echando un ojo al primer tomo de la recopilación de su etapa editada por Panini a principios de 2002: aún faltaba un cuarto de hora para entrar en el cine y es uno de mis deportes favoritos matar la espera revoloteando entre las revistas, libros y películas que esperan dueño en el VIP'S más cercano. No era entonces habitual hallar comics en las tiendas de la cadena, de modo que, sorprendido por encontrar en tan inusual espacio al entrañable cabeza de red, leí lo que allí se ofrecía. Primero con interés nostálgico, después con incrédula curiosidad y, finalmente, con fervor de converso, que me llevó a desembolsar el precio del tomo y llevarlo al cine donde estuve contando los minutos para llegar a casa y seguir pasando páginas.
Con JMS a los mandos de
Amazing, el entrañable Peter Parker y su arácnido alter ego viven una modélica transición a la madurez que abre caminos al personaje como no se recuerda desde los tiempos de Roger Stern o Tom de Falco. Con un dominio narrativo sencillamente deslumbrante, Straczynski ubica
al trepamuros en la treintena y lo macera a fuego lento (muy lento, según sus detractores, en su punto exacto según mi personal criterio) para que deje de ser ese adolescente picado por la mala suerte y se convierta en un adulto que afronta su existencia con las armas propias de su edad: nuevo trabajo, nueva oportunidad para su matrimonio y nuevas relaciones con la galería de habituales de la franquicia, tanto amigos como enemigos.
Y es que el escritor norteamericano, consciente de que uno es uno y sus circunstancias, además de crear nuevas redes en la espesa telaraña de amistades, conocidos y saludables de nuestro héroe, otorga a los secundarios tradicionales del cabeza de red una dimensión completamente nueva, proporcionándoles una coartada intelectual sólida y una personalidad perfectamente definida y que, en ocasiones, rompe con su versión más tradicional . Atención en este aspecto al tratamiento que Straczynski aplica a la aborrecible e inmortal Tía May, que en sus manos adquiere una importancia capital y a quien el guionista otorga papel principal en el número 38 de
Amazing, que bajo el nombre de
"La conversación" oculta, probablemente uno de los mejores tebeos arácnidos de todos los tiempos.
Por lo que respecta a los villanos, JMS también ostenta un puesto de honor en la historia del personaje gracias a la creación de un núcleo motor perfectamente engrasado en el que el origen mitológico de las habilidades de nuestro héroe (¿la radiación permitió a la araña darle sus poderes o la araña estaba intentando dárselos antes de que la radiación la matara?) actúa como detonante para la aparición del aterrador
Morlun, una especie de vampiro que recorre el tiempo alimentándose de las energías primigenias de las distintas especies animales y que con solo dos apariciones en la vida del trepamuros ya pertenece al panteón sagrado de los grandes villanos arácnidos de todos los tiempos.
Dicen que la salida de John Romita Jr de la serie (que puso en imágenes los guiones de JMS hasta el número 508 de
Amazing) supuso un mazazo del que el guionista de New Jersey nunca se recuperó. Sin embargo, basta con ver la lista de dibujantes que tomaron el relevo (Mike Deodato Jr o Ron Garney entre otros) o arcos excelentes como el vinculado a
Civil War o el esplendoroso
"Back in black" p
ara disentir firmemente de tal afirmación. Me inclino por pensar que la culpa de que en el último tramo de su etapa en
Amazing, haya algunos baches considerables es fundamentalmente por las manazas del Editor Jefe de Marvel, Joe Quesada que implantó las decisiones más controvertidas del periodo de JMS en la colección, tales como convertir a la virginal Gwen Stacy en una especie de furcia portuaria (
"Pecados del pasado") o ese enervante e innecesario fundido de plomos que es
"One more day" y del que aún hoy quedan rescoldos sin apagar.
Con sus altibajos y con sus controversias, de lo que no queda duda es que la entrada de JMS en la principal cabecera arácnida supuso una revolución sin precedentes en el personaje y un corte radical con los obtusos años noventa en los que ninguno de los guionistas que pasaron por el trepamuros fue capaz de dotar de integridad e interés al buque insignia de la armada Marvel. Sólo por eso, ya merece la pena devorar el centenar de maravillosas historias que nos ha legado. Y poner una vela a San Stan para que haga un esfuerzo y nos traiga de vuelta al guionista de New Jersey para que termine de atar alguno de los apasionantes cabos sueltos que quedaron tras el frenazo en seco que supuso el ya mencionado
"One more day", de infausto recuerdo incluso para sus más devotos seguidores, servidor incluido.