martes, 15 de enero de 2008

Un genio en la sombra


Es considerado el padre del cuarteto de cuerda y de la sinfonía tal y como hoy se conocen ambos conceptos. Fue profesor de Beethoven ("Algún día podré decir con orgullo que fui su maestro" escribió con acertada agudeza en una carta), el cual adaptó algunas de sus innovaciones estilísticas y formales para obras como la celeberrima sinfonía nº 9. Mantuvo con Mozart un debate musical basado en la admiración mutua que llevó al genio de Salzburgo a dedicarle sus cuartetos del 14 al 19. Mahler no hubiera concluido su sinfonía nº 4 si él, cien años antes no hubiera puesto punto y final a su sinfonía nº 50. Los deportistas alemanes compiten al ritmo de su himno nacional que no es otra cosa que la orquestación del segundo movimiento de uno de sus cuartetos para cuerda.

Compuso en sus setenta y siete años de vida, más de un centenar de sinfonías, algunos de los oratorios más perfectos de la historia de la musica, 83 cuartetos para cuerda, 72 sonatas para piano, 14 misas y 13 óperas, entre otras muchas obras. Y, a pesar de contar con tan vasto y ejemplar legado, el nombre de Franz Joshep Haydn esta, en la actualidad, rodeado de una bruma de desconocimiento para el público, ciertamente incomprensible. Incomprensible e injustificada, ya que una gran parte de su obra es de similar, cuando no superior calidad a la de sus ilustres cóetáneos. Consuela pensar que durante sus numerosos años de vida disfrutó de un prestigio y una fama que ya les hubiera gustado tener a muchos.

Con apenas ocho primaveras ya formaba parte del coro de la Catedral de Viena. No contento con cantar, tan pronto cambió la voz se dedico a los instrumentos y, en poco tiempo dominaba hasta el virtuosismo el violín y el teclado. El paso siguiente era evidente y, con veinte años comenzó a escribir algunas obras de enorme calidad que le abrieron el paso hasta la nobleza de la época. Es entonces cuando aparece en la vida del compositor, el conde Paul Anton Esterházy, miembro de la influyente familia del mismo nombre y para la que Haydn trabajó durante 30 años gloriosos en los que no dejo estilo o forma musical sin tocar con su mano maestra. De esta época son el oratorio "Las siete palabras" o las apabullantes "Sinfonías Sturm und Drang".

Cuando, en 1790, el príncipe Paul Anton, con escaso gusto por la música, imagino, decide prescindir, al menos en exclusiva de los servicios del compositor, Haydn recibe la invitación del empresario londinense, Peter Salomon para trasladarse a Inglaterra y componer cuanto se le antoje con cargo a su británico bolsillo. Nunca agradeceremos lo suficiente al amigo Salomon tan esmerada oferta. En Londres, Haydn es recibido con los mayores honores. El ambiente es sumamente favorable y el compositor da rienda suelta a su inspiración, rubricando algunas de sus mejores obras, como las conocidas "Sinfonías de Londres", colección de 12 composiciones que nadie debería morir sin haber oído, al menos una docena de veces.

Agotado su tiempo en Londres, Haydn regresa para morir en su Austria natal y antes de echar el cierre de su incalculable talento, aún tiene tiempo, con sesenta y ocho años cumplidos de regalar a la humanidad dos de los mejores oratorios de todos los tiempos, "La Creación" y "Las Estaciones". El esfuerzo debió de ser considerable, y durante los pocos años que mediaron entre tan titánicas composiciones y su muerte, el maestro compuso poco. Se dejó ganar por la muerte un 31 de mayo de 1809 y lo hizo, únicamente para no ver las calles de Viena arrasadas por los ejércitos de Napoleón. Si hoy levantara la cabeza y viera la oscuridad que rodea su obra, volvería a su tumba. Pero con la cabeza muy alta, como sólo los genios saben hacer.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Buá, qué petardo

Navegante ocasional

Tarquin Winot dijo...

Ocasional....y escueto por lo que veo. Lamento que no te haya gustado la entrada. La próxima vez que hable de música, dedicaré la entrada a Santa Justa Klan o a las Spice Girls. Espero, entonces, acertar con tus inquietudes.

Un saludo y bienvenido.

Otis Driftwood dijo...

¿Cómo va a hacerse popular alguien con un apellido tan impronunciable, Haydn? Sin embargo, ¿quién no conoce al entrañable Boliche, líder de Santa Justa?

Dr Jones dijo...

Reconozco mi escasa cultura musical pero leyendo tu magnífica entrada (por cierto escribes muy bien) de nuevo se demuestra como de injusta puede ser la vida. Beethoven o Mozart son famosísimos y sin embargo, no sabía quien era este músico hasta que me lo has descubierto. Se puede ser gran maestro y estar olvidado e incluso en algunos casos, masacrado o no ser nada del otro mundo y ser reconocido mundialmente. Así es la vida.
Por cierto, ¿quién es Santa Justa y su entrañable líder Boliche?

Otis Driftwood dijo...

Dr. Jones, tu salud mental agradecerá no conocer ni a Boliche ni a su inclasificable grupo.

Anónimo dijo...

Existen que uno sepa, un sinfín de categorías en las que poder aglutinar el crisol de blogs que se presentan ante la retina de uno. A botepronto, los hay divulgativos, los hay informativos, los hay personales, y los hay reflexivos.

De las anteriores, el suyo nos ponía porque estaba a caballo entre el personal y el reflexivo, esto es, tradicionalmente nos obsequiaba con reflexiones bien tiradas sobre temas de más o menos actualidad y con una cierta base empírica o vivida pero siempre interesantes.

Pero hemos de convenir, la familia al completo, que esto que ha soltado es una chapa divulgativa de documental de lata; ni es fresco ni aporta nada ni nos permite ahondar en usted, que tan sugerente nos ha parecido siempre.

Recupere el tino, amigo Tranka

La familia Natillas

Tarquin Winot dijo...

Sí, la verdad es que el nombrecito se las trae, pero mira Beethoven, con su imposible "eeth" encima y goza de una popularidad que rivaliza con la de Boliche.

Este personajillo, Dr. Jones, es el ¿líder? de un grupito musical para niños (aunque, por sus letras, podín ser banda sonora de cualquier peep show) formado por los ¿actores? más jovenes de la serie "Los Serrano". Otis les dedicó un impagable artículo hace varios meses en su blog, pero como lo cerró hace ya siempre, tan necesario documento está perdido para siempre. De todos modos, hazle caso y aléjate de sus odiosas canciones por el bien de tu salud.

Me decepciona que cataloguen ustedes mi blog como "personal o reflexivo". Si de algo estoy orgulloso en este rinconcito es de colgar lo que me apetece en cada momento y no ser, bajo ningún concepto, una cajita susceptible de etiquetado, empaquetado y archivo inequívoco. En la categoría de "Personajes" y, sin ánimo de ser exhaustivo, hay entradas dedicadas a Errol Flynt, Pavarotti o Roy Orbison que no difieren demasiado de la presente y cuyo objetivo es, y disculpen que les robe palabras, divulgativos y, si me apuran, educativos. En ellos, simplemente declaro mi admiración por un personaje y pretendo crear la curiosidad en quien lo lea para que se anime a averiguar algo más sobre estos artistas y pueda, en su caso, compartir el placer musical o lector o visual que yo disfruto. Nada más. Y nada menos. Si no les ha gustado, lo lamento, pero aquí no ha cambiado nada, ni es cuestión de afinar o no. Unas entradas gustan y otras no. Y punto.

Anónimo dijo...

Salgo en innecesaria defensa del Sr. Winot a hacer cuanto le plazca en su casa, pues para eso es la suya pese a que la comparta con nosotros.

Así, clan Natillas, que si el Sr. Winot quiere descolgarse una chapa infinita, reconozcan ustedes su derecho a hacerlo o no, lo tiene.

Y, dicho sea de paso, a mí me ha parecido que la glosa del Sr. Winot ha hecho parecer interesante la insulsa vida de Haydn, lo que es un mérito impagable y demuestra su acierto una vez más.

JM

sonia f dijo...

Pues a D. Salvador, mi profe de música, debía encantarle. De su clase salíamos todos sabiendo cositas de Haydn.
Y Dvorak (¿cómo cojones se escribe?)también le gustaba mucho.

D. Salvador, ahora que lo pienso, molaba mucho. Y no sólo por lo de Haydn. Ya no hay profes así (porque ya no se está en clase así, básicamente)

Tarquin Winot dijo...

Gracias por el, efectivamente, innecesario, pero siempre agradecido apoyo a mis palabras, Jotaeme. De todos modos, no te cebes mucho con los Natillas. Ya sabes que son un tanto especialitos.

El amigo Salvador debía de ser un profesor de categoría, mi cítrica amiga de la realeza. Conocer a Mozart o a Bach es de incuestionable necesidad, pero al pobre Haydn, en general, se le aprecia poco y, mucho menos se le enseña con cariño y admiración como, imagino, haría tu profesor. Eso que llevas ganado.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Me ha gustado. Un gran músico. Para mí, aquella música tenía mucho más mérito que la actual música comercial.

un saludo

BUDOKAN dijo...

Hola Tarquin, primero quería felicitarte por la futura paternidad, creo que debe ser un gran momento de tu vida para ti y tu pareja. Segundo la sorpresa ante este genio de la música. Saludos!

Tarquin Winot dijo...

No hay que olvidar que aquello fue también comercial en su época. Respecto a la calidad, ahí no hya duda. En cien años, nadie sabrá quién es Alejandro Sanz, mientras que, por entonces, Mozart, Wagner o el propio Haydn seguirán siendo mitos inalcanzables de la música.

Gracias, Budokan. La criaturita ya roza los seis centímetros. Seguiremos inoformando. En cuanto a papá Haydn, te recomeindo que te hagas con las Sinfonías de Londres. Oro puro, amigo mío.