martes, 27 de enero de 2009

Artificiosa naturalidad


Dicen que Dios da pañuelo a quien no tiene mocos. Ironía divina, caminos inescrutables....... En realidad, fórmulas políticamente correctas, huecos eufemismos para reconocer, no sin pesar, que venimos a este mundo con una mano delante y otra detrás y es nuestro destino terminar del mismo modo, por lo que nunca uno debe confiar en que lo que le es propio permanecerá así para siempre. Y quien tenga dudas puede echar un vistazo a la vida de Maurice Ravel para comprobar que de nada sirve ser uno de los compositores más creativos, tenaces y virtuosos del siglo XX , si al destino le entran ganas de jugar a los dados

El compositor de "Bolero", que logró hipnotizar a millones de amantes de la música repitiendo las mismas notas durante un cuarto de hora sin que un sólo minuto sea en realidad igual a otro. El hombre que declinó elegantemente la petición de Gershwin de recibir clases suyas para perfeccionar su estilo con un humilde "¿por qué quiere ser usted un mal Ravel cuando ya es un excelente Gershwin". El perezoso que no dejaba de buscar retos y que no dudo en componer un concierto de piano "para la mano izquierda" con tal de que su amigo Paul Wittgenstein, manco tras la I Guerra Mundial continuara su actividad artística. El meticuloso y prolijo compositor que fue acusado toda su vida de ser "un relojero suizo" sin alma ni sentimiento y que luchó siempre por lograr que el público entendiera que él era "artificial por naturaleza". El alquimista que conocía hasta el más pequeño detalle de los entresijos de la orquestación y que convertía una pieza para piano en un deslumbrante arco iris sinfónico.

Todos estos hombres, que en realidad eran uno solo, se vieron mutilados por el capricho del azar en la plenitud de su arte, reciente aún el alumbramiento de su Concierto para Piano en Sol, quizás la más hermosa composición para dicho instrumento del siglo XX. El niño que nunca abandono el mundo de la magia, como le definió su amigo Léon Leclère, fue castigado por su genialidad a permanecer mudo y ajeno durante sus últimos años de vida a causa de una enfermedad neuronal degenerativa que acabó con sus manos, con su voz y con su mente, condenándolo a la muerte artística mientras docenas de proyectos se acumulaban en su escritorio y, en otra broma cruel del destino, llevándolo a la tumba un día de los inocentes de 1937. Puro artificio, finalmente.

9 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

Llevo un tiempo pensando dedicar algunas palabras al celebérrimo "Bolero".

Triste final para alguien que nos dio piezas tan hermosas y sensuales.

Saludos

IVAN REGUERA dijo...

No conocía la historia con Gershwin. Grandiosa.

Tarquin Winot dijo...

Estaré con el anzuelo puesto, Möbius, el "Bolero" da mucho juego.

Además de ingenio musical, Ivan, el tipo parecía tener un don para la réplica que no le iba a la zaga.

sonia f dijo...

Recuerdo ser muy pequeñita y quedarme totalmente embobada, e imaginaba toda clase de cosas chulas al ritmo de la música.

Tarquin Winot dijo...

Es que la música del diminuto francés, Cosmic, tenía algo de hipnótico... y no sólo en "Bolero"

Anónimo dijo...

Encendida prosa para un compositor montonero y plasta.

JM

Tarquin Winot dijo...

Una opinión de argumento tan documentado y llena de sólidas bases dialécticas como la que has dado , mi querido Jotaeme, es difícil de contradecir.Hago mutis por el foro envuelto en las meditaciones que han generado en mi espíritu.

Anónimo dijo...

Pero si es que hasta los descendientes de Ravel acostumbraban a referirse a su antecesor por "el tostón del abuelo" o "el plasta de papá".

Si Mozart hubiera nacido en la segunda mitad del s.XX le habría llevado las maletas a Ennio Morricone, ese sí que es grande y no el petardo marinero ese que elogia, hombre.

JM

Tarquin Winot dijo...

Le veo provocador,mi estimado Jotaeme. Recuérdeme que le envíe una cabeza de caballo cocinada al estilo Corleone.