Buenas noches a todos menos a los que abominan de esa maravillosa tradición bloguera de las listas que permite a quien la practica dar a conocer los libros, películas, discos o marcas de pasta de dientes que han marcado sus meses precedentes. A esos, a los que no ven que estos inventarios de joyas heterogéneas dejan pequeño al rescate de Atahualpa y que consideran un divertimento menor e impropio este suculento deporte de compartir placeres sin fluidos con terceros, a esos, como decía, a esos, ni agua.
Esta noche vengo hablarles brevemente de cinco de los muchos libros leídos (que no necesariamente escritos, aunque alguno hay) en este año 2018 que se me escurre entre los dedos. Si bien la lista es una cuenta atrás hasta llegar a la medalla de oro, también les digo que salvo esa primera posición, que es indiscutible, cualquiera de los otros cuatro podrían ocupar la posición de su vecino en un interminable e innecesario juego de la silla para el que, la verdad, ya no tengo edad. Empezamos.
"Subsuelo", de Marcelo Luján: La obra, publicada ya hace más de tres años, es, sin la menor sombra de duda el mejor thriller con el que me he topado en los últimos años. El escritor argentino se marca un vórtice incómodo, obsesivo, truculento y más áspero que chupar una lima de ebanista. Leo lo escrito hasta ahora y me replanteo lo de definirlo como thriller. La verdad es que es no hacerle justicia a una obra donde la verdadera historia está, como bien anuncia el titulo en lo que no se ve aun estando siempre presente, en las consecuencias más que en los hechos. Una obra verdaderamente brillante. Y también les aseguro que nunca volverán a mirar a las ordenadas y afanosas hormigas de la misma manera. "Fue la adolescencia (...), ese manojo de años en los que casi cualquier cosa, siempre, es posible".
"La mirada de los peces", de Sergio del Molino: Tengo debilidad por este hombre. Eso no puedo evitarlo. Desde "La hora violeta" de la que ya hablé aquí hace tiempo, acudo a sus publicaciones sin apenas saber el tema de su nueva obra. Y nunca decepciona. Estas memorias de juventud que no son sino una excusa para reflexionar sobre la importancia de ser coherente y sobre el ajuste temporal al que uno debe someter al pasado y a quienes lo habitan, son un nuevo acierto del que, a día de hoy, creo que es el escritor más en forma del panorama narrativo patrio. "Se ofende quien no está seguro de lo que cree, quien hace esfuerzos por convencerse. El creyente de verdad es alguien inmune a la opinión ajena."
"La maravillosa vida breve de Oscar Wao", de Junot Diaz: ¿Quien puede resistirse a una obra que da inicio con una cita del número 49 de "Los Cuatro Fantásticos"
cortesía del tristemente fallecido Stan lee? Yo, sinceramente no. Luego
me he enterado de que las tribulaciones de Óscar y su familia está
consideradas de forma casi colegiada, uno de los mejores libros del siglo
XXI, un ejercicio de estilo magistral (media docena de narradores que
entrecruzan sus historias sin chocarse ni una sola vez) , un lenguaje
literalmente propio, mezcla imposible de español, inglés y dominicano,
referencias a lo mas florido del frikismo universal (Marvel, DC, El
Señor de los Anillos, etc) los personajes femeninos mejor perfilados (a
Belicia Cabral cuesta olvidarla) con los que he topado en mucho tiempo,
una clase magistral de historia dominicana y que contiene un personaje
central, Oscar Wao, la versión caribeña de Ignatius reilly, como bien he
leído en algún lado que es, desde ya mismo, una nueva presencia
indiscutida en mi panteón de grandes personajes de la literatura
universal. "Nunca son los cambios que queremos los que cambian todo"
"El mar", de John Banville: Mis referencias sobre Mister Banville derivan de Javier Marías por el que, como saben, siento devoción. En una entrevista le leí diciendo que era actualmente el mejor escritor vivo en lengua inglesa y poca mecha más necesité para lanzarme a la búsqueda de material. Y el resultado de la aventura ha sido sencillamente magistral. "El mar" es una obra maestra. Y punto. Eso sí, desde ahora mismo les desaconsejo vehementemente que acudan a ella si andan con el ánimo un poco bajo, porque la historia que nos muestra aquí el escritor irlandés es amarga (los efectos de la muerte), melancólica (hay que acudir al pasado para poder entender el presente y especialmente el futuro) y, sobre todo, desoladora (únicamente cuando a uno le ponen el espejo delante es posible entender las miradas de los demás). "El pasado late en mi interior como un segundo corazón"
Y dijo Stan Lee, "¿Qué le importan las vidas breves, anónimas... a Galactus? |
"El mar", de John Banville: Mis referencias sobre Mister Banville derivan de Javier Marías por el que, como saben, siento devoción. En una entrevista le leí diciendo que era actualmente el mejor escritor vivo en lengua inglesa y poca mecha más necesité para lanzarme a la búsqueda de material. Y el resultado de la aventura ha sido sencillamente magistral. "El mar" es una obra maestra. Y punto. Eso sí, desde ahora mismo les desaconsejo vehementemente que acudan a ella si andan con el ánimo un poco bajo, porque la historia que nos muestra aquí el escritor irlandés es amarga (los efectos de la muerte), melancólica (hay que acudir al pasado para poder entender el presente y especialmente el futuro) y, sobre todo, desoladora (únicamente cuando a uno le ponen el espejo delante es posible entender las miradas de los demás). "El pasado late en mi interior como un segundo corazón"
"Tierra de campos", de David Trueba: El incontestable número uno del año. Trueba tiene una extraña fijación con los viajes físicos como vehículo para explorar las raíces de sus personajes y su última obra no es una excepción. Lo que ocurre es que en este caso alcanza cotas de calidad que casi provocan mal de altura. Les presento a Daniel Mosca, un cantante y compositor que aprovecha el traslado del féretro de su padre a su pueblo natal para contarnos sus vivencias, sus amores y sus (muchas veces absurdas) decisiones y las (sin)razones que las alumbran. Como ya he comentado en alguna ocasión, apunto en una libreta frases o ideas que se me aparecen en los textos que leo y en el caso de "Tierra de sombras" tengo páginas y páginas con imágenes llamativas, pensamientos o descripciones de la que no se pueden dejar pasar entresacadas de sus páginas. Algunas me divierten, otras me llevan por caminos poco transitados y hay algunos que me dejan el corazón como una cama sin hacer. Todas ellas junto a las innumerables hermanas que viven en las paginas de "Tierra de campos" conforman una obra de las que perduran. "Me gusta imaginar a mis hijos cuando sean mayores. Ojalá no les desaparezca nunca del todo la cara de niños. Son tristes las personas a las que no se les puede adivinar la cara del niño que fueron y más tristes aún son esos niños que ya tienen la cara del adulto que serán".